BILBAO - La minicrisis generada en el seno de la Confederación Empresarial Vasca, Confebask, este verano tras el anuncio de su secretaria general, Nuria López de Guereñu, de abandonar el cargo prematuramente, oficialmente por “razones personales” y, según otras fuentes, por el cansancio generado por las diferencias con algunas de las territoriales empresariales como el SEA alavés, se zanjó con la articulación de un nuevo sistema de trabajo en la cúpula empresarial vasca y con el nombramiento de Eduardo Arechaga como sustituto de la exconsejera vasca de Transportes y nuevo número dos de Confebask.
Arechaga es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Facultad de Económicas de Sarriko de la UPV-EHU y máster en dirección y administración de Empresas (MBA) por la Escuela de Negocios del IESE-Universidad de Navarra. Atesora una amplia experiencia en la organización empresarial, pues ha llevado durante años la dirección del Departamento Económico Fiscal pero también en la empresa privada pues ha pasado, entre otras compañías, por la antigua siderúrgica Unión Cerrajera.
Ahora, Arechaga analiza la situación de la economía y de las relaciones laborales vascas desde el punto de vista empresarial con la preocupación no sólo por los efectos de la crisis en la industria y demás sectores sino por el daño que la corrupción está haciendo en la sociedad.
¿Cómo está la industria vasca?
-La situación ha mejorado aunque discretamente. Pese a la mejora, la industria está al 70% de las cifras de 2007. Y esta situación hay que contrastarla con otra realidad como es la de Estados Unidos cuyo sector industrial no solo se ha recuperado sino que ahora supera en un 10% las cifras de antes de la crisis. En Euskadi tenemos una buena base industrial porque se ha cuidado siempre con una visión estratégica de futuro pero hay que mejorar.
¿Qué se puede hacer para no desayunarse un día con más anuncios de cierres de empresas como Candy, Arkema o Cablenor?
-La industria vasca tiene que posicionarse en la fabricación de productos de más valor añadido y más complejos porque somos una economía desarrollada con capacidad para hacerlo y con costes propios de un país avanzado. Además es preciso incrementar el esfuerzo en internacionalización y en innovación.
Los estudios insisten en que las empresas vascas son pequeñas y eso no ayuda a su competitividad.
-Si tenemos en cuenta que vamos hacia un mercado único y este es mundial está claro que el tamaño sí importa y, al menos a nivel industrial, mucho porque las empresas más grandes tienen costes de financiación más bajos pueden destinar más recursos a innovación, tienen más músculo para salir a los mercados exteriores, etc.
¿Y qué se puede hacer?
-Un trabajo de concienciación y una incentivación por vía fiscal. En Confebask estamos elaborando un estudio con propuestas para paliar la problemática del escaso tamaño empresarial.
Hablar de competitividad cuando las empresas en el Estado español tienen costes financieros y energéticos más altos que sus competidoras es un pequeño milagro...
-Es una contradicción que se diga que se quiere apoyar a la industria, favorecer la competitividad de las empresas y aumentar las exportaciones cuando, por ejemplo, gran parte de la subida eléctrica no tiene que ver con el precio del mercado sino con el aumento de los costes regulados fijados por el Gobierno. Y en el tema de la financiación es verdad que la situación ha mejorado respecto al pasado año. La banca estudia operaciones y, al menos para inversión, sí hay una situación más positiva pero las empresas todavía precisan de una mejor financiación para circulante y la realidad es que las pymes vascas todavía pagan sus créditos más caro que las alemanas.
¿Reconocen que los salarios han bajado?
-Tenemos claro que competir en base a salarios bajos no es estable, ni factible a largo plazo. Y sí es verdad que con la crisis se ha producido una moderación salarial pero está corrigiendo incrementos de años precedentes que no estaban respaldados por aumentos de productividad. En la industria vasca el control salarial es importante en este contexto de baja demanda pero consideramos tanto o más importante el poder dotar de la mayor flexibilidad posible a las empresas para adaptarse a lo que demanda el cliente en un mercado global.
La reforma laboral ha dotado de mayor flexibilidad y poder a las empresas. ¿Qué balance hacen a los dos años de su puesta en funcionamiento?
-A la reforma laboral le falta seguridad jurídica. Muchos aspectos de la misma son interpretados de diferente manera en los tribunales. Con estas discrepancias judiciales no sabes a qué atenerte. En todo caso una virtud de la reforma laboral en el escenario de los últimos años con una fuerte caída de la demanda es que ha permitido a muchas empresas mantenerse y sobrevivir en un escenario adverso.
La ultraactividad de los convenios colectivos sigue siendo el nudo gordiano de las diferencias entre los sindicatos vascos y las organizaciones empresariales.
-El problema está en que ELA y LAB no quieren que se cumpla la legalidad vigente. De ahí su postura de bloquear la negociación colectiva porque antes la ley les permitía seguir igual si no había acuerdo entre las partes. Nosotros cumplimos siempre la ley, antes y ahora. Nos guste más o menos.
Pues LAB les acusa, más o menos, de querer ilegalizar a los sindicatos que no se suman a su visión de la negociación colectiva.
-Desde Confebask negamos totalmente haber solicitado o instado la ilegalización de organización o sindicato alguno. Ni lo hemos hecho, ni lo haríamos, nunca. Aquí lo que hay es un borrador de real decreto del Gobierno español -no es ninguna iniciativa de Confebask- al que hemos alegado, por la parte que nos toca, que nos parece oportuno que se exija en los estatutos de los agentes sociales, como funciones propias, los aspectos que se detallan en el citado borrador, es decir negociación colectiva, diálogo social y participación institucional. En otras palabras, en contra de lo que da a entender el sindicato, desde Confebask se pide que exista un procedimiento más garantista que el planteado por el Gobierno en el borrador de decreto.
¿Acudirán a la mesa de diálogo social aunque las organizaciones que representan la mayoría sindical en Euskadi, ELA y LAB, hayan avisado que no lo harán?
-Sí. ¿Cómo no vamos a acudir a un foro para poder hablar y poder acordar medidas para salir de la crisis? En Confebask siempre hemos apostado por el diálogo, por la negociación, por buscar soluciones entre todos. Por el acuerdo, en definitiva.
El Gobierno español en su reforma laboral parece haber apostado por la negociación colectiva a nivel de empresa más que por la sectorial territorial.
-Las organizaciones empresariales vascas siguen defendiendo el modelo de una negociación colectiva sectorial territorial (provincial) aunque por supuesto que seguirá habiendo convenios de empresa. Pero el modelo vasco es el citado porque no hay que olvidar que el 99% de las empresas vascas tienen menos de 50 trabajadores y facturan menos de 10 millones de euros.
¿Cómo hay que entender la propuesta de Adegi de implantar un nuevo sistema de relaciones laborales? ¿No entra en contradicción con la negociación colectiva tradicional con los sindicatos como interlocutores?
-Es una apuesta estratégica que es complementaria y que puede convivir con la negociación colectiva. Lo que busca es generar una nueva cultura de empresa, con más transparencia e intercambios de información, aras de un mayor compromiso del trabajador con la empresa porque ello beneficia a todos.
¿Cómo ven las perspectivas económicas para el próximo año?
-Existen perspectivas ligeramente positivas pero con interrogantes derivados de la situación de las economías de los dos primeros clientes de las empresas vascas, Alemania y Francia, que están apáticas. En las empresas existe preocupación por la evolución de la economía europea pues se ve un crecimiento anémico. La recesión no es el escenario más probable pero creemos que las autoridades europeas tienen que reflexionar.
¿En qué sentido?
-Las medidas de austeridad y rigor están bien pero es preciso articular en la Unión Europea medidas de estímulo de la demanda. Mire a EEUU: el país de origen de la crisis ya fabrica más que en 2008 y su PIB es un 5% mayor.