Bilbao - Con el relevo de Mario Fernández y la llegada de Gregorio Villalabeitia, Kutxabank inicia una nueva era, según el propio banco. Fernández asumió la tarea de liderar la anteriormente fracasada fusión de las cajas vascas, tarea que bajo su dirección se consiguió. Tras la creación de Kutxabank, él ha sido el encargado de liderar sus primeros pasos. Pasos en los que no han sido pocas las trabas, derivadas de la crisis global y de la del sector financiero estatal, especialmente. Fernández se va con el aval del último test de estrés, que deja al banco vasco en una posición inmejorable. Líder en solvencia entre las grandes entidades españolas y entre las mejores a nivel europeo.

Pero si la etapa de Fernández, primero al frente de BBK y después como presidente de Kutxabank, ha estado marcada por los retos, la de Villalabeitia no será diferente. Los desafíos ya asoman, en el corto y medio plazo. Son retos bancarios, jurídicos y regulatorios. La reestructuración del sector no ha culminado aún y en el nuevo mapa que se dibuja el banco vasco debe buscar su sitio, un lugar en consonancia con su solvencia, un espacio preferente.

Villalabeitia llega para afrontar de un lado las dificultades propias del sector. La banca sufre los efectos de la crisis y el negocio puramente bancario se resiente. La morosidad ha aumentado de forma notable y los márgenes del negocio se han estrechado al mínimo. Por si fuera poco, Kutxabank, dentro del modelo estatal, padece las consecuencias del rescate financiero español.

Nacida en 2012, la entidad tuvo que afrontar la caída de Bankia y las consecuencias de su posterior rescate mientras los tiempos de la fusión seguían sus propios ritmos internos. Sin margen de maniobra. La prima de riesgo española se disparó durante el verano de ese 2012 y los costes de financiación se elevaron notablemente para el sistema estatal y la banca se vio arrastrada por el maremoto. Kutxabank se vio afectada además por la mala reputación que de golpe tomaron todas las antiguas cajas de ahorros estatales, culpables a ojos de los mercados de los males del sector español.

Las aguas en ese sentido parecen calmadas pero la crisis, el paro y la baja inflación especialmente han motivado que los tipos de interés estén en mínimos nunca antes vistos en la era del euro. El BCE ha encadenado bajadas hasta dejar los tipos en el mínimo histórico del 0,05%. Eso ha estrechado los márgenes de beneficio de los bancos europeos y Kutxabank no es una excepción. El Euríbor por ejemplo, el tipo al que se regulan las mayoría de las hipotecas, se situó en el 0,338% en octubre. Cuando Kutxabank surgió, en enero de 2012, estaba en el 1,837%.

Villalabeitia tendrá como reto reactivar y optimizar el negocio bancario. Es vital, porque, entre otros, de lo que el banco genere, de su beneficio, depende la dotación a las obras sociales de las antiguas cajas, a través del dividendo que reciban las fundaciones bancarias. El negocio siempre ha sustentado la obra social y así seguirá siendo.

A la espera El mandato de Villalabeitia inicia un nuevo tiempo, pero seguirá pendiente de la revolución en la que está inmerso el sector. En ella, queda por conocer que tareas tendrán que emprender las ya transformadas fundaciones bancarias. En el caso de Kutxabank, son sus tres accionistas las que dependen de las decisiones que tome el regulador.

Estos días, BBK, Kutxa y Vital están a la espera de que el Banco de España emita la circular en la que se desarrolla la ley de cajas y fundaciones bancarias aprobada el año pasado como condición al rescate. El futuro accionarial del banco podría cambiar en función de lo que el regulador decida. La norma pretende evitar que las antiguas cajas tengan poder sobre los bancos. BBK tiene el 57% de Kutxabank. Las directrices del regulador podrían obligarle a rebajar esa participación. Incluso podrían forzar a minimizar la participación de las tres antiguas cajas en conjunto.

A la espera de lo que el texto concrete, cada fundación tiene que presentar al Banco de España su plan de gestión, en teoría dos meses después de fundarse. Y antes de que transcurra un mes más, Kutxa y BBK deben añadir un plan financiero. El Banco de España tendrá que establecer si deben dotar un fondo de reserva. Además, por su tamaño, Kutxabank es desde este mes, una de las entidades financieras que directamente controla el mecanismo único de supervisión bancaria europeo, el MUS, por sus siglas en inglés, y debe adaptarse a esa situación.