La reciente celebración de la Bienal de Máquina Herramienta en el BEC (Bilbao Exhibition Center) ha permitido poner en valor varias cuestiones a tener en cuenta en esa limítrofe indeterminación entre la crisis y su superación, entre el pesimismo crónico y la esperanza de un futuro mejor, bajo una sensación y ola de relativo optimismo.

Un encuentro con más de 1.500 expositores, 45.000 visitantes (la mayoría de ellos profesionales), con 54 países representados, es un buen indicador de una recuperación (con todos los matices que se quiera) con la confianza de compradores y vendedores en la pronta salida de una atonía económica ya excesivamente larga y la necesidad de apostar por nuevos caminos y modelos de negocio. Máxime si, como es el caso, la Máquina Herramienta no es solamente un sector industrial, sino parte relevante de la clusterización de múltiples actividades demandantes (automoción, aeronáutica, energía, transporte, acero de valor añadido, movilidad, salud?) así como de un amplio espectro de KETs (Tecnologías esenciales y emergentes) y de KIS (Servicios especializados relacionados), del uso y aplicaciones de las tecnologías de la información y de la financiación bruta de capital. Es también, un espaldarazo a una industria vasca que lidera la producción mundial y en la que Euskadi destaca en el selecto grupo de los primeros siete fabricantes del mundo (y el 90% de la producción del Estado español). Una industria modernizada que pone en valor la apuesta del País Vasco en su especialización inteligente (junto con Energía y Bio-Ciencias como espacios prioritarios), fiel reflejo de la política de internacionalización, manufactura 4.0, innovación y tecnología, formación profesional y clusterización. Una buena noticia sin duda.

Adicionalmente, ha puesto en valor las decisiones de quienes apostaron por dotar a Euskadi de una nueva infraestructura (BEC) al servicio de la industria vasca en el ámbito de las ferias y exposiciones.

El entonces diputado general de Bizkaia -Josu Bergara-, co-presidente tripartito de la entonces Feria de Muestras, respondía a la pregunta crítica y clave de los asesores para el citado proyecto: Si la nueva feria pudiera justificar la viabilidad individualizada, hoy, solamente en albergar la Bienal de la Máquina Herramienta y Ferroforma, a la espera de una intensa actividad promotora e imaginativa para reinventar otros certámenes y ferias, ¿merecería la pena? Su respuesta fue sí: sí como la mejor manera de dotar a nuestra industria de una infraestructura País, sí como medida para valorizar unos terrenos de una extinta empresa centenaria, sí a revitalizar una Margen Izquierda degradada, sí a contar con un escaparate internacional de primer nivel, sí a la mejor de las ayudas de fomento a unas industrias y clusters tractores de la economía vasca, sí a un modelo de financiación pública de largo plazo financiando, por separado, sus costes operativos de los de capital. Sin duda, una apuesta sensata, valiente y comprometida al servicio del país y de su tejido económico.

Hoy, como es evidente, esta magnífica Bienal del 2016 no hubiera sido posible sin el BEC. Bendita decisión y apuesta pública, soporte de una sólida cooperación público-privada que forma parte del ADN industrial (diferenciador) de Euskadi.

Pero, además, más allá del continente y escaparate, la Bienal ha demostrado la fortaleza de un tejido industrial base de la Revolución 4.0, ya en curso, que hará que quienes dispongan del conocimiento y potencial aplicativo de este enorme contenido de competencias, capacidades y fortalezas industriales y de país, como las que forman parte esencial de la Máquina Herramienta (como es el caso de Euskadi, nuestro tejido económico y nuestra clusterizada industria asociable a la máquina herramienta), puedan acometer la intensa transformación digital que afectará a la totalidad de actividades económicas y permita reinventar nuevos modelos de negocio. Una industria clave para transitar los desafíos para hacer de Euskadi y nuestras empresas jugadores de primera en nichos especializados en las complejas y exclusivas cadenas globales de valor que habrán de reinventar el futuro industrial manufacturero, logístico y de valor en esa economía clusterizada e internacionalizada del futuro. Proceso para el que la pasada Bienal ha aportado luz de esperanza, confiando en que seamos capaces de profundizar en las claves que el futuro depara: nuevas tecnologías y aplicaciones, el valor diferencial de la economía aditiva, la conectividad como base de desarrollo para una economía colaborativa y el nuevo espacio en el que lo físico, siendo importante, dará la entrada a la desmaterialización, base de los nuevos modelos de negocio empresarial por venir, del producto y la nueva apuesta/oferta de soluciones a las demandas sociales.

Hoy, por encima de la propaganda mediática en torno a la popularidad o no de una imagen personal en el marco de la desafección por la política y la gobernanza, resulta imprescindible valorar las apuestas de quienes desde su compromiso de servicios al país y asumiendo la responsabilidad de dirigir y tomar decisiones (para lo que fueron elegidos), las tomaron pensando en el futuro. Futuro del que, como en este caso, disfrutamos, traducido en términos de empleo, riquezas y bienestar. El próximo 26 de junio también va de esto.

BEC-Bienal de Máquina Herramienta ha demostrado la fortaleza de una infraestructura sólida coherente con las necesidad del entorno inmediato Euskadi-Industria, una vez más, ha proyectado su modelo especial: coopetitivo, colaborativo público-público, público-privado, enraizado en su economía real, de la mano de su cultura empresarial y de extraordinario compromiso con la formación permanente y las visiones y apuestas de largo plazo. Una apuesta que ofrece resultados. Una base y fortaleza firme sobre la que afrontar un escenario futuro lleno de retos e incertidumbre. Un magnífico signo de confianza.