Bilbao - Escasos en número, los contratos de relevo son una buena ocasión de lograr cierta estabilidad laboral para los jóvenes. Su filosofía se basa en el traspaso de conocimiento y experiencia de un trabajador que se jubila de manera parcial a un joven en formación hasta que el veterano cumple la edad para retirarse definitivamente. En la práctica es una forma barata -cada vez menos- para la empresa de rejuvenecer la plantilla y ahorrar costes vinculados a la antigüedad del que se marcha. El contrato de relevo vivió su apogeo antes de la crisis pero comenzó a caer en picado en 2009 en un descenso agravado por el endurecimiento de las condiciones de acceso. La mejoría económica y los acuerdos del diálogo social vasco han reactivado esta fórmula, pero este año la progresión se ha detenido.
Según datos del Ministerio de Empleo, en los siete primeros meses del año se han realizado en la CAV 764 nuevos contratos de relevo, por debajo del volumen acumulado en el mismo periodo del pasado año, que superaba los 800. El retroceso es de solo un 4% pero supone un frenazo en la incipiente recuperación que mantenía esta modalidad en Euskadi desde 2014.
El repunte de estos últimos años tiene que ver sobre todo con la mejoría de la situación económica, que favorece la contratación, y con los estímulos puestos en marcha por la administración vasca. El impulso al contrato de relevo fue uno de los principales acuerdos que se alcanzaron en la mesa de diálogo social vasco en el ecuador de la pasada legislatura, con una subvención de 6.000 por contrato a sumar a las rebajas en las cotizaciones sociales que recoge la legislación estatal.
Para las empresas es una buena ocasión para ir dando paso a las nuevas generaciones mientras que los sindicatos que apoyaron las ayudas, CCOO y UGT, vieron una vía para fomentar el empleo indefinido y con buenas condiciones y de ganar una pequeña batalla a la precariedad que se ha extendido en el mercado de trabajo.
La decisión de contribuir a reforzar este tipo de acceso al empleo se tomó en la mesa de diálogo en 2015, aunque no fue hasta el año pasado cuando los relevos contaron con dotación presupuestaria por parte del Gobierno Vasco. En concreto, se habilitaron cerca de cinco millones con la intención de financiar 750 relevos en 2016, siempre para jóvenes menores de 30 años, dejando la puerta abierta a ampliar la partida en caso de ser necesario. Pero las solicitudes por parte de las empresas han sido muchas menos de las esperadas, lo que ha llevado a Lakua a reducir el dinero disponible en el programa de este año.
En realidad, es una fórmula que lleva mucho tiempo de capa caída. Creado a finales de los años noventa, pronto se vio que era bueno para trabajadores y empresas pero no para la Seguridad Social -cada relevo tenía un coste para el sistema de unos 125.000 euros, según cálculos previos a la crisis-. Un mal negocio para el Estado y más aún en los tiempos que corren, con la caja que paga las pensiones en una grave encrucijada financiera. La jubilación anticipada choca de bruces con la filosofía que guía las últimas reformas del sistema de pensiones, orientadas a alargar el máximo posible la vida laboral.
El contrato de relevo ha sido reformado en varias ocasiones en los últimos años, la última en 2013. En general, los cambios han ido imponiendo requisitos al trabajador que accede a la jubilación parcial -33 años cotizados-, lo que le ha restado incidencia también en la administración pública, y elevando las condiciones mínimas del relevista, por lo que es menos atractivo para el empresario. En todo caso, la última ley abrió un periodo de gracia que permite ser relevado con mayor facilitad a aquellos trabajadores que cumplan 61 años antes de 2019 y tengan firmados acuerdos en este ámbito con su empresa anteriores a abril de 2013. Es decir, si el contrato de relevo no resurge en estos dos próximos años, es lógico pensar que a partir de 2019 será una figura en vías de extinción.
mínimos en 2013 Sí se ha producido un tímido despegue en Euskadi entre 2014 y 2016 después de que estos contratos tocaran suelo en 2013, en el que no se alcanzaron ni el millar de nuevos empleos a través de este mecanismo, con poco más de 500 hasta julio. Un vertiginoso descenso en comparación con los más de 3.000 suscritos hasta el verano de 2008, que cerró con más de 5.000 contratos de relevo.
En 2016 fueron 806 hasta julio y más de 1.400 en el conjunto del año, buenas cifras -un centenar más que en 2015- que apuntaban a una cierta revitalización. En cambio, este año ni siquiera se están alcanzando los niveles de 2016 a pesar de que la contratación en conjunto continúa creciendo a buen ritmo.
El frenazo confirma que, si continúan creyendo en esta modalidad, Gobierno Vasco, patronal y sindicatos, deberán repensar el sistema de estímulos. El diálogo social camina en Euskadi a trompicones rodeado de las críticas de ELA y LAB y por ahora sus escasos resultados dan la razón a los sindicatos abertzales sobre su efectividad.
Antes del verano los agentes participantes se comprometieron a relanzar el foro tripartito, pero incluso CCOO y UGT han sido críticos con la forma en que el Ejecutivo ha puesto en marcha los acuerdos. “No somos una consultora del Gobierno Vasco a la que pedir opinión”, dijo en junio la secretaria general de CCOO-Euskadi, Loli García.
Traspaso de experiencia. La filosofía del contrato de relevo es facilitar la jubilación anticipada de un trabajador que, en el tiempo que le resta hasta el retiro definitivo, transmite su conocimiento a un empleado joven. En la práctica esa función de correa de transmisión de conocimiento se disipa y se ha convertido en una forma de abaratar costes para las empresas.
Nuevos requisitos. El Gobierno español ha ido endureciendo los requisitos de acceso para relevista y relevado al comprobar que la fórmula genera pérdidas a la Seguridad Social. En 2013 se abrió un periodo de gracia para quienes cumplieran 61 años antes de 2019 y ya tuvieran firmado un compromiso con su empresa.
Ayudas. El Gobierno Vasco ha aprobado ayudas de 6.000 euros por relevo tras los acuerdos del diálogo social, que se suman a las bonificaciones sociales que contempla la regulación estatal, con escasa acogida por parte de las empresas. Tras el incremento producido a partir de 2014, el contrato de relevo ha vuelto a pinchar este año.
764
Son los contratos de relevo que se han firmado hasta julio en Euskadi, un 4% menos que en el mismo tramo del pasado año. Se paraliza así la recuperación iniciada en 2014, que en todo caso no ha permitido un acercamiento a las cifras de 2008, con más de 3.000 relevos hasta julio.