Hace unas semanas, SEA Empresarios Alaveses presentaba su Plan de Política Industrial para Álava, cuyo segundo eje está dedicado a la “cooperación empresarial”. “Las empresas han de cambiar de clave y adentrarse en un universo colaborativo del que sacarán más rendimiento”, dice aquel documento. Uno de los mensajes a la empresa más repetidos por el Gobierno Vasco en esta legislatura para hacer frente a la crisis económica ha sido, precisamente, el de trabajar para aumentar la dimensión del tejido empresarial vasco en el que menos del 1% de las empresas industriales son grandes: “El tamaño, ganar dimensión, no puede ni debe ser un objetivo en sí mismo. Ni siquiera es un factor competitivo per se. Pero es evidente que es una condición necesaria y conveniente para ganar ventaja competitiva en algunos de estos aspectos”, decía hace un año en unas jornadas la consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia. Y esa pregunta, ¿El tamaño importa? Dimensión y colaboración para el futuro de la pyme, es la que ayer se lanzó en el Palacio Europa en una jornada organizada por Tactio y Grupo Spyro en la que la consejera también tomó parte.
“El tamaño importa, para qué vamos a negarlo, pero la pregunta es para qué”, advierte Mario Monrós, socio-director de Tactio. “Para una pyme la pregunta es qué debo hacer para ser más eficaz, más eficiente, más rentable, teniendo en cuenta que el tamaño como valor no lo tengo. La pyme debe buscar qué oportunidades le genera ser pequeña, y eso pasa por buscar la excelencia, diferencias, mejoras, especialidades que le permitan aportar valor y dar visibilidad a ese valor para que ese valor se aprecie”.
Una de las dificultades a las que se enfrentan a la hora de abordar este tipo de procesos, según la experiencia de Tactio y Grupo Spyro en ese trabajo de diagnóstico y elaboración de un plan estratégico específico, es precisamente “el recelo a considerar que las soluciones tienen que venir de fuera”. “El tejido pyme ha pasado mucho tiempo en un mercado muy localista, una empresa encontraba una demanda de proximidad, se desarrollaba no sin esfuerzo, y llegaba un momento en que esto acababa en una zona de confort. Pero esto ha cambiado, en un mercado globalizado, hoy hay que competir y en esa medida afloran las deficiencias”, explica Monrós.
¿Y puede una pyme hoy en día salir adelante sin plantearse este tipo de procesos de crecimiento y colaboración? “Tendría mucho mérito. Salir adelante hoy en día sin aprovechar al máximo la competitividad de cada organización es un riesgo de muerte; pero también puede ser un riesgo de muerte crecer desesperadamente y mal. El tamaño no es garantía de éxito, hay que hacer las cosas bien, con sensatez. Crecer, pero crecer bien”, advierte Ricardo González, director general del Grupo Spyro.
Crecer para buscar nuevos mercados o para poder abordar procesos de I+D son algunos de los objetivos que suelen marcarse estas iniciativas entre las pymes aunque, recuerda González, “al margen del tamaño en sí, una empresa de mil personas puede ser muy pequeña depende de lo que quiera abordar y una empresa de cien puede ser suficientemente grande. Nosotros hacemos más enfásis en el crecimiento, una empresa que no trabaja por el crecimiento termina decreciendo e incluso desapareciendo”.
Y es que existen multitud de fórmulas para ese crecimiento, desde la creación de joint ventures a franquicias, pasando por acuerdos de cooperación o experiencias colaborativas entre pymes y multinacionales o, incluso, intraemprendimientos que pueden acabar en modelos de spin-off. Una selección de esta diversidad de experiencias es lo que pudieron conocer ayer los asistentes al Europa, con los modelos puestos en práctica por el propio Grupo Spyro y su comité de clientes, el modelo de franquicias de La Vitoriana, la estrategia de competitividad de Rodamientos Arizti y el crecimiento de la mano de una multinacional de Segula Technologies España. Asimismo, el presidente de BTI-Biotechnology Institute, Eduardo Anitua, presentó su experiencia de crecimiento hasta su actual condición de referente internacional.
Y es que el mensaje, el conocimiento de otras experiencias, es un factor clave, destacan Monrós y González. “Esos mensajes de esto es imprescindible, es bueno, se han transmitido a la sociedad -explica González respecto a Euskadi-. Y eso, junto a otras ayudas, ha calado y existe una cultura del cambio y la innovación”.