Moscú - Los rusos observan con preocupación la imparable caída del rublo, que trae los ecos del crack de 1998, cuando se volatilizaron sus ahorros de la noche a la mañana, mientras el Gobierno acusa de la crisis a los especuladores y a factores externos. “Nos hemos topado con problemas relacionados con dos factores bien conocidos por todos y que no dependen de nuestro país: la continuada caída de los precios del petróleo y la negativa influencia política del exterior. Me refiero a las sanciones”, decía ayer el primer ministro, Dmitri Medvédev.

El jefe del Gobierno reunió de urgencia a sus ministros del área económica con los principales exportadores del sector energético y metalúrgico, tras el desplome sufrido en el martes negro por la moneda rusa, cuando llegó a perder el 24 y el 28% ante del dólar y el euro, respectivamente, a pesar de que el Banco Central decidió una espectacular subida de sus tipos de interés, del 10,5 al 17%. El rublo, que abrió hoy de nuevo a la baja, se estabilizó algo después de que el Ministerio de Finanzas anunciara que comenzará a vender sus remanentes de divisas, unos 7.000 millones de dólares. Finalmente, las cotizaciones oficiales quedaron en 67,7 rublos por dólar y 84,5 rublos por euro -una pérdida del 8%- pero en la práctica las divisas se vendían ya más caras en la calle.

El pánico es comprensible si se tiene en cuenta que el rublo se ha depreciado ya más del 50% desde principios de año, espoleado por una masiva fuga de capitales, el desplome del precio del crudo, fundamental para el presupuesto ruso, y las sanciones por la crisis de Ucrania. Mientras algunos medios, como Nezavísimaya Gazeta, criticaban ayer la drástica subida de la tasa clave del BC, a la que acusaban de haber aumentado el pánico en el mercado, los ciudadanos ven cómo los precios suben. En algunas tiendas de moda extranjeras, Efe pudo observar cómo a las etiquetas originales de algunos artículos se les ha superpuesto otra con el nuevo precio, hasta un 20% más elevado. Compañías como Apple Rusia reconocieron que su tienda virtual no funcionará hasta tener claro qué cambio aplicar.

Frente a la posición del Gobierno, el opositor Nóvaya Gazeta escribió ayer que “ni la caída del precio del petróleo ni las consecuencias de las sanciones pueden explicar la caída del rublo, que ha perdido la mitad desde el Maidán (las protestas que llevaron al cambio de poder en Ucrania)”. La víspera de que el presidente Vladímir Putin celebre hoy su tradicional rueda de prensa de fin de año, este diario cree que el precio del rublo no es “injusto”.

Según esta misma tesis, Gazeta.ru sostiene que esos factores no han hecho más que precipitar las crisis financiera y del modelo que comenzaron a gestarse mucho antes de la anexión de Crimea, en marzo. A estas, explica, se suma la crisis de gestión, cuya causa “no radica en la inamovilidad en el poder ni en que entre los cargos del Estado prevalezca el servilismo sobre la profesionalidad, sino en que se ha puesto un signo de igualdad entre los intereses del país y los de las grandes compañías estatales”.

Muchos expertos coinciden en que cuando optó por respaldar el separatismo prorruso en Ucrania, Rusia sobrestimó la solidez de su economía y calculó mal la reacción de Occidente. El fervor patriótico, la consigna Krimnash (Crimea nuestra), relegó a un tercer plano las preocupaciones que ya generaba la economía. Según el BC, la fuga de capitales ascenderá este año a 134.000 millones de dólares y la inflación superará el 10%.