Bruselas - A punto de arrancar 2015, sostiene que Euskadi necesita ahora hacer un esfuerzo coordinado y serio para estimular la demanda a través de la inversión y con el sector público liderándolo porque “no se puede decirle a una generación de gente que no tiene sitio”.

¿En qué debe poner el acento Euskadi?

-Debe hacer una buena estrategia de innovación para la especialización inteligente. Euskadi tiene que acelerar su capacidad de adaptación al cambio a través de la innovación. Tiene que hacer una diversificación especializada a partir de lo que es y lo que sabe hacer bien, que no se puede apostar por todo y a la vez. Hay que concentrarse en lo realmente importante, en lo que somos buenos o en lo que podemos ser.

¿Y eso qué es?

-La estrategia tiene una característica fundamental y es que no se hace desde Lakua solo. Se hace sentándose en la mesa, discutiendo mucho, con empresarios, tecnólogos, investigadores y también la sociedad civil porque no somos los funcionarios quienes sabemos cuales son las oportunidades de mercado ni cual es nuestro potencial. Tenemos a todas las regiones europeas haciendo una estrategia porque es una condición por primera vez en la historia del Fondo Europeo de Desarrollo Regional. Si no hay una buena estrategia no hay dinero.

¿Las regiones que más crecen son las más innovadoras?

-A largo plazo las regiones que más crecen son las más innovadoras y cuando hablamos de innovación no hablamos solo de alta tecnología. Se trata de hacer cosas mejor, diferente, distintas aplicando conocimiento y eso pasa también en las pymes por la formación profesional, por juntarse en clusters, entender la cadena de valor, internacionalizarse de forma inteligente, el diseño.

¿Por qué le cuesta tanto a la Comisión Europea convencer de que hay que gastar en innovar?

-Porque como dice un amigo el cemento es más fácil que el conocimiento. Porque para hacer una política de innovación tienes que hablar con los demás. La innovación no se puede dictar, sí se puede cultivar. Las grandes infraestructuras sí se pueden dictar. Cuando hablamos de una buena política de innovación en realidad hablamos de una buena política industrial y para eso hay que salir, pensar y discutir. Hay que trabajar no por boletines oficiales o líneas de financiación inventadas desde el gobierno sino por problemas empresariales y tecnológicos en la economía global de hoy y, a partir de ahí, buscar soluciones y no al revés.

Según el último informe de inversión industrial en I+D de la Comisión hay menos empresas vascas entre las 1.000 que más gastan en toda Europa. ¿Hay retroceso?

-En Euskadi el indicador del gasto en I+D sobre el PIB está un poco por encima de la media europea, en el 2%, pero el más interesante no es ese dato sino el de cuántas empresas innovadoras hay y en ese sentido en España, en general, hay dos claves muy preocupantes. La primera es que la gran empresa tiene, en comparación con otros países, un peso en el gasto de innovación muy bajo, y la segunda es que desde el comienzo de la crisis, España está estancada en alrededor de 12.000 empresas innovadoras y un gasto en innovación que ha bajado cuatro o cinco puntos mientras que en la mayoría de los países se ha subido. Para una economía del tamaño de la española haría falta cuatro veces más de empresas innovadoras. Hay que invertir muchísimo más en innovación.

¿Hay en Euskadi suficientes emprendedores o ese espíritu se está perdiendo?

-No creo que el espíritu emprendedor haya caído. En el período actual hemos financiado en Euskadi, con ayudas comunitarias, 300 empresas de nueva creación, 1.500 proyectos de universidad y centros tecnológicos y unos 5.000 proyectos de investigación. Lo que hay que plantearse en Euskadi es cómo hacemos para que ni un solo chaval con talento se tenga que ir, para que ninguna idea que merezca la pena sea ignorada. De esta crisis lo más terrible, aparte de la gente sin trabajo y aquellos con miedo a perderlo, es la hemorragia de talento de una generación que ha salido al mercado laboral y tiene grandísimas dificultades de crecer en un trabajo. No se trata de quedarse en un sitio y que te tengan que encontrar un trabajo en tu barrio. Es bueno que la gente salga, se forme, pero que pueda tener oportunidades de tener un puesto de trabajo donde quiere vivir.

Requerirá una estrategia global.

-Se necesitan varias cosas: preguntar a los investigadores y profesionales que hay en Euskadi de fuera y aprender de eso, saber que los grandes profesionales quieren un entorno laboral que les permita desarrollarse al máximo en materia de tecnología y de nuevas empresas y eso requiere un entorno económico, social, cultural. Necesitas empresas, no solo una, un entorno que te permita la multidisciplinariedad necesaria, buenos colegios, un entorno comunitario abierto, donde se celebre la diversidad, donde se acoja al diferente.

2014 se despide con numerosos casos de fraude y mal uso de fondos europeos. El último, uno sobre aeropuertos financiados con dinero público y que no son sostenibles. ¿España ha utilizado mal los fondos?

-Lo que leo me da simplemente vergüenza. Es un tema judicial y ojalá vayan a tope contra esto. Si de algo tenemos reputación es de ser pesados y puntillosos. Otra cosa es la falta de buena planificación. Con 160.000 millones de euros, que es lo que ha ido a España desde su entrada en la UE, uno puede plantearse si ese dinero ha servido para hacer una transición del modelo productivo y crear empleo, o no. Es una opción de planificación. España ha optado más por infraestructuras y otros países, como Polonia, por gasto cercano a las necesidades empresariales.