donostia - Si ya se sabía que la quiebra de Fagor Electrodomésticos fue una especie de tsunami en el seno de la Corporación Mondragón (MCC) por su notoriedad en el mercado y su carácter referente en el movimiento impulsado por el Padre Arizmendiarrieta -hasta el punto de forzar la dimisión de su presidente-, lo que se desconocía era la verbalización intramuros de los efectos que su desaparición ha tenido en el seno del grupo cooperativo de Arrasate, hasta el punto de plantearse una serie de cortafuegos y mecanismos tanto internos como externos para evitar en el futuro situaciones parecidas dentro de un proceso de adaptación a las circunstancias sociales y de los mercados.

“La crisis de Fagor Electrodomésticos y su gestión posterior ha deteriorado y distorsionado la imagen de la marca Mondragón en los diferentes públicos destinatarios como son las administraciones, medios de comunicación, proveedores, clientes, socios y sociedad en general”, se reconoce en el documento Mondragon del futuro, que será sometido a la aprobación por parte de los 650 cooperativistas que acudirán al congreso cooperativo 2014 que tendrá lugar el próximo lunes en Donostia y al que ha tenido acceso este periódico. Este documento será la hoja de ruta en sus líneas generales que deberá llevar a cabo el nuevo presidente del Consejo General de Mondragón, Javier Sotil, y cuya concreción se plasmará en el congreso de 2015.

A partir de esta realidad el documento, que es fruto de la reflexión que durante todo este año se ha realizado en el seno de los órganos corporativos de MCC desde la crisis de Fagor Electrodomésticos recoge 12 líneas de actuación que serán desarrolladas en forma de ponencias por las cooperativas en una segunda fase y que darán cuerpo al plan estratégico 2017-2020.

Las grandes novedades son el reforzamiento de la estructura corporativa de Mondragón a través de los mecanismos de intercooperación -donde se va a reforzar la estructura actual de las divisiones-; unas mayores exigencias de valores como la solidaridad no como algo altruista sino en función de resultados; y la puesta en marcha de nuevos mecanismos financieros al margen de las aportaciones al grupo y a las propias reservas que hacen las cooperativas ante una creciente mayor necesidad de capital y con un descenso de la presencia del tradicional sistema bancario. El texto no olvida la soberanía y la autonomía de las 103 cooperativas que forman Mondragón.

El estigma de Fagor Electrodomésticos aparece de manera clara cuando se trata de transformar uno de los principios del modelo cooperativo como es el de la solidaridad. Así, se plantea su promoción “desde un enfoque de mayor exigencia, que permita transformar y no perpetuar situaciones empresariales no sostenibles”.

El diagnóstico es claro a la hora de fijar los errores que se han cometido con Fagor Electrodomésticos y que llevaron a su quiebra: “Se ha tratado de una solidaridad incondicional y han faltado mecanismos de exigencia para el receptor que son necesarios, ya que además de asegurar la solidaridad ante las dificultades hay que garantizar que los recursos colectivos se empleen adecuadamente y se dirijan a donde pueden producir mejor resultado social y empresarial”.

Ante una situación en la que el principio de solidaridad se debe aplicar “como un paliativo de problemas empresariales y no como una solución a los mismos” la conclusión a la que llega el documento es clara: “La pertenencia de una cooperativa a Mondragón no le resta la plena responsabilidad sobre su realidad por mucho que pueda recibir apoyos solidarios de otras cooperativas o de los instrumentos cooperativos”.

Por ello, en el documento reconoce que los 300 millones de euros que se estima recibió Fagor Electrodomésticos del conjunto de Mondragón situó a “los actuales instrumentos financieros corporativos en una posición de debilidad que es necesario revisar”.

MCC va a impulsar la creación de instrumentos fnancieros para llevar a cabo los nuevos proyectos empresariales que se desarrollan a través de Mondragon Inversiones y con carácter interno en proyectos de implantación local, reforzamiento a proyectos de desarrollo y mecanismo de resolución. Es decir, reestructuraciones o cierres de cooperativas.

Nuevos proyectos En el capítulo del desarrollo de proyectos se plantea “apalancar recursos externos que complementen las aportaciones internas y gestionados con estrictos criterios de mercado en cuanto a rentabilidad, garantías, política de riesgos y gobernanza, aplicando criterios de capital riesgo y estableciendo los límites necesarios en las aportaciones”.

Mondragon Inversiones ha sido un elemento clave en el desarrollo de nuevos proyectos, en el apoyo y acompañamiento en la internacionalización de las empresas, incluso en el apoyo de cooperativas con dificultades. Esa actividad se refuerza con la desarrollada por la Fundación Mondragón, que se mantiene como un instrumento de apuntalamiento de la situación económica de las cooperativas y de compensación de pérdidas.

Cabe destacar también la identificación y obtención de fuentes de financiación alternativas a las bancarias, así como el impulso de un cambio cultural en las cooperativas sobre su práctica financiera a la hora de reforzar sus propios recursos.

Otra de las novedades que aporta el documento es el papel que dentro de la estructura organizativa de Mondragón juegan las divisiones sectoriales actualmente diversificadas en cuatro áreas: Finanzas, Industria, Distribución y Conocimiento, que a su vez se dividen en subgrupos, y a las que se les quiere dar un mayor empuje como instrumento de cohesión de las empresas del grupo.

“En la medida en que la convergencia de las cooperativas integradas en la división es mayor, se incrementa la solidaridad e intercooperación y ello permite un mayor aprovechamiento de sinergias y mayor capacidad de participación de la división en los proyectos individuales de las cooperativas”, indica el documento.