vitoria. La reforma energética del Gobierno español que entrará en vigor el próximo uno de enero de 2014 supondrá una elevación sustancial de los precios de la energía para la industria, en especial para las pymes. Un estudio del Ente Vasco de la Energía (EVE) , avalado por el Gobierno vasco, estima que los costes energéticos de las compañías se han incrementado ya en al menos un 20% para el 60% de las empresas desde la introducción de los nuevos peajes de acceso en agosto. Ello lastraría profundamente la competitividad de unas empresas que debido a la caída de la demanda interna en el Estado español por efecto de la crisis tiene que volcar buena parte de sus ventas, -casi el 70% en el caso de la siderurgia, según Unesid-, en los mercados de exportación donde el factor precio es fundamental para posicionarse y donde la industria vasca, que elabora productos de tecnología media, puede verse perjudicada hundiendo una de las pocos sectores capaces de tirar del carro de la economía de Euskadi y haciendo un daño difícilmente reparable a las esperanzas de recuperación del PIB y del empleo.

No hay que olvidar que la energía es un input fundamental en los procesos productivos industriales. En la industria básica (metalurgia, química básica, cementera, siderurgia...), los costes energéticos pueden llegar a casi triplicar los costes laborales. De hecho la industria siderúrgica vasca, que concentra el 40% de la producción total de acero del Estado español, y que supone en su peor momento en décadas, el actual, una producción de 4 millones de toneladas, frente a los casi 7,5 de 2007, es una gran consumidora de energía eléctrica porque tras la desaparición de AHV todos los hornos de las acerías vascos son eléctricos. De hecho, la industria vasca absorbe el 57% de todo la electricidad consumida en la CAV. Y no hay que olvidar, según recuerdan en el sector siderúrgico, casi el 40% de los costes totales de producción son los energéticos.

En 2012, según los datos de Eurostat, las empresas industriales vascas pagaban la electricidad, de media y sin impuestos, a 0,1155 euros por kwh frente a los 0,095 euros de la media de la Unión Europea-27. Casi 18 puntos más, diferencia que se incrementaba con Francia hasta los 30 puntos pues el precio era de 0,080 euros.

Reforma para encarecer En este contexto que un ministro de Industria español, José Manuel Soria, avale una reforma del sector eléctrico, necesaria por otra parte para eliminar el llamado déficit de tarifa eléctrico, que aumenta aún más los costes de la energía para las empresas cuando el propio Ministerio, con los datos de Eurostat a cierre de 2012, reconoce que las compañías españolas ya soportan unos costes energéticos claramente por encima de la media de la Unión Europea. Y muy superiores de los que abonan las empresas francesas, finlandesas, suecas, holandesas, alemanas, austriacas o belgas, solo por citar a países con industria siderúrgica competidores de la implantada en Euskadi. Ese hecho es difícilmente entendible por el sector y por el Gobierno vasco.

Tradicionalmente discretos en sus manifestaciones públicas los gestores y empresarios vascos no han dudado en denunciar los sobrecostes que establece las nuevas tarifas y que suponen un incremento de más del 20% de la tarifa de acceso para la inmensa mayoría de las empresas, existiendo casos en los que el incremento podría incluso alcanzar el 75% de su factura. Así el máximo responsable de Gerdau-Sidenor, Oscar Jainaga, afirmó que las nuevas medidas energéticas como la elevación de los peajes de acceso o los cambios en la normativa de interrumpibilidad, -un mecanismo que permite cortar la luz en un momento dado a las grandes industrias consumidoras de electricidad para evitar apagones domésticos a cambio de tarifas más bajas-, "van a tener un efecto dramático para la industria". Según Jainaga, "los industriales vascos no pedimos ni limosnas, ni subvenciones solo competir en condiciones de igualdad con los fabricantes siderúrgicos europeos que tienen acceso al suministro eléctrico en condiciones mucho más competitivas que las nuestras".

Precios altos Y Jainaga tiene razón si hacemos caso a las estadísticas europeas de Eurostat, pues con los datos de 2012, -precios industriales sin impuestos y para consumidores de entre 500 y 2000 Mwh lo que significa que no están incluidas las muy grandes empresas productoras de acero o aluminio-, se constata que si los precios de la energía eléctrica para el sector industrial en España, los citados 0,1155 euros por kwh, fuesen la base 100, la media de la Unión Europea estaría en 82,5. Pero es que en Francia, país vecino y competidor, estaban en 70, por no hablar de Finlandia, donde radica un fabricante de aceros especiales como Ruukki cuya sede en el Estado está en Gasteiz, cuyos costes de la energía eléctrica para las pymes estarían en 59,2. En Bélgica, 82,2; en la República Checa, un país de tradición metalúrgica, 89. En Alemania, 77,4.

Italia es el único de los grandes países de la Unión Europea que tiene unos precios de la electricidad para el sector industrial más caros que España pero como señala Santiago Oliver, el director de Energía y Medio ambiente de la patronal siderúrgica española Unesid, "algún mecanismo tendrán los italianos para apoyar a la gran siderurgia porque con esos costes de energía teóricos difícilmente podrían sobrevivir".

Cambios en la subasta El director de energía de Unesid, Santiago Oliver, en todo caso, es partidario de que se modifique el sistema de formación de los precios de la energía eléctrica en España "Creo que la subasta CESUR debería ser revisada. ¿Cómo puede ser que con la demanda eléctrica cayendo el precio siga subiendo, y especialmente teniendo en cuenta que la de diciembre suele repuntar? Con un precio de petróleo inestable pero mantenido, el precio del gas estable y el carbón bajando en el último año, no tiene sentido la subida del precio de la electricidad", resalta Oliver.

El presidente de la organización empresarial vasca Confebask, Miguel Ángel Lujua, señala que con los cambios en el sector energético "se está afectando muy negativamente a la competitividad de las empresas productoras y consumidoras, pero sobre todo a los sectores manufactureros más intensivos en consumo energético, que suponen en el caso del País Vasco el 40% del PIB industrial y el 62% del empleo".

En este sentido, la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno vasco, Arantza Tapia, ha solicitado al ministerio de Industria que dirige José Manuel Soria que analice en detalle el impacto económico real que el nuevo sistema de peajes está teniendo en las empresas, con una visión más específica por empresa, y en su caso se revise el sistema de peajes establecido y que conceda de un periodo transitorio para que las empresas puedan adaptarse a la reforma advirtiendo de antemano a las empresas los cambios que se vayan a producir.

Competitividad Según la consejera vasca, que no ha dudado en entrevistarse con el ministro de Industria para transmitirle de primera mano los efectos negativos de la reforma, "los peajes de la parte regulada de la tarifa no deben lastrar más la competitividad de las empresas e industrias en unos momentos en los que es necesario impulsar la recuperación económica. Y es que la empresa vasca no puede asumir el déficit energético. No es ni justo ni oportuno teniendo en cuenta las dificultades que están atravesando". Aunque la capacidad de actuación del Gobierno vasco es limitada en este área, ya se ha puesto en contacto con los cluster industriales de Euskadi para articular medidas que palien en parte la subida de tarifas.