madrid - Cinco años después de que Europa tuviera que rescatar a la banca española, principalmente por el agujero de Bankia, la caída de una nueva entidad de peso como es Banco Popular -la sexta del Estado por volumen de activos- confirma que el sector financiero no ha superado la crisis. En este caso es el Banco Santander y no el erario público el que asume las pérdidas del Popular, que superan los 7.000 millones de euros. En el primer rescate dirigido por el BCE y el resto de autoridades bancarias europeas, el banco de Ana Patricia Botín ha comprado el Popular por un euro, lo que en principio garantiza los depósitos de los clientes pero implica que 300.000 accionistas perderán su inversión.

La compra del Popular por parte del Santander se confirmaba ayer después de que el martes por la noche la entidad de Botín anunciase una importante ampliación de capital. Con el visto bueno de las autoridades europeas, el Santander explicó que la operación es el resultado de “un proceso competitivo de venta” que han llevado a cabo la Junta Única de Resolución -agencia europea encargada del rescate de bancos- y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) con la supervisión del BCE.

Distintas fuentes señalan que fue el mismo martes por la noche cuando el BCE decidió actuar al considerar que la situación de la entidad era inviable por falta de liquidez. Activados los mecanismos de venta, fue la oferta del Santander -también ha trascendido interés por parte de Bankia, CaixaBank y BBVA- la que más gustó a las autoridades europeas.

Según Botín, la adquisición asegura “la completa seguridad” de los depósitos del Banco Popular y la continuidad de sus operaciones, que pasan a formar parte del Santander, así como de los cerca de 11.000 trabajadores.

Los perdedores, como se veía venir, son los más de 300.000 accionistas y titulares de bonos del banco que hasta ayer presidía Emilio Saracho, que como apuntó Botín no recibirán compensación. Asociaciones de consumidores y despachos de abogados ya han anunciado reclamaciones.

La entidad resultante será el mayor banco de España, con 17 millones de clientes y una cuota de mercado en créditos del 20%. Para ello el Santander tendrá que captar 7.000 millones de capital, que le servirán para tapar el agujero que deja el Popular. El nueva Banco Popular, ya bajo el control del Santander, estará dirigido por un consejo encabezado por el ingeniero bilbaino Javier García Cantera.

sin “presiones” La operación dota de “certidumbre y estabilidad” al sector financiero, aseguró Botín, que remarcó que no ha recibido “presiones” para rescatar al Popular. El movimiento, en todo caso, libra al Estado español de lo que hubiera sido una pesada carga para sus presupuestos.

No es la primera vez desde que estalló la crisis que una entidad al límite es rescatada por otra, pero en operaciones anteriores entraron en juego las ayudas públicas. No será así en este caso, como reiteraron Botín y el Gobierno español. En general, la solución ha sido bien valorada tanto en Europa como por oposición y sindicatos españoles. La ven como la salida menos mala a una quiebra que empaña la recuperación de la economía española y confirma que la crisis del ladrillo aun pesa a la banca.

Primer rescate europeo. La absorción del Popular por el Santander es el primer rescate dirigido por las autoridades europeas. El martes el BCE tomó la decisión de intervenir y ofrecer el Popular a distintos interesados ante la situación insostenible a nivel económico, entre los que la oferta del Santander fue la más sólida.

Por un euro. El BCE prácticamente regala el Popular al Santander, aunque este deberá ampliar capital para cubrir los más de 7.000 millones de pérdidas de la entidad quebrada. El Santander prevé que la adquisición le reporte beneficios a partir de 2019.

Pérdidas. Precisamente por el hecho de que la compra se hace casi a precio cero, 300.000 accionistas y tenedores de bonos perderán sus inversiones.