basauri - Transcurridos más de tres años desde que Fagor Electrodomésticos se declarara en concurso de acreedores y dejado atrás el revuelo mediático que rodeó a la quiebra de la cooperativa, en las instalaciones de Edesa se vuelve a respirar cierta tranquilidad. Es una calma condicionada por la nueva situación que vive la fábrica bajo el paraguas de la firma catalana CNA, que puso en marcha la planta al ralentí en marzo de 2015 con la intención de llevar poco después la producción de termos a Gipuzkoa. Pero la realidad es que en estos dos años la fábrica de Basauri ha sido una de las más rentables del grupo y, aunque no está totalmente descartado en un futuro, el traslado a día de hoy no se contempla. De hecho, la compañía prevé aumentar la producción y la plantilla, formada ahora por unas 40 personas.

“La planta de Basauri está funcionando bien, estamos muy satisfechos con su rendimiento”, explica Francisco Martín, director general de Edesa Industrial -el nombre que ha dado CNA a la antigua Fagor Electrodomésticos-. Martín asegura que hay varios factores que hacen que poco a poco el plan de trasladar la producción de termos a territorio guipuzcoano haya ido perdiendo peso. El primero, el más evidente, es el buen resultado que está ofreciendo al grupo la planta vizcaina, que en 2016 incrementaba sus ventas un 60% con rendimientos especialmente positivos en los mercados internacionales. Con los datos en la mano la lectura de la empresa catalana es obvia: si algo funciona para qué hacer cambios.

Más allá del buen rendimiento económico, el coste que tendría el propio traslado de la maquinaria desde Basauri a Garagartza, en Arrasate, contribuye a restar atractivo a ese movimiento. Pero, además, el director general explica que en el tiempo en que Edesa ha estado operativa se ha logrado paliar uno de los principales obstáculos para su continuidad como es el hecho de que los pabellones no iban incluidos en el paquete de activos que se adjudicó CNA sino que son propiedad de entidades financieras.

En los últimos meses se han renegociado los alquileres de forma satisfactoria, explica la compañía, lo que ha abaratado los costes globales de producir en el municipio vizcaino. Es más, estas semanas se han llevado a cabo pequeños retoques y reformas en las instalaciones, según fuentes de la plantilla, un indicio más de que en los planes de CNA sigue habiendo un sitio para Basauri.

“Ahora mismo no se contempla” la posibilidad de trasladar la fabricación de termos eléctricos a Gipuzkoa, remarca Martín, que no cierra ninguna puerta a largo plazo pero sí tiene claro que al menos este año no habrá cambios. Parece por tanto que el tiempo ha revelado que la idea inicial de agrupar toda la actividad de Edesa Industrial en torno al núcleo central de Garagartza, que en un principio parecía la más lógica, no es en cambio la más rentable. Al contrario, a finales del año pasado el grupo CNA despidió a una treintena de trabajadores de la planta de Arrasate, donde se concentra la producción de electrodomésticos.

un 40% más de ventas En cuanto a los planes para Basauri, Martín adelanta que la idea es seguir incrementando la producción en línea con la mejoría de las ventas, que en 2017 alcanzarán en el global de Edesa Industrial los 180 millones de euros, un 40% más que en 2016. Edesa Industrial espera incrementos de las ventas en todas las categorías de productos y su director general prevé que la planta vizcaina se mueva en el entorno de la media del grupo, lo que permite asegurar que se producirán nuevas incorporaciones de personal aunque todavía es pronto para dar una cifra.

La emblemática Edesa dará así un paso adelante para consolidar su actividad después de la incertidumbre vivida a raíz del colapso de Fagor Electrodomésticos. En el plan presentado al juez concursal, CNA contemplaba ir elevando poco a poco el número de trabajadores en la división de termos eléctricos desde los 65 iniciales hasta rondar la centena en 2018, el cuarto ejercicio con la nueva dirección. Hasta ahora las cifras de empleo incluidas en aquel plan no se han cumplido a la espera de conocer los niveles de contratación previstos para este año y, si la salud de la fábrica sigue siendo buena, para 2018.

Por lo pronto Basauri logra lo que en la reapertura en marzo de 2015 parecía imposible, mantener la actividad de Edesa anclada al municipio. Lejos quedan los más de 200 trabajadores, la mayoría cooperativistas, que tenía la fábrica antes de la quiebra de Fagor, pero al menos se ha salvado una pequeña parte del negocio y del impacto económico que genera en el entorno. “No sabemos nada del traslado y que sea así por mucho tiempo. Cuanto más aguante esto aquí mejor”, pedía el pasado lunes un trabajador al salir de la fábrica.