Como un castillo de arena. Así ven algunos analistas el crecimiento experimentado por la economía de Estados Unidos en los últimos tiempos. Tan frágil que podría desmoronarse y volver a tambalear los cimientos de la economía mundial, como ya hizo en 2008.
Para estos analistas los buenos datos macroeconómicos que aporta el gigante están basados en una trampa. Arenas movedizas. La Reserva Federal ha estimulado el crecimiento con medidas inimaginables en Europa por parte del Banco Central Europeo, activando la compra de deuda e interfiriendo en la economía real. Ahora, con cambio de timonel el la Fed -Janet Yellen tiene el aval del Senado para ser la nueva presidenta el día 31-, se prevé que esos estímulos dejen de activarse. Proceso que en realidad ya ha comenzado.
No por el cambio de presidencia, porque se estima que Yellen sea una continuista de las políticas de Ben Bernanke -del que ha sido su número dos-, sino porque los datos macroeconómicos invitan a ello. Estados Unidos crece a buen ritmo, su producto interior bruto subió un 3,6% en el tercer trimestre de 2013 y su tasa de paro se situó en el 6,7% en diciembre. Esos dos grandes avales indican que la gran crisis se puede dar por finalizada en Estados Unidos, aunque todavía es palpable en Europa, sobre todo para los 19,241 millones de parados de la zona euro -donde la tasa de desempleo es del 12,1%-.
Por eso la Fed, conocida así por sus siglas en ingles, se ha decidido ya a frenar los estímulos que activan la economía estadounidense. Para la Reserva Federal ha llegado la hora, pero para algunos, sin esas ayudas la economía de la todavía primera potencia mundial podría venirse abajo o acarrear serias consecuencias incluso en otras zonas del mundo.
Sin ser tan alarmistas, lo cierto es que desde diversas entidades se apunta a que el comportamiento de la Reserva Federal, el equivalente al banco central de un Estado, será clave en los próximos meses para todo el planeta. Una de las muchas claves para impulsar o desestabilizar el crecimiento global.
En ese sentido, Joseba Madariaga, director del Departamento de Estudios de Laboral Kutxa, alertó hace pocos días sobre los efectos adversos de una "precipitada" eliminación de estímulos por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Y es que la caja cooperativa cree que el combustible que empujará a la locomotora vasca hacia la salida de la crisis será el sector exterior y la economía mundial sigue siendo vulnerable a cualquier pequeño tambaleo, como el que podría ocasionar una mala decisión de la Fed.
También el Fondo Monetario Internacional reclama a la Fed que actúe con medida. Su directora gerente FMI, Christine Lagarde, advirtió esta semana sobre la retirada de estímulos, conocidos como 'tapering'. Para Lagarde esa acción podría acarrear "efectos secundarios". Los mercados de África Subsahariana y en desarrollo podrían sufrir las consecuencias de la retirada del programa de compra de bonos de la Fed, según Lagarde, quien hizo estas declaraciones desde Nairobi.
El FMI recomienda que el programa de retirada de estímulos de la Reserva Federal sea "bien comunicado, gradual y se haga en consultas con otros países para darles tiempo a prepararse para ese riesgo potencial". "El capital que salió de Estados Unidos hacia mercados emergentes puede que abandone esos mercados y productos en el futuro", explicó Lagarde.
Yellen, quien se convertirá en presidenta de la Fed el próximo día 31, ha explicado esta semana que el programa de compra de activos de la Reserva busca bajar los tipos de interés a largo plazo con el fin de alentar la recuperación económica del gigante. "Mucha gente dice que simplemente sirve para beneficiar a los ricos, pero esto no es verdad. Nuestra política está dirigida a bajar los tipos de interés a largo plazo, lo que estimula la recuperación al alentar el gasto", dijo en su primera entrevista, concedida a la revista Time.
Además, la banquera apuntó que parte del estímulo prestado por la Fed se traduce en mayores precios de la vivienda y de las acciones bursátiles, lo que provoca que aquellas personas que poseen estos activos gasten más, contribuyendo así a generar puestos de trabajo.
Proceso en marcha Lo cierto es que la retirada de esas ayudas es ya una realidad. En la última reunión del año, celebrada los días 17 y 18 de diciembre, la Fed decidió rebajar de 85.000 millones de dólares a 75.000 millones mensuales el ritmo de compra de bonos iniciado en 2012.
La mayoría de los miembros de la Reserva Federal respaldaron la decisión de iniciar la retirada del programa de estímulo monetario en su pasada reunión de diciembre, ante la mejoría del panorama económico del país, según indican las actas del encuentro.
Además, según las actas, gran parte de los participantes "juzgó que la eficacia marginal de las compras era probable que declinase a medida que avanzasen las compras". En este sentido, mostraron su "preocupación" sobre los costes que compras adicionales de bonos podrían generar sobre la "estabilidad financiera" del país.
Asimismo, la mayoría de los componentes del organismo defendieron la eficacia del programa de compra de activos, que sigue apoyando unas condiciones financieras acomodaticias, aunque una mayoría apunta que, aunque es difícil de calcular, es probable que esta eficacia descienda a medida que se mantengan las compras.
La Fed estima que la mejoría de Estados Unidos es ya real. Los datos invitan al optimismo. Yellen reconoció en esa entrevista concedida a Time que la "lenta recuperación" ha sido "frustrante", pero aseguró que se han "registrado progresos a la hora de volver a poner a la gente a trabajar". Además mostró su confianza en que la economía de EEUU sea capaz de crecer en 2014 a un ritmo del 3% o incluso superior. "Pienso que veremos un crecimiento más fuerte este año. La mayoría de mis colegas en el comité de política monetaria de la Fed y yo misma tenemos la esperanza de que el primer dígito (de crecimiento del PIB) sea más un 3 que un 2".
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