BILBAO - El lehendakari, Iñigo Urkullu, mostró ayer su confianza en que “Europa se replantee su actual política de austeridad a cualquier precio” porque, en su opinión, “nos ahoga” y aunque “creo en el rigor presupuestario porque garantiza el futuro”, esta política económica comunitaria puede hacer que 2017 sea, presupuestariamente, para el Gobierno Vasco “el año más difícil desde que comenzó la crisis”.
El máximo responsable del Ejecutivo vasco argumentó las complicaciones previstas para 2017 en el hecho de que van a existir “más demandas de políticas sociales, con incrementos en el capítulo I correspondiente a personal, más y mayores exigencias en límite de deuda y cumplimiento del déficit, y todo ello con menos recursos”. En este sentido Iñigo Urkullu recordó un dato para entender mejor los problemas presupuestarios que se pueden avecinar: “El año 2009 Euskadi pudo contraer un déficit de 2.600 millones de euros y el año que viene cero”.
En esta misma línea de exponer argumentos para que se aflojen las políticas de austeridad en Europa y tras referirse a las medidas de relanzamiento económico comunitario como el Plan Juncker del que “aún no sabemos si sus beneficios llegarán a Euskadi”, Urkullu señaló que lo que “sí sabemos es que necesitamos nuestro propio Plan Juncker y contamos con la capacidad financiera para desarrollarlo si se levantan las políticas de austeridad a ultranza”.
Estas son unas de las conclusiones de la conferencia sobre Generación Euskadi-Basque Country 2020, impartida por el máximo responsable del Gobierno Vasco en la Universidad de Deusto dentro del marco de las jornadas que organiza Deusto Business Alumni con el patrocinio de Price Waterhouse Coopers (PWC).
Iñigo Urkullu trasladó un mensaje de responsabilidad y rigor pero optimista sobre la evolución económica vasca pues “este año, pese a las incertidumbres, esperamos crecer un 2,5%”, a la vez que aseguró que, en el horizonte del año 2020, Euskadi estará “en disposición” de conseguir los objetivos de alcanzar la cota del millón de empleos, lo que conllevará reducir la tasa de paro por debajo del 10%, superar el 125% de riqueza per cápita en relación a la media europea y acordar un nuevo “estatus de futuro que sea ratificado por la sociedad vasca y respetado”.
Esta evolución de la economía supondría la generación de unos 20.000 empleos anuales en la CAV en los próximos cinco años. El lehendakari recordó, como base para alcanzar los objetivos citados, que Euskadi lleva “ocho trimestres seguidos de crecimiento y creación de empleo. Reconozco que tenemos mucho por hacer, muchos trimestres que crecer. Décima a décima. Con altibajos, y conscientes de que será duro y tendremos dientes de sierra”.
Pese a los llamamientos a modificar la actual política europea de austeridad a cualquier precio, el lehendakari se ratificó en la necesidad de proseguir desde el Gobierno Vasco con unas líneas de actuación basadas en el rigor y la seriedad. “Entiendo el rigor como un compromiso con la solvencia del país”. Urkullu señaló que en los encuentros con el mundo económico percibe “esta autoexigencia de rigor presupuestario porque no debemos hipotecar el futuro, y menos, el de las generaciones venideras”. Para el máximo representante del Gobierno Vasco, “la seriedad en la gestión pública ha formado, forma y debe formar parte de la cultura institucional de Euskadi”.
Aunque defendió el rigor presupuestario, el lehendakari no evitó algunas críticas más a las políticas de ajuste generales. En este sentido, Urkullu destacó que como comunidad “singular” que es, Euskadi tiene “la espada de Damocles de si cumple o no” esas exigencias y lamentó que pese a cumplirlas, se vea afectada por “las mismas circunstancias” de las comunidades autónomas del Estado español que no cumplen y puso como ejemplo el hecho de que la agencia de rating Moody’s haya retocado a la baja la calificación de la deuda vasca simplemente porque las comunidades autónomas del Estado incumplen las previsiones de déficit.
Urkullu señaló que en los últimos años Euskadi “ha cambiado a mejor” tras el cese del terrorismo ya que había dificultado mantener “relaciones políticas normalizadas”.