bilbao - La Naval entrará mañana en concurso de acreedores con aliento. La situación sigue siendo grave pero en los últimos días se han dado pasos para lograr salvar la empresa. Por un lado, el cablero Living Stone que el armador Deme-Tideway intentó sacar de Sestao con nocturnidad y sin previo aviso fue trasladado ayer a Santurtzi, donde será terminado por trabajadores de la industria auxiliar del astillero. Está previsto que La Naval reciba parte del dinero pactado con la empresa holandesa en los próximos días, un importante balón de oxígeno para encarar el proceso concursal. Además, dirección y comité han acordado un ERE de suspensión de tres meses para toda la plantilla en el que se garantiza el cobro del 100% de los salarios.
La imagen del Living Stone recorriendo ayer por la tarde el trayecto entre Sestao y Santurtzi ilustra mucho más que un traslado. Es la confirmación de que, después de la rocambolesca escena vivida en las instalaciones de La Naval en la madrugada del 21 de septiembre, el astillero ha sellado la paz con el armador holandés y logra, de paso, enviar un mensaje de confianza a los otros dos clientes que esperan la entrega de buques y en general a todo el sector.
No ha trascendido la cifra final que ha permitido acercar posturas entre La Naval y Deme, en principio inferior a los 9,5 millones de euros que reclamaba la empresa vizcaina -el armador quería rebajar el precio del cablero a 4,5 millones-. Pero lo más relevante es que el astillero recibirá parte del dinero del barco en los próximos días, incluso el pago podría producirse hoy mismo, obteniendo así liquidez para afrontar las nóminas de los trabajadores y otros pagos corrientes en los próximos meses.
El concurso de acreedores arranca así ciertas garantías de evitar la liquidación, aunque para ello hace falta un inversor. Además, el acuerdo con el grupo Deme ayuda a hacer lo propio con Van Oord, empresa holandesa para la que se están construyendo dos dragas, y con Balearia, que ha contratado un ferry que debería iniciarse a finales de este año. Por ahora Van Oord no ha mostrado intención de sacar de Sestao los barcos y el entendimiento con Deme contribuye a que no haya movimientos en esa dirección una vez iniciado el concurso.
En lo relativo al Expediente de Regulación de Empleo (ERE), la dirección y el comité han acordado ponerlo en marcha durante tres meses -hasta el 31 de diciembre-, la mitad del tiempo que pedía la empresa, un periodo en el que los 180 trabajadores irán entrando y saliendo en el expediente en función de lo que demande la actividad. La empresa se compromete a complementar hasta el 100% del salario de los trabajadores en ERE, una garantía posibilitada en gran medida por el acuerdo con Deme.
Las contratas estuvieron presentes también en la reunión de empresa y comité, que acordaron que serán empresas auxiliares que ya trabajaban en el astillero las que se encarguen de las tareas para finalizar el Living Stone, lo que permitirá salvar unos 300 empleos. El barco que fue objeto de un intento de robo fue amarrado ayer en uno de los muelles del Puerto de Bilbao en el municipio de Santurtzi, y está previsto que quede acabado en seis meses. El buque pasará a ser propiedad de Deme en cuanto se formalice el pago de la cantidad acordada, aunque el armador deberá respetar el acuerdo y esperar a que esté terminado para llevárselo.
Se allana así el camino para la supervivencia de La Naval, y de hecho los trabajadores mostraron ayer su confianza en que el año que viene comience ya sin medidas de regulación de empleo. Para ello será esencial, además de terminar en las gradas de Sestao las dragas de Van Oord y salvar el ferry ya contratado, que se confirme que hay un inversor interesado en continuar con el proyecto y rescatar a La Naval del concurso. El empresario Manuel Del Dago es el que está más cerca de formalizar una oferta después de haber estado recabando apoyo financiero en Madrid en las últimas semanas.