bilbao - A escasos días de un nuevo Primero de Mayo, una jornada para lucir músculo sindical en las calles, las cuatro centrales vascas coincidieron en que, en mayor o menor medida, organizar a la juventud trabajadora tiene complicaciones. La precariedad, el miedo o una cierta desideologización fueron algunos de los elementos que surgieron en el debate, en el que casi todos estuvieron de acuerdo en que los sectores económicos en boga, principalmente de servicios, no facilitan la labor a los sindicatos precisamente por sus altos índices de atomización, subcontratación e inestabilidad laboral.

También se generó una cierta discusión en torno al nivel de conciencia de clase de los jóvenes vascos, y si es la pérdida de esta la que hace que muchas veces los sindicatos no encuentren su sitio. “A veces también los jóvenes miran para otro lado, es como si estuviera ya todo conseguido”, comentó Ballesteros, de UGT, una tesis rechazada rápidamente por ELA. “Yo no estoy para nada de acuerdo eso”, dijo Villarreal. “¿Qué es antes, el huevo o la gallina?”, propuso dando a entender que son la precariedad y el miedo los que evitan que los jóvenes se acerquen a los sindicatos. “Bueno, igual me he expresado mal. Desde luego no todos los jóvenes son iguales”, reconoció Ballesteros antes de poner punto final al encuentro. - A. L.