Con motivo del 25 aniversario de la apertura de la línea del AVE entre Madrid y Sevilla, el pasado 21 de abril, los datos sobre la transformación que supuso el sistema de alta velocidad ferroviaria en España desde aquel 1992 son evidentes. El primero de ellos tiene que ver con el número de viajeros. La evolución a lo largo de estos 25 años sitúa la cifra acumulada de viajeros que han utilizado la red de alta velocidad en España en 357,5 millones de viajeros.
Respecto a las cifras relativas al pasado año 2016, más de 35,2 millones de viajeros utilizaron los servicios de alta velocidad de Renfe, incluidos servicios Ave, Avant (Alta Velocidad Media Distancia) y Alvia; frente a los 1,3 millones de viajeros que utilizaron los servicios de alta velocidad (Ave y lanzaderas) en 1992 (Abril-Diciembre).
Los 35,2 millones de viajeros que utilizaron los servicios de alta velocidad en España en 2016 se distribuyen de la siguiente manera: 20,4 millones de viajeros en trenes Ave y 7,4 millones de viajeros en trenes de alta velocidad de medias distancias (Avant), que unen poblaciones más cercanas en recorridos interprovinciales íntegramente por la red de alta velocidad. (Madrid-Toledo, Barcelona-Girona, etc).
En cuanto a los viajeros que utilizaron los servicios de larga distancia mixtos, la cifra alcanza los 7,4 millones.
Partiendo de estos datos, el tren es, por tanto, 25 años después del primer servicio de alta velocidad, el principal modo de transporte colectivo elegido en España para trayectos de larga distancia peninsulares.
En cuanto a la longitud del trazado del Ave, con más de 3.200 kilómetros en la actualidad, es la red viaria más grande de Europa y la segunda en el ranking mundial, solo por detrás de China.
Velocidad comercial media El incremento de la velocidad comercial media que permite el sistema de alta velocidad ferroviaria es, sin duda, el factor clave que ha provocado la transformación del sistema de transporte peninsular en España. Los datos en este apartado también muestran un antes y un después en las principales conexiones donde el tren de alta velocidad ha irrumpido. La velocidad comercial media se sitúa hoy en 222km/h por la red de alta velocidad, superior a la de Japón (218 km/h) y Francia (216 km/h), según datos de Adif Alta Velocidad (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias).
El salto respecto a finales de la década de los ochenta es elocuente, con incrementos alcanzados del 160%, como se puede ver en el caso de la conexión Ave Barcelona-Madrid, cuya velocidad comercial media en un viaje sin paradas se sitúa hoy en 248 km/h.
Un vistazo a los tiempos de viaje previos a la red de alta velocidad recuerda en qué punto se encontraba el ferrocarril en España y hasta qué punto esta tecnología es capaz de cambiar la situación, con beneficios que van más allá del tiempo que se pasa viajando. Al margen de la fiabilidad, la puntualidad y el confort, y de los efectos ambientales y económicos, la alta velocidad ferroviaria otorga un nuevo valor al tiempo cuando se trata de recorrer distancias superiores a 100 kilómetros.
más que un medio de transporte Más allá del desarrollo de la infraestructura y los propios trenes y tiempos de viaje, el cambio ?provocado a lo largo de estos 25 años ha sido también muy profundo en cuanto a la experiencia que supone viajar hoy en día. Desde las aplicaciones móviles (Renfe Ticket) hasta el entretenimiento a bordo (PlayRenfe WIFi en el AVE Madrid-Sevilla y próximos corredores) o el empleo de las redes sociales, la sociedad ha empezado a demandar mucho más que alta velocidad en sus desplazamientos.
Otro aspecto que ha marcado el desarrollo de estos 25 años tiene que ver con el cuidado medioambiental. El ferrocarril representa hoy uno de elementos centrales para una economía baja en carbono y el impacto de los servicios de alta velocidad en España durante sus primeros años de vida así lo pone de manifiesto.
En cuanto a la intensidad energética del sector ferroviario (energía final consumida por unidad transportada) comparada con 1990, la cifra ha decrecido un 33% en todo el mundo. En la actualidad, más de un tercio de la energía utilizada en los ferrocarriles es eléctrica y un cuarto de las líneas están electrificadas a nivel mundial.