gasteiz - Dado el calendario y la coincidencia de la Asamblea General de SEA Empresarios Alaveses con el arranque de la campaña electoral parecía inevitable que la jornada celebrada ayer en el Edificio Vital incluyera algún recado del empresariado a la clase política. Y hubo demandas concretas -referidas por ejemplo a los costes laborales y a la fiscalidad- y, sobre todo, hubo petición de certidumbre a un ámbito institucional que, en el caso del Estado, lleva ya más de seis meses instalado en la interinidad. Pero también hubo un espacio destacado para abordar el ámbito de las relaciones laborales y fue el lehendakari, Iñigo Urkullu, invitado a la clausura del acto, quien reivindicó el acuerdo como “eje de nuestro modelo de relaciones laborales”. “Un acuerdo que se negocie aquí, que no se imponga desde ámbitos estatales -dijo Urkullu- (...). Es necesario restablecer la tasa de cobertura de nuestra negociación colectiva, recuperando a 100.000 personas que han perdido su convenio por el efecto de la reforma laboral y el bloqueo de nuestros procesos de negociación”.
La patronal alavesa abordaba ayer la renovación de la mitad de su Junta Rectora en su Asamblea General, un acto que reunió a dos centenares de invitados en el Edificio Vital, entre ellos representantes institucionales como el diputado general alavés, Ramiro González, o los consejeros vascos Ángel Toña, Ana Oregi y Arantxa Tapia, entre otros. El acto sirvió además para hacer una pequeña fotografía de situación del territorio, sobre la que el presidente de la patronal alavesa, Pascal Gómez, destacó en su discurso cómo el cambio de ciclo económico en Araba fue menos acusado que en otros territorios: “Nuestro perfil industrial ralentizó una recuperación inicial que con el paso de los meses cada día gana enteros y que, hoy por hoy, nos permite crecer más rápido que a nuestros territorios vecinos. Como consecuencia, en el último bienio hemos recuperado un 3% de las empresas que se vieron obligadas a cerrar sus puertas. Es una buena noticia, no cabe duda, aunque debemos ser conscientes de que a este mismo ritmo de crecimiento serán necesarios cinco años para que recuperemos el tejido empresarial previo al azote de la crisis”.
Gómez citó también la necesidad de que proyectos logísticos como los vinculados a Arasur o al TAV sean al fin una realidad, pero no dejó de lado el ámbito de las relaciones laborales precisamente de la mano del modelo presentado hace unos meses por Confebask, “una apuesta basada en la transparencia y la colaboración frente a los discursos trasnochados de la confrontación, porque las relaciones laborales del siglo XXI no se pueden gestionar con estrategias sindicales del siglo XIX”, dijo.
Y a este ámbito se refirió también Urkullu, ahondando en la necesidad de “avanzar en la recuperación de la normalidad de nuestras relaciones laborales”, en la medida en que los convenios colectivos “han contribuido a la cohesión de nuestra sociedad sin lastrar su crecimiento”. Así, llamó a recuperar “a 100.000 personas que han perdido su convenio por el efecto de la reforma laboral y el bloqueo de nuestros procesos de negociación”. “Un acuerdo -reclamó- que sepa conjugar eficacia y adaptabilidad para las empresas con estabilidad, seguridad y equidad para los trabajadores”. “La confrontación debe dar paso a la concertación”, sentenció.
El lehendakari hizo un llamamiento a la “autorresponsabilidad” a instituciones, empresas y trabajadores. “No va a ser un futuro fácil”, dijo. Un llamamiento al que el presidente de SEA respondió también con una demanda a la clase política, advirtiendo de que “la incertidumbre política es un incómodo compañero de viaje” para la actividad económica. “Sin la certeza de gobiernos estables es difícil canalizar las inversiones y cimentar puentes sólidos”, advirtió Gómez, reclamando además que “los vientos de cola que soplan ahora se vean respaldados por una fiscalidad que no suponga un lastre añadido para quien arriesga y crea empleo”.