Vitoria-Gasteiz, Londres, Ámsterdam y Washington son las localidades en las que habrá que poner el foco informativo de esta semana que hoy comienza y cuya agenda, curiosamente, gira en torno al 15 de marzo. Una fecha con reminiscencias históricas y trágicas, toda vez que, siendo el día dedicado al dios de la guerra, Marte, en tiempo de aquella Roma pre-imperial, también se recuerda el asesinato Julio César, que fue advertido por un vidente: ¡Cuídate de los idus de marzo! Pero dejemos a un lado las citas históricas para observar los acontecimientos que pueden llegar este próximo miércoles y las diversas alternativas que pueden darse.
Comencemos por lo más cercano. Es decir, en la sede del Gobierno Vasco donde, según señalaba hace unos días el consejero Pedro Azpiazu, confían en tener un acuerdo presupuestario este próximo miércoles. Semejante anuncio ha causado cierta perplejidad entre los partidos de la oposición, dado que no aclara si quienes van a contribuir (con el voto afirmativo o con la abstención) para paliar la minoría parlamentaria que suman PNV y PSE van a ser los representantes del PP o de EH Bildu y éstos no han tardado en poner sobre la mesa sus recelos, acusando al PNV de tener cerrado un acuerdo encubierto.
Bien, estos tira y afloja forman parte del escenario político al que nos tienen acostumbrados en los últimos años y, sinceramente, las declaraciones previas no tienen mayor trascendencia cuando, como es el caso, se trata de especulaciones de cara a la galería. Lo importante reside en los propios Presupuestos, en su contenido y aprobación. Se trata de la ley que permite gestionar y administrar los recursos económicos que, tras los años de crisis, siempre parecen ser escasos. El mejor ejemplo reside en las previsiones que el consejero de Hacienda y Economía hacía a finales del pasado mes de enero, al señalar que los presupuestos de los próximos tres años (2017-2019) no permitirán margen para grandes inversiones, como consecuencia del revés recaudatorio que se registra y pese a llevar tres años consecutivos de incremento del PIB.
Esta situación se complementa, a juicio de Azpiazu, con presupuestos “particularmente ajustados” y sin “mucho margen para el crecimiento”, pero con el compromiso de defender las partidas presupuestarias de un gasto social creciente y “garantizar la satisfacción de las necesidades básicas de las personas”. Dicho lo cual, el acuerdo presupuestario que puede anunciarse este próximo miércoles cobra más valor en la medida que permitirá trabajar con mayor dedicación y objetividad en la necesaria reforma fiscal.