A la manida frase de el trabajo dignifica se le podría añadir que, en ocasiones, enferma. Músculos, tendones y articulaciones sufren las posturas que adoptan los operarios para realizar sus tareas; también la piel y los pulmones padecen el contacto con determinados agentes, muchas veces químicos; los nervios pueden paralizarse como consecuencia de la presión que se aplica; y forzar las cuerdas vocales conlleva consecuencias. Pero si destaca alguna dolencia entre los trabajadores vascos esas son las hipoacusias, o lo que es lo mismo, las pérdidas de audición que han desbancado a las lesiones ocasionadas por posturas y movimientos repetitivos.
Así lo recoge el informe anual de enfermedades profesionales en la Comunidad Autónoma de Euskadi elaborado por Osalan, el instituto vasco de Seguridad y Salud Laborales. Los últimos datos actualizados son relativos al año 2012, ya que la memoria de 2013 se está elaborando en estos momentos. Pese a ese desfase temporal, las cifras son muy significativas y recogen una realidad desigual entre los empleados vascos. El sector industrial es el que más dolencias crea entre sus operarios y los hombres y las mujeres padecen las consecuencias del trabajo de forma diferente.
Un 28 de abril como hoy, Día internacional de la Salud y Seguridad Laboral, conviene echar la vista atrás. Osalan y sindicatos celebrarán numerosos actos para reivindicar que se ponga freno a los accidentes y a las enfermedades que se crean en el entorno laboral. Los trabajadores buscan ganarse la vida y, en las ocasiones más extremas, la pierden. "Para nosotros todos los días son días para la seguridad y salud laborales", afirmó hace unos días Izaskun Urien, directora general de Osalan, que reclamó "una política activa de prevención de riesgos laborales" para lograr unos lugares de trabajo "saludables y seguros".
En el año 2012 se declararon 2.615 enfermedades profesionales, aunque 491 de esos casos fueron recaídas. Es decir, hubo casi tres casos -2,98- por cada mil trabajadores en Euskadi -frente a los 3,15 de 2011-. Las bajas tuvieron una duración de 29 días de media -seis menos que un año antes-, aunque esa duración es algo que depende esencialmente del tipo de enfermedad que se padezca por lo que los periodos de baja son muy diferentes.
En cuanto a las actividades productivas en las que con mayor frecuencia se concentraron el mayor número de enfermedades profesionales en 2012 fueron la fabricación de productos metálicos, excepto maquinaria y equipo; la metalurgia; las actividades de construcción especializada; la fabricación de maquinaria y equipo; y la fabricación de vehículos de motor y remolques. La industria está a la cabeza. Pero no solo trabajar en ese campo acarrea riesgo de enfermedad. En el área de la Educación, son numerosos los casos de profesionales que sufren males en sus cuerdas vocales por forzar la voz y entre peluqueros, por ejemplo, se dan casos del síndrome del túnel carpiano, nueve en 2012.
Que las mujeres y los hombres tradicionalmente se dediquen a actividades diferentes también explica que sus dolencias sean distintas. 859 hombres sufrieron pérdidas de audición en ese 2012 frente a 12 mujeres. En cuanto a las enfermedades en las cuerdas vocales, fueron 102 mujeres frente a 6 varones las que sufrieron dolencias.
Este 28 de abril está dedicado a la seguridad y la salud en el uso de productos químicos en el trabajo. Por ello Osalan elaborará el diagnóstico de situación del riesgo químico en la CAV. Pero la lucha no acabará ahí. Es diaria.