MADRID - Unos presupuestos comprometidos con el “rigor” en el gasto y con la “consolidación fiscal”. El Gobierno de Rajoy presentó ayer un proyecto de Cuentas Públicas “continuista”, sin margen para alegrías en el capítulo de la inversión. El gasto final sube en un 4,3%, y las inversiones crecen por primera vez en la crisis, un 8,8%, pero también se incrementan los gastos corrientes en bienes y servicios (4,6%) o las retribuciones de los funcionarios (1,6%), pese a la congelación salarial. Unos aspectos compensan otros.

Hay un dato que refleja el perfil plano de las directrices presupuestarias. El dinero que se destinará a pagar los intereses de la deuda supera la suma de los fondos disponibles en los ministerios que más gastan: Empleo, Interior y Defensa. Juntos acumulan 35.603 millones de euros, mientras que los intereses se comerán 35.490 millones del presupuesto.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no ocultó el carácter “austero” de la política de gasto del PP e incluso puso en valor la capacidad de su partido a la hora de atornillar presupuestos. Lo hizo Aznar en la crisis de los 90 que le aupó a la Moncloa y ahora es el turno de Rajoy en similares circunstancias, defendió Montoro, recordando que el nuevo proyecto recoge una rebaja de impuestos.

Sin embargo, el mensaje optimista que defienden los populares de un tiempo a esta parte -España sigue creciendo pese al parón de Alemania y Francia- estuvo presente. Montoro aseguró que la época de los sacrificios toca a su fin y que los Presupuestos del próximo año serán los de la consolidación de la recuperación economía y el empleo.

“Austeridad” Es momento de hacer un “esfuerzo por devolver a la sociedad lo que ha aportado para hacer posible esta recuperación”, aseguró. Lo hizo ciñendo ese retorno a la rebaja de los impuestos y reconociendo implícitamente que no habrá mucho dinero disponible para atender las necesidades de los ciudadanos. Ni para inyectar recursos en el circuito de la economía ni para atender el gasto social. Aunque técnicamente no habrá recortes, el balance “seguirá siendo austero”.

“Lo que planteamos en este nuevo Presupuesto es una contención del gasto. A eso le llamamos austeridad, a gastar desde las administraciones públicas menos de lo que lo crece la actividad económica, no a reducir el total [del gasto]”, explicó. El ministro no bajó al detalle de las partidas. Se centró en la filosofía y en el acento; en su orientación general, que, para el Gobierno español, conjuga la contención con el estímulo. Montoro aseguró que “nadie” de su Ejecutivo ha dicho que la crisis haya acabado y que las cuentas estarán por ello consagradas a apuntalar la recuperación.

En esa dinámica destacó el Plan Crece, que destinará al impuso del crecimiento y la competitividad 2.187 millones, un 1% del gasto total del Estado. Casi la mitad del programa se dedicará a la financiación de pymes y 470 millones a la lucha contra el paro juvenil. También habrá partidas reducidas para impulsar la I+D+i empresarial (100 millones) o garantizar la conectividad a Internet de las compañías, otros 100. Un total de 450 millones se destinará a inversión en ahorro de energía o a saneamiento y depuración en las empresas. La visión global del proyecto de presupuesto, que sufrirá pocas variaciones en una tramitación parlamentaria marcada por la mayoría absoluta del PP, deja otros apuntes, algunos de ellos ilustrativos de la compleja situación en la que sigue sumergida España.

récord de deuda pública La deuda pública superará el próximo año el 100% del PIB. El Tesoro tendrá que pedir prestados casi 243.000 millones a los mercados para financiarse y amortizar las deudas ya contraídas. Será como si Rajoy pidiera cada día un préstamo de 665 millones.

Las pensiones subirán el mínimo previsto por ley, un 0,25%. Tomando como referencia la pensión media de agosto, los jubilados tendrán un incremento salarial de 2,5 euros al mes el próximo año. El Gabinete de Rajoy confía en que la mejora de la economía se traslade al mercado laboral. Así, estima que las cotizaciones sociales crecerán un 6,8%, hasta rozar los 110.000 millones, lo que le permitirá una autofinanciación del 80,7%. Además, se recortan las prestaciones por desempleo un 15% y se destinarán 25.000 millones a subsidios .

La reactivación también permitirá, según el proyecto de Presupuestos, un avance de la recaudación tributaria a pesar de la rebaja fiscal. El crecimiento llegará de la mano del IVA, que aportará 60.250 millones a las arcas del Estado, un 7,2% más por la reactivación del consumo. El IRPF tendrá un comportamiento plano (0,6%) porque la rebaja de los tipos compensará el incremento de las retenciones. Mientras que el Impuesto de Sociedades avanzará un 20% por el repunte de los beneficios empresariales.

El gasto en infraestructuras registrará el primer crecimiento de la crisis y se invertirán 9.469 millones. Habrá incrementos en todas las comunidades sin intensidad suficiente para amortiguar recortes anteriores. Desde que Rajoy se instaló en la Moncloa el gasto en Catalunya, la más castigada, ha caído casi un 60%.