bilbao - Euskadi no ha sido una excepción dentro del proceso de devaluación salarial que ha vivido el sur de Europa en los últimos años. Aunque las condiciones de trabajo presentan muchas aristas, de forma general se puede decir que la crisis ha hecho que las empresas vascas hayan dejado de ser las que más pagan del Estado español y, de hecho, el sueldo medio bruto hace tiempo que es más alto en la Comunidad de Madrid. Esa equiparación ha tenido su reflejo en los convenios vascos, tradicionalmente mucho mejores que los estatales pero que en los últimos dos años han recogido subidas salariales muy parecidas. Parece que el despegue del incremento pactado que se está produciendo este año vuelve a devolver a Euskadi esa ventaja. Como todos los indicadores estadísticos, este también requiere de interpretación. Y es que la subida media pactada es solo un termómetro más del contexto sociolaboral y no puede trasladarse al conjunto de los trabajadores sino únicamente a los que tienen su convenio en vigor, en este caso los renovados en lo que va de año. Eso sí, es un dato que aporta información sobre el ambiente que se respira en las mesas de negociación entre patronales y sindicatos y que tarde o temprano acaba influyendo de un modo u otro en las nóminas de todos los asalariados.
Según las estadísticas del Ministerio de Empleo, los convenios firmados en la CAV hasta julio recogen un alza salarial media del 1,51%, cifra que coincide con la del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) de junio (1,54%). La mejoría sigue algo por debajo del aumento de los precios, del 1,7% según el último dato de julio, pero mantiene una senda alcista tras años atascada en el entorno del 1% e incluso por debajo. Los datos del ministerio recogen una subida media en los convenios vascos del 0,99% en 2016 y aun más baja los dos años anteriores -0,53 y 0,72%-. Han sido los peores años para la cuestión salarial en la negociación colectiva, con el correspondiente deterioro de la capacidad de compra, coincidiendo además con el pico de mayor tensión entre empresarios y sindicatos tras la aprobación de la reforma laboral.
En ese sentido, los cambios legislativos de Mariano Rajoy tuvieron un efecto inmediato en los salarios de los convenios vascos, bajando el incremento medio de casi el 3% en 2011 al 1,66% en 2012, mientras que en 2013 se quedó en el 1,01%. En perspectiva, la cifra que se acumula hasta julio es la más alta de los últimos cinco años, aunque continúa muy lejos de los números anteriores a la crisis, cuando se superaba el 4%.
En pleno despegue, la subida media de los convenios vascos empieza a tomar cierta distancia con la media española, que ha quedado en julio en el 1,33%. Esas dos décimas son una diferencia pequeña, pero en un escenario de crecimiento económico en el que, previsiblemente, ambas cifras seguirán creciendo, es probable que la brecha se acentúe en los próximos meses.
En 2015 los sueldos en convenio tocaron suelo en la CAV, con un incremento medio de solo medio punto que quedó por debajo de la media estatal. El pasado año ambos dígitos fueron similares mientras que en los ejercicios anteriores Euskadi conservaba, pese a la contención, subidas algo superiores a las de los acuerdos estatales.
Esa situación ventajosa que se recupera este año conlleva, además, que la CAV vuelve a ser la autonomía con los mayores incrementos. Esa condición que históricamente han podido lucir los acuerdos colectivos vascos se había perdido en el último trienio, de forma que se recupera un liderazgo que el marco laboral vasco no ostentaba desde 2013.
En lo que va de año únicamente las empresas asturianas y valencianas siguen la estela de las de Euskadi, según los registros del Ministerio, con incrementos salariales en esas dos autonomías muy cercanos a ese listón del 1,5%.
nuevo escenario Consecuencia o no del histórico acuerdo de enero para blindar el marco vasco, el acelerón de la subida pactada llega justo después de aquel consenso. De hecho, rompiendo con la dinámica anterior, las relaciones laborales se han vuelto más tensas a nivel estatal en los últimos meses mientras que en Euskadi, aunque no se puede hablar de normalización, están apareciendo síntomas que indican que hay margen para los acuerdos.
“ELA se mantiene en muchas mesas. ELA está negociando”, afirmaba a comienzos del verano el presidente del CRL, Tomás Arrieta. El optimismo del presidente del CRL se ha visto respaldado recientemente por el apoyo del sindicato mayoritario al convenio del sector del transporte por carretera de Araba, firmado por las cuatro grandes centrales vascas. En este mismo territorio ELA ha suscrito el convenio de bodegas, en este caso con LAB y UGT, o de socorristas y monitores deportivos, con LAB y CCOO tras una semana de huelga.
En el aspecto salarial, el denominador común de estos pactos, como ha ocurrido también en los últimos convenios de empresa suscritos por ELA, es el vínculo al IPC. Una línea roja sindical que supuso un claro freno a la renovación de convenios en los últimos años pero que, con cuentagotas, las patronales parecen dispuestas a aceptar.
Aunque con un reparto territorial irregular con la mayor parte de acuerdos concentrados en Araba, hay un dato que permite intuir un ligero movimiento en la negociacion colectiva. En junio eran 190.000 los asalariados vascos con su convenio renovado, apenas uno de cada tres pero 22.000 más que en el mismo mes de 2016. Por otro lado, el hecho de que patronal y sindicatos no hayan podido fijar una subida general en 2017 puede condicionar a la baja la media pactada en los convenios de ámbito estatal los próximos meses.