Urnieta.

Habla usted de oportunidad perdida en el reparto de la PAC.

Existía la posibilidad de hacer una readaptación del sistema de reparto de ayudas europeas para orientarlas a aquellos agricultores que viven de la actividad agraria, pero finalmente las subvenciones se van a repartir entre más perceptores porque han hecho una definición laxa de lo que es un agricultor activo.

¿Cuánto dinero tendrá la CAV para 2014?

Por un lado están las ayudas directas a los agricultores, el primer pilar, que son fondos que vienen 100% desde Europa. Hasta ahora han sido 51 millones de euros anuales y se mantendrán, aproximadamente; y luego están las ayudas estructurales, el segundo pilar, que es el Programa de Desarrollo Rural (PDR) regional: ahí tendremos unos 87,1 millones de euros, dos más de lo que teníamos. En este apartado, las administraciones vascas debemos aportar otros 87,1 millones. En total, Euskadi recibirá 138 millones de Europa.

¿Entonces la queja no es la cantidad de dinero, sino la falta de autonomía para gestionarlo?

Era el momento de que nos reconociesen esa competencia, que está recogida en el Estatuto, y pudiéramos desarrollar una política agraria propia en todos los ámbitos. En primer lugar, entendemos que tenemos el derecho de ejercer esa competencia y además tenemos la voluntad de ejercerla. No tiene que ver nada la agricultura vasca con la andaluza, la extremeña o la murciana. Las ayudas directas vienen tasadas desde Europa pero con el segundo pilar, esos 87 millones, todavía podíamos hacer una política agraria propia. Lo que hemos pedido es que se permita a cada región aplicar su propia política agraria. Una de las políticas que en esta legislatura queremos potenciar es tener una industria agroalimentaria moderna, competitiva y que además consiga transformar nuestro propio producto alimentario, porque eso ayuda a que nuestros baserritarras sean más competitivos y estructura y tracciona el sector.

Industria agraoalimentaria y que apueste por el producto local...

Hay que buscar el equilibrio justo. Lo que tenemos que hacer es priorizar y compensar aquellas que realmente usen nuestro producto agroalimentario, pero evidentemente la otra industria alimentaria también es importante para Euskadi porque genera empleo, ayuda en la estructuración del sector y también aporta conocimiento. Eso genera muchas ventajas, lo cual hay que apoyar, pero hay que apoyar más al que utilice materia prima de nuestros baserritarras.

El sector entero está en crisis, pero se habla de un "batacazo lácteo" en 2015.

Las realidades de unos subsectores y otros son completamente diferentes. El sector tiene una ventaja: es estable. No baja mucho cuando las cosas van mal ni aumenta mucho cuando van boyantes. Pero lo está pasando mal y en los próximos años hay que afrontar unos hitos que estoy convencido se superarán. Y 2015 va a ser especial para el vacuno de leche, porque se liberaliza el mercado.

¿Y eso nos perjudica?

Yo no me atrevería a decir qué efectos va a tener porque es muy difícil saberlo, ya que estamos hablando de macroeconomía a nivel prácticamente global. La ventaja que tenemos es que tenemos un sector lácteo muy estructurado y profesionalizado y eso realmente nos da opciones de competir en el mercado.

¿Pero habrá una selección natural de aquí a 2020? ¿Habrá menos explotaciones agrarias?

Yo creo que no; creo que vamos a tener las herramientas suficientes en ese segundo pilar como para poder apoyar a aquellos que peor lo pasen. Sabes que ahora se va a producir una convergencia, de 2015 a 2020 se van a ir modificando los criterios de recepción de ayudas directas que perjudicará más al vacuno de leche, que tiene más incidencia en Gipuzkoa y Bizkaia.

¿Por qué les perjudica más a ellos?

Son explotaciones que tienen poca base territorial en general y la nueva reforma asocia las ayudas a superficie. Las explotaciones vascas tienen muchas cabezas de ganado y pocas hectáreas. Eso lo podrían compensar las ayudas acopladas, destinadas a sectores en riesgo de abandono. A nosotros nos interesa que se distribuyan en función de las cabezas de ganado y no por hectáreas. Pero en otras comunidades es justo lo contrario. Es otra de las razones de por qué queremos ejercer nuestra propia competencia en esta materia.

¿Cuáles son las claves para que se pueda sobrevivir?

Las explotaciones tienen que tener una dimensión mínima para aguantar los vaivenes de los mercados exteriores en este momento y también tenemos que hacer un trabajo de cara a la sociedad para que la gente valore el esfuerzo que hace nuestro sector primario produciendo esos alimentos de alta calidad.

¿El mercado valora el precio?

Tanto aquí como fuera nos reconocen que nuestro producto, en general, es un producto de muy alta calidad.

¿España nos compra?

Nos compra y nos valora. Y lo asocia a la gastronomía vasca. En ese sentido, el favor que nos hace tener una gastronomía tan competitiva y de una percepción tan alta, eso hace que nuestro producto también tenga una percepción de alta calidad.

El nuevo sistema fiscal, sin el sistema de módulos, asusta mucho a los baserritarras.

Era un tema que había que agarrar en algún momento, pero yo no hubiese cambiado el sistema en este momento porque el sector atraviesa un momento complicado por varias razones y no es un sector que defraude, ni va a generar grandes ingresos a las haciendas vascas.

El sector también requiere de un relevo generacional. ¿Ve posible que los jóvenes miren al campo como una opción para encontrar empleo?

El sector primario tiene futuro pero si conseguimos que sea atractivo. Debemos facilitar el acceso de la gente, de los jóvenes, a los recursos. En primer lugar, tienen que tener suelo disponible y acceso a la financiación. En el nuevo PDR que queremos diseñar queremos que haya una serie de recursos financieros que faciliten el acceso de los jóvenes a nuevas herramientas financieras y no sea un gran problema acceder a la financiación.

¿El sector primario tiene futuro, o se encamina irremediablemente hacia su desaparición?

El sector primario, asociado al agroalimentario, tiene futuro. La suma de los dos tiene un gran futuro. Sobre todo el posicionamiento que tenemos es el adecuado. Tenemos que seguir asociando nuestro producto agroalimentario a un producto de alta calidad como de hecho tiene. Y eso va a ser relativamente sencillo. Realmente la producción de alimentos en general va a ser muy importante en el mundo. Por eso creo que el sector primario en general en el mundo va a tener futuro. Lo que tenemos que conseguir es adecuar bien las herramientas que tenemos para que haya una comercialización adecuada, para que en definitiva nuestro consumidor valore nuestro producto. Yo no entiendo una Euskal Herria sin un sector primario, si aquí no hubiese sector primario seríamos una cosa totalmente diferente. No es que el sector tenga o no futuro, es que tiene que tener futuro.