BERLÍN. Según un informe realizado por el Centro de Investigación Conjunto (JRC) para el Parlamento Europeo (PE), los expertos detectaron en un test realizado en agosto "dos indicios" de que el modelo A3 2.0 TDI podría haber sido alterado.

"Esto apesta mucho a fraude, incluso en los nuevos modelos diésel", asegura al respecto el europarlamentario de Los Verdes Claude Turmes, que denuncia que el Gobierno alemán y la industria automotriz alemana están coaligadas para tratar de minimizar el escándalo.

Los valores registrados por esta prueba comunitaria son similares a los obtenidos en los test realizados por las autoridades estadounidenses -las que destaparon el escándalo de las manipulaciones en el grupo Volkswagen-, según el "Süddeutsche Zeitung".

La empresa, por su parte, aseguró que todo está en orden y que, según "mediciones independientes", el nivel de emisiones de este modelo de A3 está "muy bien" para su categoría, la Euro 6, la de menor contaminación.

En esta categoría, los coches pueden expulsar hasta 80 miligramos de óxidos de nitrógeno (NOx) por kilómetro, un nivel que el A3 2.0 TDI cumple en frío, pero no en caliente, cuando alcanza los 163 miligramos por kilómetro, o a 10 grados centígrados -temperatura media en Europa-, a la que emite unos 140 miligramos por kilómetro.

Esta diferencia, a juicio de los expertos, es indicio de manipulación ya que, en condiciones normales, las emisiones deberían ser menores en caliente que en frío ya que el catalizador funciona a pleno rendimiento desde el principio.

Además, apuntan que la gran diferencia entre en frío y a diez grados centígrados podría estar relacionada con los denominados "defeat devices", sistemas que impiden el funcionamiento normal del filtro de emisiones.

Este tipo de aparatos están prohibidos en la UE desde 2007, salvo -excepcionalmente- para evitar daños al motor.

La CE indicó con respecto a este informe que las investigaciones sobre este modelo aún no han concluido.

El escándalo del fraude en las emisiones en vehículos del grupo Volkswagen, el mayor fabricante europeo, se destapó en septiembre de 2015 afecta a unos 9,5 millones de vehículos en todo el mundo.

La revelación, que forzó la salida del entonces presidente de la compañía, ha llevado a la empresa a reparar los vehículos afectados y a afrontar multas administrativas y demandas privadas de usuarios de carácter multimillonario.