BERLÍN - El Gobierno alemán alertó ayer de que 17 fabricantes de vehículos a los que ha investigado podrían estar desconectando de manera irregular los dispositivos de control de emisiones de algunos de sus modelos, contaminando así en realidad más de lo permitido. El ministro de Transporte alemán, Alexander Dobrindt, realizó esta advertencia al presentar los resultados de una investigación encomendada por Berlín a su Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) a raíz del escándalo Volkswagen.

Del análisis de 53 modelos diésel se desprende que “ninguno” cuenta con un dispositivo que truque las emisiones como el de Volkswagen, pero han saltado las alarmas por este nuevo asunto. Las marcas y modelos alemanes afectados son Audi (A6), Porsche (Macan), Volkswagen (Amarok, Crafter), Opel (Insignia, Zafira) y Mercedes (V250 bluetec).

El ministro explicó que ya se ha acordado con estos cinco fabricantes una revisión “voluntaria”, que tendrá lugar a lo largo de este año, de los de 630.000 vehículos sospechosos “de toda Europa”. Los modelos de fabricantes no alemanes son Alfa Romeo (Giulietta), Chevrolet (Cruze), Dacia (Sandero), Fiat (Ducato), Ford (C-Max), Hyundai (ix35, i20), Jaguar (XE), Jeep (Cherokee), Land Rover (Range Rover), Nissan (Navara), Renault (Kadjar) y Suzuki (Vitara).

El Gobierno alemán, añadió Dobrindt, no puede exigir a estas casas extranjeras que revisen sus vehículos porque tienen su sede central fuera de Alemania. No obstante, va a pedir explicaciones a todos los fabricantes implicados, y está ya en comunicación con sus respectivos gobiernos para aclarar este asunto, indicó el ministro de Transporte.

Las dudas del Ejecutivo alemán se centran en el sistema de limpieza de emisiones, un dispositivo más allá de los filtros que los vehículos deben tener siempre activo y que las leyes comunitarias permiten desconectar excepcionalmente para proteger el motor. El informe de la KBA, de 134 páginas, argumenta que la horquilla de temperaturas en las que estos sistemas se desconectan en los modelos citados es demasiado amplia, algo que no parece justificado técnicamente.

Con el sistema activado, los modelos analizados cumplían los límites de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), pero al alcanzarse ciertas temperaturas y desactivarse los dispositivos de limpieza los vehículos sospechosos superaban con creces esos límites.

Alemania ha contactado con los demás países europeos que investigan emisiones -Francia, Holanda, Italia y el Reino Unido- y aspira a una “clara mejora” de la directiva europea para evitar abusos por la ambigüedad de la ley. El objetivo es que los fabricantes no puedan alegar que desconectan estos dispositivos para proteger el motor cuando el motivo real es “aparentemente” disimular el rendimiento de “motores defectuosos”.

Mientras tanto, ayer se conoció que el escándalo por el fraude de las emisiones le está costando muy caro a Volkswagen. El gigante alemán cerró 2015 con unas pérdidas netas atribuidas de 1.582 millones, en comparación con las ganancias de 10.847 millones de 2014. Estos resultados se vieron afectados negativamente por unos extraordinarios de 16.900 millones, de los que 16.200 millones corresponden a las provisiones realizadas ante el posible impacto del caso del trucaje de las emisiones.

1.582

millones de euros perdió Volkswagen el año pasado por los más de 16.200 millones que tuvo que provisionar para el futuro pago de indemnizaciones por el ‘diéselgate’demanda colectiva

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) exigió ayer a Volkswagen que ofrezca a sus clientes europeos las mismas “compensaciones y soluciones” que ha acordado con las autoridades de EEUU y representantes de los afectados para evitar un juicio sobre el trucaje de sus motores diésel. Para ello, la OCU ha puesto en marcha una campaña en su página web, a la que ya se han unido 6.000 afectados, para plantear una demanda colectiva y que sean los tribunales los que obliguen al fabricante alemán a compensar “adecuadamente” a los afectados por este escándalo.