Madrid - El Estado español perderá un millón de habitantes en los próximos 15 años. 5,6 millones en los 50 siguientes, un horizonte en el que, además, las personas mayores de 65 años, que actualmente suponen el 18,2% de la población, pasarán a ser casi el 40%. También viviremos más solos. Esa es la dura realidad que se desprende de las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística que señala que en 2019, uno de cada tres hogares estará formado por una sola persona. Un reciente estudio del INE refleja que la población del Estado se reducirá hasta 45,8 millones en una década y hasta los 40,9 millones en cinco. Lapidario resulta que 2015 se espera que sea el primer año en el que el número de defunciones supere al de nacimientos.
A estos de por sí preocupantes datos se une el informe Directivos y RSE, de la Fundación Adecco. En esta ocasión, el análisis de la agencia de colocación se ha centrado en las tendencias futuras que se vaticinan en el ámbito de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). La idea era conocer cuáles serán los aspectos más desarrollados, las fortalezas; y qué cuestiones se quedarán más atrás, las debilidades.
Convivencia El aspecto que ha presentado un mayor volumen de interés ha sido la convivencia intergeneracional, “dicho de otro modo, la búsqueda del equilibrio entre los trabajadores mayores de 45 años y los menores de 30. Así, algo más de la mitad de los directivos destaca que ésta será una prioridad el año que viene, pronosticando un alto desarrollo”, explica a DNA, Montse Izaguirre, directora de la Fundación Adecco para la CAV, Nafarroa y Cantabria. Su empresa se dedica a ayudar a encontrar trabajo, también a las personas que lo tienen especialmente difícil. “Nos centramos en cuatro colectivos: personas con discapacidad, mayores de 45 años, mujeres con responsabilidades familiares no compartidas y también a las que sufren violencia de género, así como a personas en riesgo de exclusión”, añade.
Según se desprende del informe, muchas empresas están reaccionando ante el envejecimiento que está experimentando nuestra pirámide poblacional comprendiendo que es necesario aprovechar el talento disponible de las personas mayores de 45 años. “Pero los jóvenes sin experiencia tampoco pueden ser discriminados, ya que, de su incorporación laboral depende la sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones. Por todo ello, es imprescindible encontrar el equilibrio entre ambas fuerzas laborales si no queremos que nuestro sistema colapse”.
La predisposición de las empresas para potenciar la convivencia intergeneracional se entiende cuando se observan las cifras de envejecimiento de la población española. Porque este fenómeno se presenta especialmente acelerado en el caso español.
Envejecimiento en Euskadi La CAV es la cuarta comunidad más envejecida del Estado, con 14 mayores de 64 años por cada diez menores de 16. La tasa de envejecimiento se ha multiplicado por cinco durante las últimas cuatro décadas -en 1975 se registraban 28 mayores de 64 por cada 100 menores de 16-, “sin que los políticos hayan tomado en serio el futuro que nos viene, ya que en Euskadi no se produce el necesario relevo generacional. Ante este récord de envejecimiento es necesario incentivar políticas que se adecuen a los tiempos actuales, para así garantizar la sostenibilidad del sistema”, cree Izaguirre.
El índice de envejecimiento poblacional elaborado por el INE arroja un incremento vertiginoso de las personas de más edad, en detrimento de las más jóvenes. Actualmente hay 112 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Echando la vista atrás se observa un rotundo cambio de tendencia: la tasa de envejecimiento se situó en 1975 en el 35,9%, es decir, había 35 mayores de 65 años por cada 100 menores de 16. En otras palabras, la tasa de envejecimiento se ha triplicado en los últimos 40 años.
A la búsqueda del equilibrio Desde Adecco advierten de que ante este récord de envejecimiento es necesario incentivar políticas que se adecuen a los tiempos actuales, para así garantizar la sostenibilidad del sistema. “Conscientes del envejecimiento que está experimentando nuestra sociedad, una de las líneas de actuación más importante de las empresas será la búsqueda del equilibrio entre la fuerza laboral mayor de 45 años y la menor de 30”, reconoce Izaguirre.
El informe de la Fundación Adecco, sostiene que cuando en el Estado se fijó la edad de jubilación en 65 años difícilmente los trabajadores podían jubilarse. La esperanza de vida era menor y en pocos casos las personas que llegaban a esa edad estaban en condiciones de trabajar. Hoy, más de 50 años después, en la edad de jubilación se ha introducido un leve alargamiento de la vida laboral hasta los 67. Tras este cambio de tendencia confluyen dos circunstancias: los avances médicos que alargan la esperanza de vida y la caída de la natalidad.
A pesar de esta prolongación de la vida laboral como medida clave para garantizar la sostenibilidad del sistema, los mayores de 45 años siguen hallando obstáculos en su acceso al empleo. “Ya no tiene sentido discriminarlos, pues muchas veces están en el ecuador de su vida profesional. El informe dice que las empresas comienzan a ser cada vez más conscientes de ello y a tomar medidas para garantizar un futuro mejor, aunque aún les cueste”, concluye Izaguirre.