Las pymes representan, a día de hoy, más del 90% del tejido empresarial del Estado. Sacarlas adelante es para sus impulsores una tarea difícil que en ocasiones produce un vértigo semejante al que experimenta un alpinista colgado de una pared; el éxito que supone la cima puede que incluso esté a la vista, a unos pocos metros de distancia, pero también el inmenso vacío que se abre hueco debajo de sus pies.

Ante esta disyuntiva, resulta clave elegir la mejor opción y hacerlo en el menor tiempo posible. La decisiva capacidad de reacción dependerá de los conocimientos y facultades adquiridas previamente, así como del equipo material y humano que esté a disposición de cada uno en ese momento determinante. Solo así el final será el deseado, tanto en la montaña como en la empresa.

Sobre esta base teórica, la firma catalana con presencia en Álava Tactio ideó un encuentro publicitario. El objetivo era que sus máximos responsables se encargasen de aportar su propia visión sobre el tejido empresarial, mientras que los elegidos para completar la analogía fuesen los hermanos Iker y Eneko Pou. Los experimentados alpinistas gasteiztarras aceptaron de buen grado el reto y durante media hora -el spot final se reducirá a cuatro minutos extraídos de la conversación- compartieron mesa y experiencias con los socios-directores de la compañía catalana Joaquín Bertrán y Mario Monrós.

La cita tuvo lugar este martes en los estudios de grabación de Tele Vitoria, situados en el barrio de El Pilar. Un café previo en un bar cercano sirve para que el delegado territorial y encargado de la comunicación de la firma en todo el Estado, Óscar Rodríguez, presente a los cuatro contendientes antes de pisar el plató, una forma de romper el hielo que todos agradecen. Y es que enfrentarse a las cámaras no es fácil, sobre todo para profesionales de otros ámbitos en los que el contacto directo con un estudio televisivo no forma parte de su día a día.

Aún así, la entrada en las modernas instalaciones disipan cualquier duda sobre la reacción de los alpinistas. El nivel de especialización que requiere su profesión está estrechamente vinculado a la obtención de subvenciones y patrocinios que no caen, precisamente, del cielo. Además de la culminación de proyectos cada vez más exigentes, los hermanos Pou se han convertido en rostros habituales de espacios televisivos y conferencias de diverso origen donde tienen la oportunidad de exponer sus hazañas deportivas que, a su vez, sirven de pasarela hacia sus nichos de financiación.

Para muestra, un botón. Nada más terminar la grabación, los Pou se trasladarán a la localidad vizcaína de Zaldibar para ofrecer una charla donde el euskera será la lengua vehicular, y hace apenas un mes tuvieron que echar mano de sus conocimientos de la lengua de Shakespeare para acercar sus experiencias sobre la escalada en una conferencia ofrecida en Noruega. La globalización manda, asumen, aunque para ello este mercado les obligue a reforzar su inglés hasta el punto de ser capaces de trasladar con palabras los sentimientos que experimentan colgados de una cuerda a varios cientos de metros de altura. Difícil tarea, sea cual sea el idioma en cuestión, en la que Eneko se haya inmerso y que se ha convertido en un nuevo reto que sumar a los propiamente deportivos.

Iker, por su parte, llega al estudio con el pie derecho sobre una prótesis plantar, consecuencia de la rotura de un dedo tras “una mala caída”. Nada que un poco de reposo no cure. Ante las preguntas de los técnicos de plató, los hermanos no dudan en aclarar que Eneko, el mayor de los Pou, es el que “habla más de los dos”, idéntico rol al que le toca asumir con una sonrisa al empresario catalán Mario Monrós. Desde un principio, los socios-directores de Tactio reconocen el protagonismo que la popularidad concede a sus interlocutores en este cara a cara, aunque también demuestran sus tablas en la oratoria y su comodidad ante una charla coloquial sobre un campo que dominan.

Enfrente, la profesionalidad de los montañeros alaveses en estas lides es casi equiparable a la de su oficio. Eneko no duda en plantear propuestas desde la misma llegada a plató, incluso lamenta no haber sabido con antelación el color de la mesa para variar el negro de su camiseta. Al margen de estilismos, tras tomar asiento y someterse al encuadre de la cámara, pide a Rodríguez, que ejerce de maestro de ceremonias, que explique si será él el encargado de dar paso a los diferente bloques temáticos o si, por el contrario, son los compañeros de mesa los encargados de cabalgar de un punto a otro del guion sin más ayuda que su propia memoria. El responsable de comunicación les tranquiliza. Se cortará cada vez que haga falta. Un par de consejos más por parte del equipo de grabación y la luz roja comienza brillar.

Honestidad “Oye, Eneko. ¿En qué medida es importante la honestidad en vuestra actividad?” Mario inicia con esta pregunta el recorrido que les llevará por siete ejes argumentales sobre los que se sustenta la conversación, un trayecto flexible en el que prima la improvisación de los contendientes sin perder de vista el reloj.

Las primeras intervenciones desvelan cómo las semejanzas entre ambas profesiones son más numerosas de lo que en un principio pueda parecer. “Por mucho que tengas una carrera prolífica, siempre hay que mirar hacia el futuro y hacia nuevos retos”, explica Eneko. “Como dicen los americanos, piensa en grande, pero actúa en pequeño”, añade Joaquín.

La conversación se agiliza según pasan los minutos. Alpinistas y empresarios, cada vez más relajados exponiendo sus puntos de vista, disfrutan al constatar las semejanzas. Las diferentes visiones confluyen en una misma fórmula a la hora de buscar resultados. “Si planificas bien todo, buscas los recursos y trabajas, tus probabilidades de éxito son mayores”, apunta Joaquín, a lo que Iker responde que “pasa lo mismo en la montaña; muchas veces puede que no consigas el éxito, pero siempre hay que insistir”.

En las expediciones, Iker y Eneko confían ciegamente el uno en el otro. Si un hermano Pou no asegura correctamente al otro la ascensión puede acabar mucho antes de lo previsto y de forma dramática. Esa dependencia en el equipo no les es ajena a los máximos responsables de la consultora estratégica. En opinión de Joaquín, la fuerza de un equipo reside en “las competencias que tiene cada uno”, una reflexión ante la que Iker asiente: “es fundamental saber qué papel juega cada persona”. Eneko pone voz a su mirada cómplice y advierte de que “los hermanos Pou funcionarán como funcionan mientras el equipo siga cohesionado, de otra forma no sería posible”.

Tras un breve corte para comprobar el tiempo de grabación, Mario retoma la conversación con la vista puesta en las bondades de la paciencia y el recorrido temporal de la visión profesional. “Una empresa tiene que ser algo pensado a largo plazo”, destaca. A Eneko se le viene a la cabeza el proyecto que consolidó al tándem Pou en la elite del alpinismo internacional y que les granjeó un mercado de patrocinadores sobre los que sustentar nuevos proyectos. “Con Siete paredes, siete continentes los apoyos no terminaban de llegar y sabíamos que nuestro futuro era ese proyecto; costaba, pero sabíamos que lo sacaríamos adelante”, expone.

Joaquín, por su parte, recuerda el camino “conocido por todos” que ha seguido la gran mayoría de empresarios que optaron en su momento por la “vía rápida” para hacer dinero. “Ya sabemos dónde están ahora”, apunta.

Futuro Los intentos por mejorar el presente conllevan de forma indefectible reflexiones sobre el futuro. ¿Qué falta por hacer? El inconformismo es un lugar común para los cuatro profesionales que comparten plató. Un factor clave. “Innovar es repensar continuamente, es analizar lo que uno tiene que hacer para competir con garantías”, señala Mario. En la montaña lo llaman “reinventarse”, aclara Eneko, para quien “ascender los 14 ochomiles es interesante, pero eso ya lo hizo un señor en el año 86”.

Tras media hora de cambio de impresiones, la recta final no altera el rumbo de los acontecimientos y vuelve a alimentar la línea común entre los participantes. “El éxito depende de uno mismo; si te lo planteas así, al final lo consigues”, considera Joaquín. “Si pones toda la carne en el asador, sin echar balones fuera, se logran cosas. Así ocurre en nuestro campo y creo que en la empresa también es algo parecido”, valora Iker.

En la recta final, Mario repasa mentalmente la senda recorrida desde sus inicios hasta el presente y pone voz a esta reflexión haciendo hincapié en “el montón de obstáculos” que hay que sortear para alcanzar las metas que cada uno se propone cuando inicia su actividad profesional, en este caso ligada al mundo de los negocios. Alpinistas y empresarios ya han dejado atrás unos cuantos, y ahora se enfrentan a los que están por llegar. A varios miles de metros o en un despacho. Con pies de gato o corbata.