Baja el paro, pero seguimos en la UVI

hemos llegado al punto de calificar como "síntomas positivos de recuperación" a todo aquello que un político o gobernante esté dispuesto a manifestar que lo es, aunque los datos objetivos impugnen semejante afirmación. Es suficiente que aparezca en el horizonte una cifra mejor o menos mala que las precedentes, aunque sea parcial e incompleta, para tratar de transmitir la idea de que vamos por el buen camino, máxime cuando estamos a poco más de tres semanas de iniciar un nuevo año en el que, casualidades de la vida, la ciudadanía podrá valorar en las urnas (cita electoral europea a finales de mayo) la política económica de Rajoy.

Pongamos algunos ejemplos. Esta semana hemos sabido que el paro registrado baja en noviembre por primera vez desde 1989. También se anticipa que la campaña de Navidad será menos adversa que la del año anterior. Vistos así, estos indicadores pueden considerarse positivos si se entiende que un descenso es un aumento del empleo y un mayor consumo puede significar una recuperación del poder adquisitivo. No obstante, en ambos casos conviene tener en cuenta datos como el descenso en la afiliación a la Seguridad Social y el hecho de que la campaña de Navidad de 2012 fue la peor en 20 años con una caída del 10 por ciento respecto al ejercicio anterior.

Veamos qué lectura debe hacerse. En el primer caso conviene tener presente que, hasta ahora, la relación empleo y paro ofrecía una tendencia coherente sobre la base de una población activa estable de tal forma que a mayor paro correspondía menor el empleo y viceversa. Sin embargo, los datos de noviembre señalan que desciende el paro registrado respecto a octubre (2.475 personas menos en España) y también lo hace la afiliación a la Seguridad Social (66.829 personas menos). Por tanto, cabe deducir que se sigue destruyendo empleo y que disminuyen los ingresos fiscales de rentas al trabajo. Un dato nada desdeñable si se quiere reducir el déficit público.

Los gobernantes podrán hacer dejación de su responsabilidad y maquillar todo lo que deseen la realidad, pero no pueden ocultar la anomalía entre paro y afiliación, fruto de factores como el regreso de inmigrantes a sus países de origen, la salida de muchos jóvenes a otras zonas del mundo o la poca eficacia de las oficinas de empleo. Todo ello se traduce en que son miles las personas que están abandonando las listas de quienes buscan trabajo, cuyo resultante es esa caída en el paro registrado. Añadamos que el empleo que se está creando es precario y con sueldos muy inferiores, lo cual resta poder adquisitivo.

Cautela hasta enero

En consecuencia, tomemos con cautela estas cifras, al menos hasta finales de próximo mes de enero, cuando se conocerán los datos de la Encuesta de Población Activa de 2013.

Otro tanto se puede decir sobre las previsiones de consumo en estas próximas semanas, porque su punto de referencia (2012) es absolutamente nefasto (el peor en 20 años). Bien es cierto que las estadísticas señalan un repunte del 0,4 % en el consumo del tercer trimestre en la economía española, pero es insuficiente para echar las campanas al vuelo porque una parte sustancial del buen comportamiento en la demanda de bienes de consumo duraderos se debe a los incentivos para la compra de automóviles, mientras que sigue siendo adversa la evolución de la renta disponible de las familias como resultante de la elevada tasa de paro y la devaluación salarial.

En definitiva, el hecho de que descienda el paro no puede entenderse como un síntoma positivo, toda vez que sigue cayendo el número de cotizantes, en tanto que la ligera subida del consumo interno puede sembrar la semilla de la esperanza, pero sólo habrá razón para el optimismo cuando florezca.

A día de hoy, una buena campaña de Navidad supondrá un alivio para la grave enfermedad que padece la economía española porque es como un pequeño descenso de la fiebre, pero no de sus causas. Sube el consumo, sí, pero aportará poco en la reducción del déficit, lo que significa que el Gobierno de Rajoy seguirá aplicando la política de reformas y recortes que tan escasa eficacia ha tenido hasta la fecha.

La prueba del algodón está en el déficit público que este año terminará muy cerca de los 38.000 millones de euros, unos 4.000 millones más que en 2012.

Por mucho que se empeñen, seguimos en la UVI y el hecho de que un enfermo en estado crítico experimente una ligera mejoría puede ser esperanzador, porque como decía el poeta latino Ovidio (43 a.C.- 17 d.C.): "La esperanza hace que el náufrago agite sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado".

El descenso del paro no puede entenderse como positivo mientras siga bajando el número de cotizantes a la Seguridad Social

Barnealdea

José A. Diez Alday