El mercado ferroviario mundial está en fase de crecimiento y las perspectivas son positivas de cara a los próximos años porque el crecimiento medio anual esperado por el sector superará el 2,5%. Un pastel económico del orden de los 160.000 millones de euros al que aspiran, a una porción al menos, dos empresas con fuertes intereses en el País Vasco, la guipuzcoana CAF y la madrileña Talgo.

El problema es que en este sector industrial, como en otros muchos, se está produciendo una consolidación mundial de mano de la globalización en la que ya destacan dos jugadores de altos vuelos. Uno, por dimensión y enorme tamaño del mercado interno, es el chino CRRC. El otro, por su nivel tecnológico, es el germano-francés Siemens-Alstom.

Para hacerse una idea de a qué se va a tener que enfrentar CAF sólo se necesita ver un par de números: CRRC factura 30.500 millones de euros anuales y Siemens-Alstom, 15.300 millones. Por su parte, la compañía de Beasain se mueve en los 1.300 millones de euros y en este sector el tamaño también importa sobre todo en lo referente a los recursos destinados a la investigación y el desarrollo tecnológico, al famoso I+D.

El apoyo del Gobierno chino a la fusión de sus dos grandes compañías regionales para crear el gigante CRRC, en 2015, ha tenido contestación en Europa. Y como está pasando en la mayoría de los sectores es Alemania la que lleva las riendas. El futuro líder ferroviario europeo fruto de la integración de Siemens y Alstom estará operativo a finales del próximo 2018

La empresa resultante, que será el segundo fabricante mundial del sector después del grupo chino, tendrá mayoría alemana en su capital -salvando las distancias lo mismo que ha hecho la misma Siemens con Gamesa en el sector eólico-, aunque, para compensarlo, su sede estará en París.

En un mercado internacionalizado y con márgenes a la baja, los recursos para el desarrollo tecnológico son claves. Los futuros trenes serán automáticos y con mayor eficiencia energética, y para avanzar en dichos campos empresas como CAF, con una capitalización de 1.173 millones de euros y unas ventas anuales de 1.318 millones, puede tener en Talgo, mucho más pequeña, con 644 millones de valor bursátil y 579 millones de ventas anuales, la oportunidad de dar un salto adelante de cara a un porvenir para el que todavía hay importantes players como Bombardier o Hitachi, que no han movido ficha. Lo que está claro es que las fusiones van a seguir en la industria ferroviaria y Euskadi no puede perder el tren.