madrid. Los principales propietarios del Grupo Kider anunciaron ayer su decisión de aplazar un expediente de regulación de extinción de 250 puestos de trabajo en su planta de Amurrio para facilitar la venta de la compañía a un fondo de inversión estadounidense. La drástica medida se sustituye por un ERE de suspensión de empleo hasta el próximo 31 de enero, como planteó el comité de empresa y aceptó la dirección para allanar el camino de la negociación con el comprador interesado.
Sin embargo, los sindicatos pedían que el expediente incluyera febrero. No ha sido así y la opción de venta tiene fecha de caducidad, finales de este año. Y en el escenario aparece la seria amenaza de un importante recorte laboral, que, al parecer, se ceñiría a la fábrica alavesa del grupo. La planta de Barakaldo quedaría en principio al margen. Los accionistas de Kider quisieron dar su versión respecto a la situación actual de la compañía: en concurso de acreedores tras encadenar varios ERE y fracasar en el intento de renegociar su deuda con sus acreedores bancarios. La dirección buscaba liquidez para financiar bajas incentivas voluntarias en un intento de redimensionar la empresa en el actual contexto de bloqueo del consumo y reflotar el proyecto.
La negociación con los bancos no llegó a buen puerto y no se alcanzaron fondos suficientes para hacer frente a las salidas voluntarias de personal. También se frustró la opción de una ampliación de capital. Según ha podido saber DNA de fuentes conocedoras del proceso, Caixabank, propietaria del 48,5% de Kider en una participación heredada de la extinta Caja de Ahorros Navarra, estaba dispuesta a inyectar más capital si el otro accionista de referencia daba el paso.
El socio mayoritario del grupo con el 51% del capital, la familia Lecertua a través de Sagelux, dijo que el aplazamiento de los despidos tiene el "único fin" de "explorar hasta la última posibilidad de mantener viva" la firma. El socio mayoritario no dificultará la venta "si con ello se salvan la empresa y puestos de trabajo". Sagelux añadió que el "futuro de la compañía dependerá" de que los bancos y los trabajadores lleguen a un acuerdo con el fondo de inversión.
Kider, el principal fabricante vasco de mobiliario de supermercados, ha sufrido en primera línea el desplome de ventas de sus clientes, entre ellos Eroski.