bilbao - El cielo sigue gris, pero el chaparrón no será tan intenso como parecía. Cuando peor pintaban las cosas, la siderurgia vasca ha encontrado en Sidenor una buena noticia que insufla algo de optimismo a un sector clave para la industria pero todavía con muchas incógnitas en el horizonte. El entusiasmo con el que han acogido las instituciones la compra de Sidenor por su equipo directivo da cuenta de la importancia de asegurar el arraigo en Euskadi de una firma que, solo en las plantas vascas, da trabajo a cerca de 1.500 personas.
La planta de Sidenor de Basauri, con un millar de trabajadores, es de hecho uno de los principales motores de actividad de la comarca y del conjunto del territorio vizcaíno. Aun habrá que esperar para conocer los planes de los nuevos propietarios de la firma fabricante de aceros especiales, que se harán formalmente con la misma en julio una vez la operación haya recibido el visto bueno de las autoridades de Competencia. El comité de Basauri ha solicitado a la dirección del grupo, encabezada por José Antonio Jainaga, una reunión urgente para saber cuáles son sus intenciones ya como dueños de la compañía y para pedir el mantenimiento de los acuerdos pactados y de todos los puestos de trabajo.
Por ahora la valoración de la operación es positiva, tanto por parte del comité, que resalta que el grupo que encabeza Jainaga conoce el negocio y ha mostrado un compromiso claro con la actividad, como por parte de la Diputación de Bizkaia y del Gobierno Vasco, que califican la noticia de excelente. Lo es, sobre todo, porque llega en un momento muy delicado para la siderurgia. Las grandes acerías de la CAV dan trabajo de forma directa a más de 4.000 personas, pero la actividad y el empleo inducido que generan hacen del acero una de las principales palancas de la industria. Desde 2008 la producción de acero de Euskadi ha bajado de 8 a 4 millones de toneladas anuales y la sangría continúa a pesar de los buenos resultados de la industria vasca en su conjunto, que cerró marzo con un avance de la producción del 5%.
La entrada en escena del acero de China, una superpotencia con una producción de más de 800 millones de toneladas al año y que, ante el frenazo de su economía, se ha visto obligado a inundar el mercado europeo, amenaza con asestar la puntilla a la siderurgia. Los bajos precios del petróleo, que desincentivan las inversiones en oil&gas, tampoco ayudan a fabricantes de tubos como Tubacex o Tubos Reunidos.
La ecuación ha dado como resultado un inicio de 2016 plagado de malas noticias, con dos plantas de ArcelorMittal en la cuerda floja, Sestao y Zumarraga, y Tubos Reunidos en ERE temporal con la producción al 50%. Tubacex perdió medio millón de euros en el primer trimestre aunque por ahora no ha puesto sobre la mesa medidas de regulación.
La compra de Sidenor por parte de sus directivos a la multinacional brasileña Gerdau, que devuelve su centro de decisión a Euskadi y en principio asegura la continuidad del negocio, rompe con la dinámica negativa y transmite el mensaje de que hay inversores dispuestos a implicarse en el sector, que mira ahora a un horizonte algo más despejado.
Sidenor. Gerdau ha cerrado la venta a Clerbil SL, de sus actuales directivos, lo que en principio asegura su continuidad en Euskadi.
ArcelorMittal. Plantea cerrar Zumarraga y producir en la ACB solo los fines de semana y reducir la plantilla a la mitad.
Tubos Reunidos. Produce en Amurrio y Galindo al 50% ante la caída del sector oil&gas.
Tubacex. Ha perdido medio millón de euros hasta marzo.
Nervacero. Produjo 650.000 toneladas en 2015, al nivel de 2014 y lejos de los 1,1 millones de 2007.
Olarra. También mantuvo el nivel de producción de 2014.