BILBAO - Con el proyecto de Presupuestos de la CAV para 2016 encima de la mesa, -Cuentas en las que se prevé que el Departamento de Desarrollo Económico reciba 437,5 millones de euros, sólo 5,5 millones más que en el ejercicio actual-, la consejera Arantza Tapia (Astigarraga 1963, ingeniero industrial) analiza la situación de la industria, el sector que identifica al País Vasco y por el que se va a apostar para que recupere un peso del 25% del PIB en cinco años, de la mano de la industria 4.0.
Estos días, el consejero delegado de una importante empresa catalana ha señalado que en la sociedad española “no existe ningún apoyo al desarrollo de la industria”. En Euskadi, en cambio, el Gobierno vasco ha hecho especial hincapié en recuperar el peso de la industria en la economía. ¿Qué objetivos tiene?
-Nuestra posición ya conocida es ayudar a que la industria represente el 25% del PIB vasco en 2020.
¿Y cómo se puede conseguir con la dura competencia de medio mundo, en especial de Asia?
-Con la implantación de la denominada Industria 4.0 que es algo que va a definir la política industrial vasca para los próximos 10 años. ¿Por qué esta vía? Viendo las tendencias que se mueven en el mundo, analizando los puntos fuertes que tenemos como país y recordando que ya hace 35 años apostamos por la industria manufacturera consideramos que el mantener la industria en Euskadi solo podrá ser posible haciendo cosas diferentes y de mayor valor añadido.
¿Qué se quiere decir con generar más valor añadido?
-Se trata de hacer algo con lo que no tengamos que competir con aquello que se pueda elaborar en China, India o cualquier país de los considerados de bajo coste, que produzca en serie. Euskadi tiene que ir hacia una producción más especializada, de nichos, con productos más personalizados y aportando, además, servicios añadidos al producto. Se trata de ofrecer lo que se ha denominado proyectos llave en mano. Y esto es la industria 4.0, la fabricación avanzada y los servicios ligados, todo lo que llega de la mano de la automatización y la digitalización. En definitiva lo que queremos hacer a través de esto es darle futuro a la industria manufacturera vasca.
Las claves para poder competir en un mercado global pasan por más dimensión empresarial y más innovación. ¿Se pueden impulsar desde la administración?
-Nuestra experiencia indica que sólo con la zanahoria, con subvenciones, no se consigue que determinados sectores se alineen y formen un grupo grande. Hay ejemplos de intentos, en Gipuzkoa hace unos años con un grupo de empresas del sector de la TIC, que no salieron adelante pero se han dado pasos. Se ha conseguido que cuatro empresas vascas del cluster Gaia, hayan ido juntas a Europa, a Bruselas, para presentar ofertas a las licitaciones de servicios informáticos de la UE. La dimensión es importante en según qué sectores pero también hay que analizar cuál es la dimensión adecuada para el sector en que se mueve una empresa y para el mercado al que se pretende acceder. Ahora que se sale de la crisis creemos que es el momento de hacer esta reflexión sobre el tamaño empresarial. Y en este sentido a través de los clusters, de las sociedades de capital riesgo, de la toma de participaciones etc., sí podremos ayudar a tomar dimensión. Buscar sinergias para ser competitivos a nivel mundial es fundamental.
¿Se va a medir el retorno real de los recursos públicos que destinan a innovación en Euskadi?
-El objetivo es que la ciencia pura se concrete en tecnologías que sean utilizadas por las empresas. Los centros tecnológicos y el resto de la red vasca de Ciencia y Tecnología ya saben que tienen un programa competitivo y que deben obtener unos resultados. La excelencia en la investigación es irrenunciable y la especialización también porque no podemos hacer todo pero ya hay áreas definidas, como las de energía, fabricación avanzada y salud, para concentrar los esfuerzos. Y también hay que realizar patentes pero lo más importante no es el registrarlas sino el utilizarlas y rentabilizarlas como negocio. Siempre se ha mirado el retorno pero ahora de una forma más metodológica. La investigación básica es muy importante, por supuesto, pero desde nuestro departamento hay que hacer más hincapié en la parte más cercana al mercado.
Se va a revisar la política de cluster y reducir su número. ¿Por qué?
-Ha sido una política muy interesante pero creo que hoy en día se ha pervertido un poco el foco. Igual se han creado cluster en segmentos donde no eran necesarios o no había una masa crítica suficiente. Ahora queremos que los cluster alcancen una dimensión, una masa crítica y, sobre todo, queremos que alcancen a toda la cadena de valor. Por ejemplo, en el área de energía queremos que un mismo cluster puedan colaborar desde Iberdrola a Gamesa, pasando por otros proveedores como Arteche, Ormazabal, etc. pero también pensamos que todo el hardware que elaboran necesita un software para lo que podrían colaborar empresas TIC. En resumen queremos que los cluster vascos cubran toda la cadena de valor con dos objetivos: más internacionalización y más innovación, y que sean motores de proyectos en dichas áreas. Todo ello puede redundar también en ayudar al redimensionamiento empresarial que buscamos.
La legislatura se inició en un momento muy duro de la crisis con Fagor o los problemas de los astilleros con el tax lease y por el camino se han quedado Fagor Electrodomésticos, Formica, Ucín, Candy, etc. ¿Ha variado el panorama?
-Afortunadamente sí. Vuelven a darse inversiones industriales en Euskadi. Estos días se ha conocido una nueva inversión de Gestamp en Araba. Ha entrado capital nuevo que ha permitido dar salidas aceptables a situaciones muy complicadas como Cablenor o TS Fundiciones. Firmas como Vicrila, Precicast, Tubos Reunidos, Alstom, Thyssen o la citada Gestamp han anunciado nuevos proyectos. Se ha producido un cambio sustancial a mejor y una de las razones que ayudan a esta mejoría es la estabilidad del país y la cercanía de las administraciones. Estos dos puntos se han puesto en valor en esta coyuntura.
¿Qué ventajas tiene Euskadi en el área industrial, un sector que está creciendo este año?
-Cuando hablamos con empresas del sector de automoción como Gestamp o CIE nos recuerdan que Euskadi tiene entre sus ventajas competitivas la elevada formación de sus trabajadores, su capacitación para adaptarse a las nuevas necesidades, y un ecosistema de proveedores muy importante que cubre prácticamente todas las necesidades de la industria.
¿La crisis de Fagor Electrodomésticos ha sido uno de los peores momentos de la legislatura?
-Fagor fue una de las situaciones más complicadas porque además era una parte muy importante del grupo cooperativo pero, dentro de un orden, se consiguió dar la vuelta a un problema muy complejo en un año. Sí tenemos una buena interlocución con Mondragon pues ya nos hemos dicho las cosas que nos teníamos que decir. ¿Alegrías? Cada vez que una empresa sale adelante, se recupera de un concurso, anuncia una nueva inversión, genera empleo, o logra un contrato nuevo. Muchas.
Ejemplos como Vicrila, una empresa que se quiso cerrar en 2009 por sus accionistas franceses y sigue abierta con empresarios locales o el actual de Sidenor ponen de manifiesto la importancia de tener centros de decisión en Euskadi.
-Indudablemente es muy importantes. Pero igual que es importante mantenerlos en Euskadi también hay que cuidar las inversiones que tenemos aquí de multinacionales. Hay que estar cercanos. Un ejemplo, en un viaje reciente a Alemania hemos estado, entre otros, con Mercedes, ZF, Siemens, etc. Les planteamos qué podemos hacer para colaborar, para dotar de más innovación a las plantas vascas y así ganar todos juntos. De Sidenor seguimos sin noticias, solo lo que ha dicho Gerdau a la CNMV brasileña. Sabemos que están valorando una venta pero no nos consta que hayan tomado una decisión.
La industria mejora pero con el petróleo a 50 dólares, fabricantes de tubos, de válvulas, de buques de apoyo no lo pasan tan bien.
-La industria vasca crece y está creando empleo. Tal vez de forma más lenta que en otros sectores pero es empleo más estable y de más calidad pero sí es verdad que un precio bajo del petróleo aunque ayuda a la sociedad en general perjudica a sectores como el ligado al oil & gas. En general, el acero tampoco pasa por el mejor momento.