donostia - La impresora 3D presentada ayer ha visto la luz en un tiempo récord de nueve meses, algo impensable si no hubiera existido una estrecha colaboración entre agentes de conocimiento, tecnología y empresa. El gerente de Ibarmia reconoció que, de no haber existido esta simbiosis habría costado realizar el aparato nada menos que seis años.

La labor investigadora de la Universidad Pública Vasca, el desarrollo y primer impulso del centro tecnológico Tecnalia y la experiencia industrial de la empresa de máquina herramienta han sido determinantes en el desarrollo de esta nueva técnica llamada a marcar un punto de inflexión en la economía.

El Gobierno Vasco es ferviente defensor de la industria 4.0 que contempla este tipo de cooperaciones, por lo que no resulta sorprendente la satisfacción expresada ayer por la consejera Arantxa Tapia, quien afirmó que “la estrategia comienza a dar sus resultados y demuestra que el modelo es el acertado”.

En este sentido, señaló que la importancia de que la industria vasca tienda hacia la fabricación avanzada y otorgue prioridad a la I+D “se ha extendido rápidamente por el país, y no porque lo diga la Administración, sino porque así lo ha entendido la empresa”.

Este proyecto es, en su opinión, un claro ejemplo de que no es necesario ser una firma de grandes dimensiones para innovar y aportar a la sociedad productos de gran valor añadido, sino que cualquier pyme es capaz de hacerlo “si tiene los socios adecuados”. - M. Mariscal