Hace apenas unos meses todo el mundo miraba hacia Alemania y Francia, las dos primeras potencias económicas de la zona euro y principal destino de las exportaciones vascas, como la gran esperanza. El repunte de sus respectivas economías en el segundo trimestre del año, con crecimientos del 0,7% y del 0,5% del PIB, daba alas para pensar en el inicio de una recuperación que iba a alejar definitivamente la crisis del horizonte europeo. Sin embargo, los últimos datos avanzados ayer por Eurostat, ponen de manifiesto que el optimismo era exagerado y que el mal comportamiento registrado entre julio y septiembre ha supuesto un frenazo tanto en la eurozona, que apenas consiguió avanzar un 0,1%, como en el conjunto de la Unión Europea que creció un 0,2%.

Según los datos provisionales avanzados ayer por la agencia europea de estadística, la locomotora germana apenas creció un 0,3%, cuatro décimas menos que en el período anterior. Una caída que en Berlín achacan a un debilitamiento de las exportaciones, ante la fortaleza del euro, y que la demanda doméstica no habría conseguido contener. Curiosamente, y pese a esta caída en el comercio exterior, esta misma semana la Comisión Europea lanzaba un aviso a Alemania al incluir a la potencia del norte entre los países bajo examen por desequilibrios macroeconómicos, en su caso por un superávit comercial que no ha bajado del 6% en los últimos tres años.

En la nueva radiografía, sin embargo, sale mucho peor parada Francia cuya actividad cayó un 0,1% en el tercer trimestre del año tras registrar un alentador crecimiento del 0,5% entre abril y junio. Lo mismo que Berlín, el instituto nacional de estadística (INSEE) achaca el fuerte frenazo a una caída del 1,5% en las exportaciones, tras un repunte en el período anterior del 1,9%, y al estancamiento de la demanda interna. El Ejecutivo galo insiste, no obstante, en que los nuevos datos no hacen sino confirmar "un escenario de salida de la recesión y una recuperación gradual", según explicó ayer el titular galo de finanzas. Pese al jarro de agua fría de estas cifras, inesperadas para la Comisión Europea que auguraba un repunte del 0,1%, Pierre Moscovici insistió ayer en que no le sorprenden y que en la actividad volverá a crecer en los últimos tres meses del año para cuando auguran un repunte del 0,4%. "No es ninguna sorpresa, no es un indicador en declive ni es recesión", zanjó.

El duro balance llegaba ayer acompañado de un nuevo toque de atención al Gobierno que lidera François Hollande de parte de la organización para la cooperación y el desarrollo económico. Alerta este organismo que la reforma laboral debe ser prioritaria para Francia, especialmente vista la pérdida gradual de competitividad registrada en los últimos años y unos costes laborales excesivos. Reformas algunas de ellas que también pide Bruselas que considera que Francia y Alemania no hacen todo lo que deberían para ayudar a la recuperación de la Eurozona

Por si fuera poco, Italia, otro de los destinos de las exportaciones del Estado español, sigue también sin levantar cabeza. Aunque modera su contracción - del 0,1% frente a la caída de tres décimas del trimestre anterior- la que es la tercera economía de la zona euro sigue en recesión y son ya nueve los trimestres consecutivos que lleva en negativo, con una caída interanual que suma ya un 1,9%. Algo mejor es la evolución del Producto Interior Bruto español, aunque las cifras confirman que el camino para alcanzar la recuperación será largo. Según Eurostat, España apenas creció un 0,1% entre julio y septiembre, un dato no obstante positivo ya que supone dejar atrás la recesión. Aún así, el ministro de Economía Luis de Guindos admitía ayer a su llegada a la reunión del Eurogrupo que la recuperación es débil y que hará falta tiempo. "La recuperación de Europa es una recuperación frágil, es una recuperación que todavía tiene que asentarse sobre bases sólidas y lo que hay que hacer es cuidarlo entre todos".

REINO UNIDO, CRECE Tampoco la economía holandesa está para echar las campanas al vuelo. Aunque al igual que el Estado español su Producto Interior Bruto avanzó en el tercer trimestre un 0,1%, una noticia positiva tras la recesión vivida durante la primera mitad del año, aunque una recuperación todavía frágil debido a un consumo interno débil y un mercado de trabajo que, aunque a años luz del español, muestra síntomas de fatiga. Quien no levanta cabeza es Chipre, hundido en una profunda recesión, y que registra ya el octavo trimestre en negativo con una caída del PIB del 0,8%.

Entre los grandes con mejor comportamiento Polonia (0,6%) o Reino Unido (0,8%), pero también muchos pequeños países europeos como Austria (0,2%), que progresa gracias a la mejoría de la demanda interna y las exportaciones, Eslovaquia (0,2%), Bélgica (0,3%), Estonia y Finlandia (ambas con 0,4%) y hasta Portugal que pese a estar bajo asistencia financiera avanzó un 0,2%. Un crecimiento frágil, especialmente tras el 1,1% del segundo trimestre, que confirma que Europa avanza con demasiados problemas.