BILBAO - Salir fuera se ha convertido en casi una obligación para las ingenierías y consultorías vascas por el frenazo del mercado doméstico. Sin embargo, la mejora en casa no conllevará un repliegue.
¿La apuesta por la internacionalización es definitiva en Avic?
-El que repunten los mercados locales no va a hacer que la actividad exterior se repliegue. Estamos ahí, no para volver, sino para quedarnos. Y será más fructífero sin las urgencias de esta crisis de caballo. Ni antes era una actuación no pensada, ni ahora va a retroceder esa actividad exterior en la recuperación. Al revés, una vez vencida la resistencia de la crisis y con la experiencia lograda en el exterior, las barreras están superadas. Hay trabajo para hacer en determinados países.
¿En qué países?
-Nuestra industria de ingeniería y consultoría lleva un decalaje con otras actividades industriales al salir al exterior. No tienes por qué tener la misma hoja de ruta que Fagor Ederlan o Maier, cuyos clientes habituales han sido Peugeot o Volskwagen, que tienen consumidores europeos, multinacionales. Europa ha sido el mercado exterior nuestro natural hace 25 o 30 años. Para los que no iniciaron el proceso de internacionalización entonces los mercados ahora más accesibles son otros, porque están en un nivel de madurez distinto. Se ganan contratos en Francia, podemos aportar algo en esos países, sin duda, pero es más difícil el grado de madurez de esos mercados y esos compradores no tiene nada que ver con las economías en desarrollo.
¿Y en qué zonas concretas?
-Estamos hablando de los países de Latinoamérica, de Oriente próximo, el Norte de África, o la parte del sudeste asiático. Son economías en las que también hay que competir -al final los americanos están en México y en Tailandia- pero llenos de oportunidades. Nuestro nivel de contratación en Europa occidental es menor que por ejemplo en Estados Unidos, porque aunque es una potencia, los niveles de modernización entre Estados son distintos.
La ayuda de las administraciones es clave en la internacionalización, ¿encuentran apoyo?
-Ahí está el concepto de gobernanza empresarial, de diplomacia corporativa. Desde las instituciones, más que desde las propias asociaciones empresariales, está el concepto de lobby: el tener unas instituciones políticas que tengan relaciones con otros países es una cuestión muy importante a la hora de acceder a determinados mercados. En ese sentido, lo que nos resulta más próximo es todo lo que es el tejido institucional relacionado con Spri y con sus oficinas comerciales. Son los que te ayudan, sin olvidarnos del Icex, pero las instituciones más próximas son el Gobierno Vasco y su brazo ejecutor de Spri, que son muy bien recibidas.
¿Y es suficiente?
-Entendemos que tenemos la capacidad de influencia exterior que tenemos y eso es útil. Hay que seguir prodigándose y seguir intensificando las redes exteriores a través de Spri, que tengan una carácter de ayuda al posicionamiento de la empresa.
También juegan su papel las alianzas entre empresas
-Sí, luego está el plano táctico, de optimizar recursos, hay asociados nuestros que llevan esas iniciativas de compartir recursos donde no llega la Spri. Se comparten instalaciones, porque no somos empresas tan intensivas en el gasto como puede ser CAF, y reducir el riesgo de inversión viene ayudado por la cooperación en la logística. En las salidas al exterior también es interesante hacer consorcio para poder ofrecer servicios.