BILBAO - La patronal vizcaína de constructores y promotores “atisba” por fin la luz al final del tunel, aunque todavía tendrá que esperar al menos un año para que la mejoría se traduzca en resultados tangibles. Se perciben las “primeras señales de recuperación”. Ha cesado la destrucción de empleo en el sector, crece la licitación de obra pública y aumentan las ventas de pisos usados. Sin embargo, el ladrillo vasco sigue sumido en un profundo bache y solicita a las administraciones que limiten las rebajas de precios en las licitaciones públicas para que las empresas no se vean obligadas a realizar obras con valores de adjudicación incluso inferiores a los costes de producción.

El presidente de Ascobi-Bieba, Humberto Perea, y el secretario general, Iñaki Urresti, presentaron ayer en Bilbao el informe anual de actividad del sector vizcaíno. Un análisis que también ofrece pinceladas de la evolución en el conjunto de la CAV y que es un termómetro muy fiable de la salud del sector. Tras años de mensajes muy negativos, los dirigentes de la Asociación de Constructores y Promotores de Bizkaia ofrecieron una visión más esperanzadora, incluso optimista, que termina chocando con la realidad.

La actividad supone hoy una cuarta parte de la que se registraba antes de la crisis, han desaparecido un tercio de las empresas y se han destruido 25.000 empleos, más de la mitad de los puestos existentes en 2007. Con ese muro enfrente no hay margen para alegrías. Sobre todo porque la gran fuente de ingresos del sector, la obra pública, se está adjudicando con rebajas medias del 35%, que llegan hasta el 50% en ocasiones. Es el caso del último tramo de la Y ferroviaria vasca licitada por Adif en Gipuzkoa.

ligera mejoría Con todo llueve algo menos y, aunque la construcción todavía no ha dado el giro del resto de la economía vasca, todo apunta a que se acerca a una fase de crecimiento. Las administraciones cuentan con más recursos y el año pasado se licitó obra pública en Euskadi por valor de 1.039 millones de euros, el doble que en 2013, un año en el que “casi se paralizó” el gasto en infraestructuras. Las adjudicaciones reportaron 468 millones a las empresas vizcaínas en 2014, un 65%.

Se trata, explicó Iñaki Urresti, de incrementos significativos en porcentaje pero “testimoniales” en valor económico. No resisten ninguna comparación con los datos de 2009, cuando las constructoras facturaron 1.600 millones en Bizkaia y 3.589 millones en el conjunto de Euskadi.

También se perciben síntomas de mejora en el negocio inmobiliario, básicamente en la venta de pisos de segunda mano. El año pasado se vendieron 11.690 viviendas en Euskadi -casi la mitad de ellas en Bizkaia- y se mejoró el registro de 2013 en cerca de un 6%. El pero es que la vivienda usada creció un 22%, mientras que las ventas de pisos nuevo continuaron desplomándose (-20%). En el conjunto de la CAV, se inició la construcción de 3.881 viviendas, cifra un 2% inferior a la de 2013. De total, 2.400 son libres y 1.481 protegidas, con unas variaciones del 18% y del -23%, respectivamente.

En medio de esta maraña de datos, muchos de ellos negativos, Ascobi se apoya con cautela en los más favorables para percibir, aún lejos, un cambio de tendencia. “Los datos de 2014 continúan mostrándonos un panorama negativo de persistencia de baja actividad en la mayor parte de las áreas productivas, si bien se atisban señales que pueden indicarnos una, todavía tímida, recuperación de la actividad”, aseguró su presidente Humberto Perea.

¿Qué tiene que ocurrir para consolidar esa tendencia? A la espera de que las familias vuelvan a animarse a comprar pisos, los constructores necesitan que la Administración actúe para que las licitaciones de obra pública, su principal sustento, se realicen a precios “sensatos”. En esa línea, Urresti pidió que se activen mecanismos en los concursos para que, aun siendo el precio de adjudicación el criterio que más puntúa, se desicentiven las ofertas “abusivas” que es palpable que asumen ejecutar la obra por debajo de los costes de la producción.