Gasteiz - Los precios han acelerado su caída en diciembre por el abaratamiento de las gasolinas y los gasóleos y el IPC del Estado cerrará el año en el 1,1%. Según el indicador adelantado sobre la evolución de los precios en España publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística, el IPC interanual profundiza su caída hasta registrar la mayor tasa negativa de la historia. Se trata de la primera vez desde 2004 que los precios cierran en negativo un mes de diciembre. Pero la tendencia, que ha avivado el fantasma de la deflación, se remonta al año pasado, cuando se registró un crecimiento del 0,3%.

Los analistas sostienen que el riesgo de deflación -un descenso continuado de los precios- es remoto, pero no se puede descartar que la economía española caiga en una espiral que acompaña habitualmente a las crisis y que obliga a las empresas a vender más barato a costa de los salarios y de reducciones de plantilla. Ese horizonte está muy lejos y Administración y expertos confían en que no se alcance, pero lo cierto es que el Banco Central Europeo considera que el nivel óptimo de la inflación está justo unas décimas por debajo del 2%. La alarma se dispara cuando se supera ese umbral o se está demasiado tiempo más abajo, aunque la norma es más flexible en época de crisis y de momento el BCE no está excesivamente preocupado.

¿Qué supone para los ciudadanos una inflación negativa? Sobre el papel es buena noticia, porque permite a las familias ganar poder adquisitivo si mantienen o registran subidas en sus sueldos. Si conlleva una reducción de los salarios, ocurre todo lo contrario. Y, en líneas generales, un IPC negativo es malo para los hogares endeudados porque, aunque deben el mismo dinero a su acreedor y tienen que seguir pagándolo, el valor de lo que deben baja, sobre todo si se trata de un piso. La dinámica es más perjudicial para hogares que no tienen garantizados unos ingresos fijos.

De momento, el Gobierno español no da muestras de preocupación. El ministro de Economía, Luis de Guindos, calificó ayer de “positiva” la bajada de precios en diciembre y admitió que la inflación seguirá en negativo a corto plazo. “Habíamos calculado que iba a estar en ese entorno, esperamos varios meses de precios en negativo”, dijo en declaraciones a la Cadena Cope. A su juicio, la bajada de diciembre es positiva porque refleja que el descenso del precio del barril de crudo se empieza a trasladar a los consumidores.

Según de Guindos, el descenso del petróleo es “un elemento fundamental” para España porque puede implicar ahorros de 12.000 millones si se mantiene en esos niveles. Por ello resaltó la importancia de poner en marcha “controles” para que esa bajada se traslade al precio de los carburantes y a los costes de empresas y consumidores. Con el dato de diciembre, el IPC interanual encadena su sexta tasa negativa tras el -0,3%, el -0,5%, el -0,2%, el -0,1% y el -0,4% de julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre. Es la octava vez en quince meses en que los precios muestran tasas interanuales negativas.