BILBAO - La tremenda crisis del grupo de ingeniería y energías renovables andaluz Abengoa -en situación de preconcurso de acreedores con un pasivo, a 30 de setiembre, de 27.000 millones de euros, de los que casi 10.000 corresponden a deuda (bancaria y bonos, tanto a largo como a corto plazo), otros 4.400 millones de euros a deuda con proveedores y 8.100 a deuda ligada a activo- no va a tener, a priori, una especial incidencia en Euskadi, al menos directamente.

Las entidades financieras vascas apenas han participado en la financiación del grupo Abengoa. El primer banco vasco, el BBVA, no trabajaba con el grupo andaluz, al parecer por desconfiar de sus cuentas públicas, y apenas tiene un millón de euros comprometido. Kutxabank sí se ve más afectado pues tienen 60 millones de euros prestados a la compañía controlada por la familia Benjumea. Dicha cifra es herencia de la antigua caja de ahorros cordobesa Cajasur, y desde que forma parte del grupo Kutxabank se ha reducido sustancialmente.

A nivel industrial el grupo Abengoa, con 25.000 trabajadores repartidos por el mundo, de ellos unos 7.000 en el Estado español, no tiene instalaciones en Euskadi por lo que no hay riesgo de pérdida de empleos en la Comunidad Autónoma Vasca.

Pero esto es así desde el verano de 2013, fecha en la que Abengoa cerró la venta de la compañía vasca Befesa Medio Ambiente, un grupo dedicada al reciclaje industrial que nació en 1993 de la mano de Indumetal, con Duro Felguera y Berzelius Umwelt Service (BUS), a fondos de inversión asesorados por Triton por 1.075 millones de euros. La venta de Befesa, compañía que sí tiene importantes instalaciones en Euskadi pues cuenta con plantas para el tratamiento y recuperación de zinc y aluminio extraídos de procesos industriales en las localidades vizcaínas de Asua-Erandio y Sondika, así como centros medioambientales en Ortuella y Mallabia (Bizkaia) y Deba (Gipuzkoa).

La venta de Befesa, una compañía que factura unos 650 millones de euros anuales, hace dos años le reportó a Abengoa, compañía que tomó el control de la citada Befesa en el año 2000, unos 620 millones de euros, según informó la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Abengoa también intentó poner en marcha otro proyecto en Euskadi en 2006, en concreto el denominado proyecto Bioener, la instalación de una planta de bioetanol en el puerto de Bilbao capaz de producir unas 200.000 toneladas anuales. La iniciativa, que contaba como socio al cincuenta por ciento con el Ente Vasco de la Energía (EVE), no salió adelante al combinarse la escasa demanda de biocombustibles y el estallido de la crisis de 2008.

Otra cuestión es que entre los casi 5.000 millones de euros de deuda que tiene Abengoa con sus proveedores se encuentren empresas vascas que hayan podido trabajan en los proyectos del grupo andaluz, pero la crisis de la empresa de Sevilla, precipitada tras la decisión de Gonvarri, la filial de Gestamp, que ha renunciado a entrar en Abengoa por la falta de apoyo de la banca, no tendrá una incidencia directa en Euskadi.

Los números. A 30 de setiembre, el grupo había facturado 4.872 millones. El pasivo alcanzaba los 27.357 millones. Los pagos a proveedores llegaban a 5.470 millones. La plantilla ascendía a 28.668 personas, 6.871 en España.

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Millones de euros de deuda bruta