basauri. La reforma energética puesta en marcha por el Gobierno español "incrementará en más de un 20% los costes de la energía de las empresas industriales en Euskadi" a partir del próximo uno de enero, denunció ayer el lehendakari Iñigo Urkullu, quién pidió públicamente al Ejecutivo de Mariano Rajoy que "no lastre al sector industrial" con una reforma eléctrica que hará "insostenible" la situación para las compañías.
El máximo responsable del Gobierno Vasco aprovechó ayer una visita a las instalaciones de la acería de Gerdau-Sidenor, en la localidad vizcaína de Basauri, para recordar el importante papel de la industria en el desarrollo económico de Euskadi. Por ello teniendo en cuenta, según Urkullu, que "la industria vasca tiene que ser el motor de la recuperación económica", cualquier medida que lastre la competitividad de las empresas vascas perjudicaría claramente a la economía de Euskadi. Y una de las amenazas es la subida de los precios de la energía, ya entre los más altos de Europa, según Eurostat.
El lehendakari manifestó en la acería de Basauri que el presente año está siendo "duro y difícil" pero que mantiene su confianza en que para 2014 finalice la recesión y comience la senda de recuperación económica. El problema es que la industria en la CAV supone más del 20% del PIB y es intensiva en consumo de energía porque buena parte del tejido industrial vasco está relacionado con la siderurgia. El pasado año las acerías vascas produjeron cerca de 4 millones de toneladas de acero, (antes del estallido de la crisis fueron 7,5 millones de toneladas), sobre un total de unos 13,6 millones de toneladas en todo el Estado español, y exportaron más de la mitad de la producción.
Menos competitividad Teniendo en cuenta que la caída de la demanda interna ha abocado a la industria vasca a volcarse en los mercados exteriores, una subida de costes, con la consiguiente pérdida de competitividad, sería "insostenible" para las empresas, alertó el lehendakari Urkullu.
"El sector siderúrgico está luchando por la recuperación y el empleo y no podemos permitir que la reforma eléctrica lastre su futuro y lo aboque al cierre", resaltó el lehendakari. En este sentido no hay que olvidar que el presidente de la patronal europea del sector Eurofer, Wolfgang Eder, ha señalado en varias ocasiones en los últimos meses que en Europa hay un exceso de capacidad productiva instalada en el sector del acero, lo que puede acarrear el cierre de las instalaciones menos rentables.
Iñigo Urkullu, acompañado, entre otros, por la consejera de Desarrollo Económico, Arantza Tapia, visitó la acería que la multinacional siderúrgica brasileña Gerdau tiene en Basauri donde el consejero delegado de la planta, Jose Antonio Jainaga, insistió en los "efectos devastadores" que la reforma tendrá en el sector siderúrgico.
Urkullu reclamó al Gobierno español que "tome medidas para paliar el impacto negativo de la reforma eléctrica en los sectores industriales en los que por su intensidad de consumo energético, son los más afectados". De hecho la pasada semana, la consejera Tapia ya trasladó al ministro de Industria español, José Manuel Soria, un estudio elaborado por el Gobierno Vasco y el Ente Vasco de la Energía (EVE) en el que se señala que los sobrecostes que establecen las nuevas tarifas energéticas suponen un incremento de más del 20% de la tarifa para la inmensa mayoría de las empresas, existiendo casos en los que el incremento podría incluso alcanzar el 75% de su factura.
La reforma energética impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy, que se prevé que entre en vigor el próximo 1 de enero de 2014, plantea reordenar el sector y equilibrar los ingresos y gastos para detener la generación del denominado déficit de tarifa eléctrico. El cambio alentado por el Ejecutivo español contempla un recorte en los gastos que implica una reducción total de unos 4.500 millones de euros anuales, de los que unos 900 millones serán asumidos por los consumidores.
El máximo responsable de la antigua Sidenor, Oscar Jainaga, reconoció que el sector siderúrgico se encuentra "extraordinariamente preocupado" por las consecuencias de la reforma eléctrica, en especial por medidas como la retribución por interrumpibilidad, -un mecanismo que permite cortarles el suministro eléctrico a las fábricas en caso de necesidad para el sistema a cambio de tarifas más baratas-, que tendrá "efectos dramáticos" en esta industria.
"No pedimos limosna, ni subvenciones. Sólo que se nos permita competir en condiciones de igualdad con los fabricantes siderúrgicos franceses, alemanes y otros que tienen acceso al suministro eléctrico en condiciones mucho más competitivas que las nuestras", destacó el responsable de Gerdau-Sidenor.
Jainaga recordó además que cada empleo directo en las plantas siderúrgicas genera otros tres o cuatro puestos de trabajo indirectos. El grupo Gerdau, que incluye Sidenor Basauri y la planta de Reinosa (Cantabria), elaboró unas 775.000 toneladas de acero en 2012 y se situó como segundo grupo en Euskadi tras Arcelor Mittal. Durante su visita, el lehendakari valoró el "esfuerzo" de la compañía de origen brasileño por garantizar el mantenimiento de los puestos de trabajo y la renovación del convenio colectivo. Elemento este que el máximo responsable del Gobierno Vasco destacó porque, en tiempos de crisis económica, "el bien más preciado es el empleo".
Urkullu defendió por otra parte la importancia de la "paz laboral" en las empresas por lo que señaló que la renovación de los convenios colectivos es "la mejor herramienta para garantizar la competitividad en las empresas y el mantenimiento del empleo". El lehendakari subrayó que los dos puntales para garantizar la competitividad y el empleo son la innovación y la internacionalización, cuestiones en las que el Gobierno Vasco trabaja "activamente y colabora con las empresas". El lehendakari indicó en esa línea que Lakua financia el proyecto de inteligencia artificial -en el que interviene Gerdau, junto a otras empresas vascas- y en el que se invertirán cinco millones.
cementeras perjudicadas Otro sector industrial que está sufriendo la crisis de manera notable y al que una subida de los costes energéticos le pueden acarrear perjuicios adicionales muy graves es el cementero. En agosto, el consumo de cemento en el Estado bajó un 23% en relación a idéntico mes del pasado año con lo que las empresas tienen que intentar vender en el extranjero buena parte de su producción para poder seguir con las fábricas abiertas. De hecho, el sector exporta ya el 40% de la producción total por lo que la patronal Oficemen lamenta que, "desgraciadamente", este "esfuerzo" exportador habrá sido "en vano" si se pone en marcha la reforma energética tal como la aprobó el PP. Según Oficemen, en ese caso el sector tendrá un recargo del 37% en el coste eléctrico.
Y mientras tanto la patronal del sector eléctrico criticó la reforma porque no reducirá el déficit de tarifa a un ritmo aceptable, ya que el propio ministro reconoce que la suma aumentará este año en cerca de 3.000 millones de euros.