GASTEIZ - El debate fiscal vasco ha llegado a su foro natural, que es el Parlamento Vasco, y en este caso, aun recordando que las medidas tributarias vascas corresponden a cada una de las Juntas Generales de los tres territoriales forales de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, en el hemiciclo de Gasteiz, el lehendakari, Iñigo Urkullu, afirmó ayer que el “esfuerzo impositivo no debe recaer sobre las claes medias y bajas” vascas, aunque sí indicó que es necesaria una “revisión” del sistema fiscal. Además, instó a que el debate sobre la reforma tributaria no se utilice como “arma arrojadiza” con fines políticos.
Urkullu respondió en el Pleno de control del Parlamento Vasco, a sendas preguntas de EH Bildu y el PP en torno a la posible modificación del sistema tributario. La intervención del lehendakari se produce tras varias semanas en las que el debate sobre un posible incremento de los impuestos a través de una nueva reforma fiscal ha generado un cruce de declaraciones entre el Gobierno Vasco, las diputaciones forales y los dirigentes empresariales. Básicamente, el consejero de Hacienda del Gobierno Vasco, Pedro Azpiazu, había lanzado un discurso en el que se mostraba partidario de llevar a cabo una reforma importante del actual modelo tributario, con especial incidencia en la fiscalidad empresarial, una postura que había sido criticada con dureza por organizaciones empresariales como la vizcaína Cebek, matizada por las diputaciones forales que, no se olvide, son las que tienen la última palabra y deben presentar las normas para su aprobación en las Juntas Generales de cada territorio; por su parte, los sindicatos, especialmente ELA y LAB, habían insistido en pedir una mayor presión fiscal para afrontar el gasto social.
Los ejecutivos forales, los encargados de fijar la política fiscal, no terminaban de ver con buenos ojos, unos más que otros, la propuesta fiscal del consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu y abogaban, en todo caso, por realizar solo ciertos retoques.
Ayer en el debate parlamentario, la representante de EH Bildu, Leire Pinedo, defendió que es preciso acometer una “verdadera y profunda reforma fiscal”. En base a esa línea argumental, la parlamentaria de la izquierda independentista vasca instó al lehendakari a que no atienda las voces de aquellos como el PP o las organizaciones empresariales que reclaman, “con mucho morro”, según Leire Pinedo, que se reduzcan los impuestos que pagan las empresas por los beneficios obtenidos en sus actividades.
Varios grupos intentaron que el lehendakari se posicionase sin matices en el debate, entre ellos el presidente del Partido Popular de Euskadi, Alfonso Alonso, que no dudó en pedirle a Urkullu, que aclare su postura en torno a esta cuestión, ante las supuestas “contradicciones” que suscita el tema fiscal, siempre en opinión de los populares, entre los diferentes representantes del PNV en el Gobierno Vasco y en las diputaciones forales. En cualquier caso, el PP se acercó a las tesis empresariales y pidió en el Parlamento Vasco que se reduzca el Impuesto de Sociedades en los territorios vascos.
El lehendakari se aferró a la tesis tradicional del Gobierno Vasco que indica que sí ve necesario realizar una “revisión” del sistema tributario, con la finalidad de poder sufragar el gasto público. Urkullu afirmó que el retoque fiscal tiene como objtivo fundamental “garantizar” el sostenimiento de los servicios públicos esenciales, así como como contar con fondos para crear las condiciones adecuadas para la “competitividad” empresarial y la creación de empleo.
El máximo responsable del Gobierno dejó claro que en un tema tan importante como en el de los impuestos es partidario de efectuar una revisión tributaria desde el “consenso” entre los grupos políticos, a la vez que pidió que no se utilice este debate fiscal como “arma arrojadiza” con fines políticos. En la citada línea argumental, Urkullu propuso abordar el asunto de una posible reforma fiscal con el mismo “método” empleado para el acuerdo con el Gobierno español sobre el Cupo, un procedimiento que se ha basado en la “discreción” y en la “voluntad de acuerdo”.
Con los datos de ingresos fiscales del primer cuatrimestre de este 2017 en el que las haciendas forales han ingresado 4.114 millones de euros, 403 millones más que el año pasado, lo que supone un aumento del 10,8%, el lehendakari indicó que tras la reforma tributaria de hace tres años se ha logrado una mayor “progresividad” y un incremento de los ingresos. Urkullu, en todo caso, reiteró que “el esfuerzo impositivo no debe recaer en las clases medias y bajas” y añadió que la última reforma del Impuesto de Sociedades no “perjudicó” a la competitividad empresarial vasca.
Certidumbre El máximo dirigente del Ejecutivo vasco quiso lanzar un mensaje de “certidumbre”, y tras afirmar que se produndizará en las medidas para combatir el fraude fiscal, aseguró que la “actualización” de la normativa tributaria -que se acometerá en el seno del OCT que conforman el gobierno y las diputaciones- estará orientada a la “sostenibilidad” de los servicios públicos y a facilitar el crecimiento y la creación de empleo.
El consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, contestó al parlamentario Julen Bollain, de Podemos, que pidió mayor presión fiscal sobre las empresas, señalando que Gobierno y diputaciones están analizando cambios del sistema que “compatibilicen” la obtención de recursos para financiar los servicios públicos, y la creación de condiciones favorables para el crecimiento económico.