BILBAO - La economía sigue avanzando a buen ritmo pero también está aumentando la brecha salarial entre los trabajadores más preparados y los que tienen una baja cualificación. Ese diferencial en la evolución de los sueldos, que afecta sobre todo a los jóvenes y los parados de más de 45 años, se ha convertido en un “lastre” para la recuperación y una amenaza para muchos hogares en plena escalada de la inflación.

La advertencia es una de las conclusiones de Behatokia, el informe de coyuntura económica que elabora Deusto Business School (DBS) para la Fundación BBK, y hecho público ayer. Esa perturbación del mercado laboral se produce sobre todo en el ámbito del Estado, si bien también afecta “en menor medida” a Euskadi.

En este contexto, Behatokia percibe que si la situación no cambia hay riesgo de que se frenen primero las expectativas y más tarde la propia economía. La penalización a los empleos de baja cualificación no solo afecta a sus retribuciones, también a la calidad de los contratos, por lo habitual más sujetos a la temporalidad. En el otro extremo, los trabajadores más preparados tienen relaciones laborales de larga duración y mejor pagadas.

el riesgo de la inflación “Esta situación podría agravarse si este efecto de polarización se intesifica en un previsible escenario de subidas salariales como consecuencia del repunte de la inflación”, argumentan los profesores de DBS que han elaborado el informe. El motivo es que la subidas salariales generales se centran por lo común en el colectivo con empleo más estable y deja a un lado a los trabajadores con carácter temporal. Los que en estos momentos tienen peores condiciones laborales “paradógicamente podrían ver incrementada la precariedad en sus contratos”, advierte el Behatokia de junio, elaborado con datos del primer trimestre del año.

Esa tendencia es tal vez el borrón más vasto de la hoja de evaluación de la economía, que en el resto de factores, con el margen de algunas “tareas pendientes” se mueve dentro de los parámetros adecuados.

Así, el informe de Deusto y BBK destaca que el buen comportamiento de la economía global “está sosteniendo” el crecimiento del conjunto del Estado. “El impulso de las exportaciones ha servido para compensar la ralentización del consumo privado debido al incremento de la inflación”, añade. De cara al futuro y en el Estado, “la entrada complementaria del motor del turismo a pleno rendimiento” a partir del segundo trimestre del año permitirá mantener el tono de crecimiento, que es “muy positivo”. Euskadi notará menos el impacto del efecto turismo, pero su economía “ofrece un perfil más estable y equilibrado a medio y largo plazo”. Sin embargo, es preciso “acometer acciones estructurales que ayuden a paliar” los factores de riesgo. Entre ellos la polarización salarial del mercado laboral, el déficit público y el estancamiento de la productividad, se detalla en Behatokia. En el lado negativo, el informe de DBS también señala los datos sobre creación de empresas o traslados de sedes sociales en Euskadi. Se observa en este capítulo una “leve tendencia negativa en contraste con otras comunidades autónomas y, singularmente, con la de Madrid”.

Ese dinamismo empresarial se concentra en sectores estacionales como la construcción y el turismo, sin embargo, los autores del informe piden que se analice si esta situación se produce por unos mayores costes energéticos, laborales o fiscales y que se tomen medidas para garantizar la competividad vasca.