bilbao - “Hoy es un día para transmitir tranquilidad. Hoy sabemos que podemos hacer lo que queremos: mantener la obra social y dar estabilidad a Kutxabank”. La declaración, rubricada por Xabier Sagredo, el presidente de la fundación bancaria BBK, da medida del grado de “satisfacción” con el que ha acogido la antigua caja de ahorros la circular de Banco de España que fija el marco regulatorio de las fundaciones financieras.
La norma se publicó por fin ayer en el BOE y establece el mejor de los escenarios posibles: BBK tendrá que establecer un fondo de reserva de unos 250 millones de euros. Una cifra muy por encima de lo deseable, pero asumible para la fundación, que como reconoció Sagredo tiene “ahorros” y, además, recibe el dividendo que generan los beneficios del banco del que es máximo accionista.
El texto final del Banco de España modifica las dos cuestiones más negativas para la antigua caja. Por un lado, elimina la presunción de que BBK, Kutxa y Vital actúan de manera concertada, en cuyo caso la provisión tendría que haberse realizado en función del 100% del capital y habría ascendido a cerca de 700 millones con aportaciones de los 3 accionistas. Y, por otro lado, establece coeficientes reductores del fondo en función de la solvencia y la liquidez del banco vasco.
La fundación tendrá que presentar en tres meses al Banco de España un nuevo plan financiero para determinar el volumen definitivo de la reserva, si bien “no hay variaciones significativas” del escenario respecto a la estimación inicial y la cifra rondará los 250 millones ya calculados. En todo caso, cada año se realizará un nuevo examen para determinar la cuantía y el escenario incluso podría ser más favorable.
A falta de concretar plazos con el supervisor financiero, la fundación BBK tendrá un plazo de cinco años para formalizar el colchón de liquidez y deberá reforzarlo cada ejercicio con al menos un 50% del dividendo que reciba de Kutxabank. Las cuentas cuadran porque el volumen de las aportaciones irán de la mano del plan de rentabilidad puesto en marcha por el presidente del banco, Gregorio Villalabeitia, que prevé mutiplicar por cinco sus beneficios de aquí a 2019.
En línea con ese objetivo, Sagredo destacó ayer en su valoración de la circular que la normativa dará “estabilidad” a la Fundación de BBK, que a su vez podrá aclarar el horizonte para que Kutxabank avance en la dirección marcada. “La norma nos permite seguir nuestro camino”, subrayó. Al mismo tiempo, se despeja el panorama para las fundaciones de Vital y Kutxa, que podrán atender su compromiso con la obra social.
asentados en el terreno El campo está acotado, las reglas definidas y las antiguas cajas de ahorro tienen a día de hoy una estrategia bien definida. “Tenemos los dos pies en el terreno de juego y nos vamos a poder mover a dónde queremos porque tenemos capacidad para realizar la dotación que nos piden”, aseguró Sagredo.
La antigua caja vizcaina podrá cumplir sus previsiones y destinar los próximos cinco años 33 millones de euros anuales a la obra social. Es una cifra que, al margen de ser realizable desde el punto de vista contable, responde a las necesidades de asistencia detectadas y de salida supondrá un incremento de ocho millones respecto al presupuesto de este ejercicio.
En ese punto, Sagredo quiso agradecer el “equipo completo” de Kutxabank, desde su presidente a los empleados pasando por la dirección y el consejo, su trabajo en la búsqueda de rentabilidad para que los accionistas puedan seguir cumpliendo con su objetivo, la obra social.
El presidente de la Fundación BBK no quiso “hablar de hipótesis” y rechazó dar su punto de vista en relación a la posibilidad de que las fundaciones bancarias vascas decidan buscar vías de financiación más allá del dividendo que reciben del banco. Será en todo caso, una decisión que habrá que tomar en la “fase tres” del proyecto, una vez se haya habilitado el fondo de reserva en ese plazo máximo de cinco años.
Del mismo modo, “no hay intención de estresar” a Kutxabank para que eleve el dividendo. A juicio de Sagredo, la mejora de la economía y la gestión del banco permitirá alcanzar los niveles de rentabilidad que necesita la obra social.
250
millones de euros será apróximadamente la cuantía del fondo de reserva que tendrá que crear BBK en un plazo de 5 años. Ese colchón le permitirá hacer frente a los problemas de liquidez que puedan surgir en el futuro para sortear el riesgo de quiebra. Inversiones pruedentes. El fondo no será una hucha intocable. El dinero se podrá invertir pero en productos sin riesgo y que puedan hacerse líquidos inmediatamente si se necesita.
La concertación. “Se entenderá por actuación concertada entre fundaciones (...) la existencia de acuerdos o pactos estatutarios o parasociales, ya sean expresos o tácitos, verbales o escritos, que, aun permitiendo la emisión ocasional de votos contrapuestos (...), supongan la asunción de criterios comunes básicos de carácter estratégico sobre su dirección”. [Literal de la circular, B. España]