BILBAO - El sector vasco de la energía está rompiendo la tradicional monotonía industrial de agosto con la presentación de varios proyectos de alto contenido tecnológico. Detrás hay muchas horas de innovación y, en la mayoría de los casos, por delante quedan grandes esfuerzos para que la idea cristalice. De una forma o de otra todas esas iniciativas inyectan nuevos bríos a la economía y sitúan a Euskadi como uno de los actores principales en la I+D de un sector en clara progresión en todo el planeta, el relacionado con las energías renovables.
El cluster de la energía de Euskadi agrupa a 102 empresas, con una facturación conjunta de 45.531 millones de euros el año pasado. Las ventas apenas sufrieron variación respecto a 2014 pero las perspectivas son muy favorables para este ejercicio, sobre todo por la reactivación de los mercados internacionales.
El sector está muy volcado al exterior, donde genera en torno al 70% de su facturación. Esa orientación también se nota en el ámbito del empleo. El cluster de la energía vasco da trabajo a 58.575 personas, pero solo 16.900 lo hacen en las fábricas de la CAV. Eso sí, más de la mitad del personal dedicado a la I+D trabaja en Euskadi.
Son los grandes datos sobre los que se asientan la pujanza de estas actividades, que cubren un gran campo de actuación: Redes eléctricas, energía eólica, energía de las olas, energía solar termoeléctrica, desarrollo de técnicas de almacenamiento energético, eficiencia de los consumos de los hogares y las empresas, impulso del vehículo eléctrico y la cadena de valor del petróleo y el gas.
Los márgenes de crecimiento son muy amplios y las oportunidades de negocio también, pero, más allá de los números, un puñado de proyectos conocidos las últimas semanas definen el perfil tecnológico de las empresas vascas que desarrollan su actividad en el campo energético. Son solo la punta del iceberg de un intenso dinamismo que será uno de los pilares de la economía vasca en el futuro.
Una alianza que verá la luz en septiembre
La compañía vizcaína de bienes de equipo Navacel y el consorcio vasco Oceantec Energy -?participado por Iberdrola y Tecnalia- están a punto de instalar en la costa de Urduliz un prototipo de captador de energía de las olas.
Navacel ha construido en su fábrica de Erandio un primer modelo de cinco metros de altura como paso previo a la comercialización del dispositivo, que en su fase comercial tendrá una longitud de 42 metros, un peso de 80 toneladas y una potencia de 30 kilovatios.
Estaría lejos de la capacidad de generación de energía de los aerogeneradores eléctricos, pero se trata de un primer paso vasco en un campo en el que las empresas del sector de las renovables siguen sin dar con una fórmula competitiva. En el proyecto también participa el Gobierno Vasco a través del Ente Vasco de la Energía. El ensayo empieza en septiembre.
Sorteando las profundidades
Otra alianza vasca explora un horizonte con gran futuro. Nautilus Floating Soutions (empresa del parque Tecnológico de Zamudio) y Esteyco, con sede en Barcelona pero fundada por el gernikatar Javier Rui-Wamba han sumado fuerzas para desarrollar un aerogenerador offshore flotante que permita captar energía en zonas profundas del mar a las que no se puede acceder con los molinos marinos actuales.
Juntos participan en un consorcio de 14 compañías y centros tecnológicos europeos que intentan dar solución a uno de los grandes quebraderos de cabeza del sector, aprovechar el viento también en alta mar.
Wikinger toma forma en el mar Báltico
Más pesada que la Torre Eiffel y la estatua de la libertad juntas. La subestación eléctrica que bombeará la electricidad generada por el nuevo parque eólico marino de Iberdrola es un coloso que se instalará este mes en el mar Báltico, en aguas de Alemania. Será el corazón de Wikinger, un proyecto que tiene un presupuesto global de 1.400 millones.
La subestación recogerá toda la energía generada por los aerogeneradores e inyectará en el sistema eléctrico alemán la electricidad suficiente para atender las necesidades de 350.000 hogares. Una instalación de esas dimensiones en el Golfo de Bizkaia permitiría a todo Bilbao y evitar la emisión a la atmósfera de casi 600.000 toneladas de CO2.
Recuperar la energía del Metro
La reducción y mejor aprovechamiento del consumo eléctrico también mueve los engranajes de la innovación en Ingeteam. La compañía vizcaína ha instalado por primera vez en América su sistema de recuperación de energía de frenado para trenes. El metro de Río de Janeiro ha apostado por el Ingeber después de que el mecanismo se haya afianzado en Europa en los metropolitanos de Bilbao, Barcelona, Bruselas, Viena o la alemana Bielefeld.
La actividad generada por los Juegos Olímpicos está permitiendo testar el sistema y comprobar la reducción de consumo. Ingeber actúa cuando las unidades de metro frenan o descienden. Capta la energía que se genera en ese momento y la inyecta en la red eléctrica, la suministra de nuevo al operador ferroviario o la almacena. El mecanismo también es válido para trenes o tranvías.
La cartera de pedidos sigue creciendo
Desde que se oficializó a mediados de julio la fusión de Gamesa y Siemens, la compañía vasca ha informado de seis nuevos pedidos que suponen casi 1.000 megavatios instalados, la mitad de todas las ventas apuntadas en el primer semestre. Gamesa ha conseguido además abrir nuevos mercados durante este verano, como es el caso del holandés; reforzar su liderazgo en India y seguir creciendo en las dos primeras economías del mundo: Estados Unidos y China.
Los resultados a mitad de año son espectaculares. Las ventas crecieron un 33% hasta rozar los 2.200 millones de euros y los beneficios netos casi se duplicaron, avanzando hasta los 151 millones.