BILBAO - El secretario general de la organización empresarial vizcaína Cebek, Fran Azpiazu, tiene sobre la mesa una notable carga de trabajo. La salida de la crisis, los cambios fiscales y la búsqueda de acuerdos en la negociación colectiva, prácticamente paralizada tras la entrada en vigor de la reforma laboral, ocupan y preocupan a una de las cabezas visibles del empresariado vasco.

Si se escucha al Gobierno español parece que, más o menos, estamos saliendo de la crisis.

-Hay que ser extremadamente prudentes a la hora de trasladar ciertos mensajes. No saldremos de la crisis hasta que tengamos crecimiento económico suficiente para generar empleo neto estable. Es cierto que estamos mejor que el pasado año pero no podemos hablar de salida de la crisis con una tasa de desempleo del 16%, una cifra que es inaceptable en una sociedad moderna e industrial.

¿Qué tasa de crecimiento del PIB sería precisa para poder crear empleo estable?

-Necesitamos crecer al 2% para poder reducir el desempleo de forma estable y continuada. Y el tema del elevado grado de desempleo es una drama. Es un drama humano, social y económico. En todo caso este año creemos que la economía vasca va a pasar de una caída del -1,2% del PIB en 2013 a un crecimiento cercano al +0,9%. Vamos a crecer pero muy poquito. En todo caso esto sería una buena noticia en el contexto en que vivimos pues no hay que olvidar que la economía de Bizkaia entre 2007 y 2013 ha perdido 28.700 personas ocupadas mientras que los parados han subido en 74.000.

La industria, pese a ser el soporte de la economía vasca, lo está pasando mal.

-Sí. Se han perdido 10.500 empleos en la crisis. La producción industrial vizcaína ha bajado desde enero de 2008 a enero de este año nada menos que 39,6 puntos. Y hay sectores industriales que pese al repunte de febrero aún lo están pasando mal. El último mes se ha mejorado algo la afiliación a la Seguridad Social pero el lastre que tenemos atrás es extraordinariamente potente.

Pese a la caída tan fuerte de la producción industrial, la reducción del empleo ha sido muy inferior. ¿A qué se debe?

-Esa es una realidad que hay que valorar como se merece porque supone que empresarios y trabajadores han realizado un importante trabajo para salvaguardar los puestos de trabajo. Los empresarios, y esto hay que reconocerlo públicamente, han hecho un esfuerzo extraordinario para mantener el empleo. Y si se mira la evolución de los expedientes de regulación de empleo (ERE) este año en Euskadi y en el resto del Estado español, se constata que aquí se ha reducido el número de ERE en relación a hace un año y que, en el caso vasco, la mayoría de los expedientes son de suspensión de empleo y no de extinción de contratos. Este es un ejemplo más del compromiso de los empresarios vascos con el empleo en todos los años de la crisis. En el hecho de que la tasa de paro sea menor que en España, más allá de la menor dependencia de la economía vasca del sector de la construcción, algo tendrá que ver el compromiso de miles de empresarios vascos por mantener sus plantilla y el empleo.

El verano pasado se temía el abismo laboral en que podían caer los trabajadores ante el decaimiento de los convenios colectivos. ¿Qué ha pasado?

-No vamos a mirar hacia atrás pero hay que decir que los hechos han demostrado que las condiciones laborales de los trabajadores no han empeorado de manera significativa. En líneas generales no se han reducido los salarios. Incluso en sectores o empresas donde el convenio colectivo ha decaído no se han perdido las condiciones laborales básicas, en salario y jornada. De cara a este año, el 94% de las empresas nos dicen que no tiene previsto adoptar medidas como recortes salariales. Todo ello es un ejemplo de que las empresas vizcaínas han actuado con gran madurez y responsabilidad.

¿La industria tiene que ser un elemento básico en la economía vasca?

-Sin duda. Euskadi ha sido, es y tiene que seguir siendo un país industrial. El sector industrial aporta tecnología, conocimiento, formación, capacidad innovadora, exportadora, trabajadores preparados y todo ello te puede distinguir de otros territorios competidores.

¿Cómo valora el plan de reindustrialización del Gobierno Vasco?

-De forma positiva porque tenemos claro que apostar por la industria es lo que hay que hacer. Creo que el Gobierno Vasco, tal y cómo hemos visto en el último borrador del proyecto, está enfocando bien los elementos nucleares en los que hay que trabajar para la recuperación económica de Euskadi. Compartimos su diagnóstico de la coyuntura industrial y sus objetivos son realistas. Respaldar los planes de reestructuración, reforzar la financiación, aumentar la actividad, reforzar el peso de la industria... van en el buen sentido. Vemos positiva su política de las ies, industria, innovación, internacionalización, etc, así como la necesidad de contar con un mercado energético competitivo. Pero yo destacaría dos elementos claves del plan del Gobierno Vasco: El que esté dispuesto a impulsar la colaboración público-privada y que el plan haga un reconocimiento a la empresa y al empresario.

Todo el mundo defiende la figura del emprendedor pero cuando este triunfa y crece se convierte en empresario y ya no existe esa imagen positiva. ¿Hay que reconocer la figura del empresario?

-Sí, y creemos un acierto que el Gobierno Vasco destaque la importancia de la empresa y del empresario. Con la crisis su figura está desprestigiada y ahora se le ve sólo como un pagador de impuestos. Y si algo ha dejado claro esta coyuntura es que la gran mayoría del empresariado vasco ha hecho un esfuerzo notable para mantener el empleo porque tiene un compromiso claro con el mismo.

Este año se ha puesto en marcha una reforma fiscal importante en la CAV. ¿En esta coyuntura sería aconsejable aprovechar las potencialidades del Concierto Económico?

-Lo primero es recordar que el Concierto Económico es un derecho y no un privilegio. Y en este contexto hay que aprovechar hasta las últimas consecuencias las posibilidades, dentro de la legalidad vigente, que ofrece el disponer de un régimen fiscal propio máxime tras las resoluciones del Tribunal Europeo de Luxemburgo que reconocen que Euskadi tiene capacidad para tener una fiscalidad diferenciada de la del territorio común español. Considero que es un momento para utilizar la fiscalidad no como un mero instrumento recaudador sino como un elemento de política económica para ayudar a salir de la crisis.

Si la fiscalidad se aplica solo como un instrumento para aumentar la recaudación se está obstaculizando la recuperación económica. Porque no hay que olvidar que sin empresas no se genera empleo y sin empleo no hay recuperación económica. Hay que disponer medidas que favorezcan la inversión y la creación de empleo. Sin reducir la fiscalidad y las cotizaciones sociales en las empresas difícilmente vamos a poder recuperar la actividad con la rapidez que necesitaríamos. Hay que ser valiente y utilizar la fiscalidad en provecho y beneficio de la recuperación económica. Insisto, sin empresas no hay empleo y recuperación. Esa es la rueda de la recuperación. Y esta debe venir por más inversión, en unas condiciones que favorezcan la actividad empresarial, y estoy hablando de condiciones no sólo fiscales sino también financieras, laborales etc., porque de la mano de una mayor inversión vendrá un mayor empleo y con más gente trabajando habrá más consumo y más recaudación fiscal pero en este orden. Nosotros no cuestionamos las políticas de bienestar social, hoy más que nunca hay que velar por los más desfavorecidos, pero ello no debe evitar el buscar un equilibrio que permita que a través de la fiscalidad no se ahogue la recuperación económica incipiente a través de una presión fiscal excesiva a las empresas.

La negociación colectiva sigue paralizada y los sindicatos siguen cargando el hecho en la reforma laboral.

-No queremos mirar hacia atrás pero la tesis de Cebek ha sido desde el primer momento que la reforma laboral es necesaria porque da a las empresas unos instrumentos de flexibilidad que son claves para adaptarse a la situación actual y a la globalización. Ni la legislación anterior ni los convenios colectivos permitían a las empresas dotarse de los instrumentos de flexibilidad precisos para un mercado globalizado y que cambia y fluctúa con una celeridad desconocida años atrás. Y hay que decir otra vez que la reforma laboral no ha sido la causa del elevado desempleo que tenemos, este es fruto de la crisis económica y de la recesión consiguiente. La reforma laboral nos da a las empresas elementos de flexibilidad absolutamente necesarios.

¿En su opinión por qué está parada la negociación colectiva en Euskadi?

-Creo que hay un hecho objetivo y es que los sindicatos, en grandes líneas, han apostado porque no se aplique en Euskadi la legalidad vigente que es la reforma laboral en vez de apostar por negociar dentro del nuevo marco legal unos convenios colectivos que permitan paliar los efectos de la crisis. El resultado es que 36 de los 44 convenios colectivos sectoriales de Bizkaia han decaído a pesar de que la patronal planteó en todos los convenios mantener las condiciones de jornada laboral y salarios. Si hemos perdido ámbitos de negociación es porque los sindicatos han apostado por tumbar la reforma a toda costa en vez de apostar por mantener la negociación colectiva aquí. No hay que olvidar, insisto, que los empresarios han hecho un ejercicio de responsabilidad notable manteniendo en la inmensa mayoría de los casos el nivel salarial y la jornada pese al citado decaimiento de los convenios. Nosotros hemos pedido este año a las empresas que mantengan el salario, siempre que puedan, pese al decaimiento de los convenios. Las empresas han sido muy responsables algo que no se decía en julio de 2013.

Pero sí se han producido recortes salariales en algunas empresas.

-Cuando una empresa se ha visto obligada, por las graves dificultades económicas derivadas de la caída de la demanda, a reducir el nivel salarial lo ha hecho en la inmensa mayoría mediante el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores y con acuerdo del colectivo laboral afectado.