Lisboa - El Gobierno portugués se comprometió ayer a mantener el "impulso reformista" también en ausencia de la troika -BCE, FMI y Comisión Europea- en el día en que el país salía oficialmente del programa de asistencia financiera. Portugal deja así de estar bajo vigilancia directa de los hombres de negro, tres años después de solicitar el rescate de 78.000 millones de euros, un período dominado por las políticas de ajustes y reformas que han llegado para quedarse.
Portugal cerró ayer sin necesitar más ayuda la tercera intervención externa que vive en el periodo democrático cuando se cumplen cuatro décadas del fin de la dictadura, con la confianza de que lo peor de la crisis ha pasado ya pero con dudas sobre hasta qué punto las duras medidas ya aplicadas transformaron su economía para hacerla más sostenible.
Para celebrar este adiós a la troika, el Gobierno portugués optó por intentar transmitir un claro mensaje al exterior: que no perderá su "ímpetu reformista" y que todavía queda mucho por hacer.
En una reunión extraordinaria, el Ejecutivo aprobó un documento específicamente dirigido a los inversores extranjeros y sus socios europeos en el que recopila las políticas ya aplicadas y las que todavía tiene pendientes en materia de competitividad, capital humano y reforma del Estado.
Así lo señaló en declaraciones a los periodistas el secretario de Estado adjunto al primer ministro, Carlos Moedas, quien presentó "una estrategia de reformas a medio plazo para Portugal", que recopila las líneas maestras del ideario del Ejecutivo conservador luso para los próximos años.
La continuidad y la validez de esta agenda de reformas dependerá de las próximas elecciones, previstas inicialmente para 2015, ya que el principal grupo de la oposición, el socialista, censura varias de las medidas. "A pesar del éxito que supone haber concluido nuestro programa de asistencia financiera, tenemos que continuar con las reformas. Nadie quiere volver atrás a situaciones insostenibles", recalcó Moedas. El documento divulgado ayer no anuncia nuevas medidas y se limita a reunir en un único texto todas las reformas del país con el objetivo de resumir ante los inversores extranjeros y sus socios europeos el trabajo realizado.
Durante el período bajo la asistencia financiera, Portugal acabó en recesión los ejercicios 2011, 2012 y 2013, y sus niveles de desempleo alcanzaron valores récord, superiores al 17%, lejos de las expectativas de la troika. Entre los sacrificios realizados figuran recortes del gasto y servicios públicos, incluidas las condiciones de los funcionarios, reforma de pensiones subiendo la edad de jubilación a 66 años, subidas de impuestos y una reforma laboral para facilitar el despido.
463.000 millones en total Irlanda, España y desde ayer Portugal han dejado atrás unos duros rescates a su economía o a la banca que, junto al de Chipre y al de Grecia, han generado una factura de unos 463.000 millones de euros.
Al margen de Portugal, Irlanda salió en diciembre tras tres años de un programa de rescate con una factura de 85.000 millones de euros. España abandonó en enero pasado la asistencia a la banca tras recibir 41.300 millones. Chipre se ha beneficiado de 4.750 millones de euros del rescate de hasta 10.000 millones, mientras que en Grecia, que supone el grueso de la factura, aún está en el aire cómo acabará un programa que a día de hoy supera los 172.000 millones de asistencia. - Efe