BILBAO - Para Ángel Landabaso, la apuesta por la innovación y por la UE de las administraciones, empresas y centros tecnológicos vascos es uno de los grandes activos de Euskadi en el complejo escenario actual.

¿Ha reaccionado bien Europa ante el riesgo que entraña Trump?

-Sí, la primera que salió de una manera decidida a decir que es la ocasión de Europa de reconstruirse y de reforzar el proyecto común fue Federica Mogherini, que es la responsable de Relaciones Internacionales de la Comisión Europea, la cara de Bruselas en el mundo. Hay una pequeña anécdota interesantísima. El jueves se lanzó un Ariane 5 con otros cuatro satélites del sistema de navegación Galileo, que se sigue completando y, cuando estén todos en el espacio y se orienten, Europa va a tener un sistema de radionavegación y posicionamiento por satélite independiente del que tiene el Ministerio de Defensa de EEUU, el GPS.

Una victoria en el espacio.

-Es significativo que, coincidiendo con el mensaje de Mogherini, esté culminando ahora este proyecto, que ha durado muchos años y que ha superado muchos obstáculos de la administración de EEUU, que no lo veía con muy buenos ojos. Esa es la senda que hay que coger, construir posiciones muy potentes en Europa tenemos más habitantes que EEUU, somos un mercado interior muy potente, desarrollémoslo a tope.

¿Y están los estados dispuestos a seguir ese camino?

-Eso ya no lo sé. Aquí hay conversos y practicantes. Algunos que están cómodos y otros que no están muy convencidos. Sobre todo hay normas internas en las que hay que ser más duro a la hora de hacerlas cumplir. Un estado de la UE, y estoy pensando en Hungría y el presidente Viktor Orban, no puede saltarse las normas básicas que tenemos. No puede negarse a aplicar medidas que se han acordado en el tema de refugiados, derechos humanos y libre circulación de ciudadanos. Hay cosas que son así y hay que imponerlas, por eso hay que reforzarse. Jacques Delors decía que para hacer la casa europea cada uno tiene que poner su ladrillo. Hay que volver a esa idea.

¿Está poniendo la CAV su ladrillo?

-Estoy viendo cosas superinteresantes en los nuevos enfoques en las diputaciones y están haciendo cambios legislativos para financiar la innovación, como el hub financiero que plantea Bizkaia. Son movimientos innovadores no solo aquí, también en Europa.

Es una iniciativa ideada para reforzar la industria vasca.

-La cuestión es si remontamos con un tirón en la innovación o si bajamos lentamente. Espero que lo que hagamos sea dar el tirón hacia adelante y hacia Europa, que es la casa en la que vivimos. El mercado interior avanza, y no hay otra que integrarnos más y mejor con las instituciones europeas. Otros escenarios no son realistas y veo en Euskadi una Administración muy preocupada y avanzada en muchos temas y en relación con las políticas europeas.

La respuesta es integración en Europa, pero también innovación.

-No creo que nos falten oportunidades de avanzar en temas de innovación, que es la única vía de salida que tenemos. En una sociedad envejecida como la vasca, con un índice de natalidad bajísimo, la única salida es innovar, pero la única de verdad.

¿Y está calando ese mensaje?

-Veo que ese mensaje ya está adquirido en el Gobierno Vasco, las diputaciones, los cluster y los centros tecnológicos. Hay que innovar como sea. Es verdad que, aunque estamos en una posición buena en el Estado y somos los más innovadores, respecto a las regiones europeas no estamos en cabeza. Somos un alumno muy avanzado, sin embargo, los que van a la cabeza van al doble de velocidad. Tendríamos que duplicar el presupuesto en I+D+i para estar en un régimen comparativo con Suecia, con el Sur de Finlandia, con Alemania, Norte de Italia, nos falta bastante, pero el impulso es posible.

¿Quién debe dar ese impulso?

-Lo dice la Comisión Europea, que apuesta por los PPP (Partenariado Público Privado). Y aquí hay muchos ejemplos, aquí todo se hace en partenariado. El sector público colabora con el sector privado, es una posición significativa y es distintiva de otras áreas. El sector público hace lo que tiene que hacer y hay una permeabilidad y unos mimbres cruzados interesantísimos. Es una fuerza muy importante. Otra cosa es la eficiencia de ese sistema, en el que todavía hay mucho por mejorar, y su eficacia. Sin embargo, la creación de agencias especializadas, con objetivos muy claros es algo que aquí se conoce en el día a día. Ahora, hay mucho que hacer, mucho.

¿Donde se puede mejorar?

-Tenemos duplicaciones de esfuerzos y redes que funcionan a muy corto plazo. Por ejemplo, en Suecia o en Finlandia los acuerdos entre universidades y empresas son a diez años con lo cual hay una estabilidad y una eficacia mejor para los investigadores, para los innovadores y para las empresas en sus resultados. Aquí funcionamos a más corto plazo y eso dificulta que haya carreras científicas, que haya planes científicos y agencias científicas especializadas.

¿Es clave para innovar el trabajo con empresas de otros países?

-Trabajar con empresas de fuera es una condición sine qua non, eso siempre se ha hecho aquí y se tiene que seguir haciendo. Hay que trabajar en redes para coompetir, que es cooperar y competir. Porque por ejemplo el acceso a los recursos que pone la Unión Europea es más sencillo dentro de una red de varias empresas. El tamaño importa para la financiación, para destinar personal a la I+D, para la búsqueda de socios o para el desarrollo profesional de las plantillas.