CON los últimos días del mes de junio concluye el curso económico 2013-14 y llegan las notas obtenidas en el mismo. Claro que, a diferencia de un curso académico, no cabe esperar a septiembre como una segunda oportunidad para aprobar las asignaturas pendientes. Sería irresponsable que así ocurriera. Cierto es que gobernantes y responsables económicos saben que entramos en un escenario veraniego y vacacional donde las opiniones, públicas y publicadas, se relajan en busca del sol, la playa y el divertimento, pese a que el balance del periodo analizado siga siendo preocupante en la medida que prevalecen las incertidumbres, injusticias y desigualdades sociales.
Vayamos, por tanto, no sólo a verificar qué asignaturas se aprueban o suspenden, sino a saber dónde y cómo persisten las incertidumbres y los peligros. La primera conclusión, desde una perspectiva global, es que ha sido un curso menos malo que el anterior, pero es un enfoque demasiado simplista para una materia (socio-económica) harto difícilmente definible por su complejidad. Las medidas económicas, empresariales, laborales, fiscales o financieras, deben encuadrarse en un escenario planetario donde la política y los acuerdos están tutelados por lo que, en el mundo del transporte marítimo, se conoce como bandera de conveniencia que, en muchas ocasiones, dejan leyes y normas, cuyas consecuencias obligan a decisiones controvertidas. En este escenario, señalemos algunas de las asignaturas pendientes. No están todas las que son, pero sí lo son las que están:
Feliz verano.