Bruselas. España no quiere ni oír hablar de prorrogar el rescate bancario español más allá del mes de enero de 2014 en que está previsto que expire, pero ni la Comisión Europea ni la eurozona lo tienen tan claro especialmente teniendo en cuenta que los nuevos exámenes a la banca que hará el BCE el próximo año podrían aflorar nuevas necesidades de capital. Según confirmó ayer el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijjselbloem, la decisión se tomará el próximo 15 de noviembre. El ministro de Economía, Luis de Guindos, negó en el Eurogrupo la necesidad de hacerlo.

"Todavía es demasiado temprano para decirlo", avanzó el comisario Olli Rehn que reconoció que aunque el programa español va por buen camino es "crucial" para la recuperación económica que la revisión de los activos de la banca y los test de estrés se realicen "de forma convincente y creíble". Rehn también aclaró que la solución que se de al Estado español puede que no sea la misma que para Irlanda o Portugal, cuyos programas también vencen en los próximos meses y pueden necesitar algún tipo de ayuda a la hora de regresar a los mercados. "Será caso por caso pero el objetivo en todos es asegurar la estabilidad", apuntó.

Una estabilidad que según el análisis de ayer empieza a llegar. Todos coinciden en que hay señales esperanzadoras de recuperación económica aunque todavía muy débiles. "No es el momento de gritar que la crisis ha terminado, es prematuro. El riesgo más importante de la recuperación es la complacencia", alertó Rehn. "Vemos algunos brotes verdes pero no estamos como para organizar una fiesta", añadió el consejero del BCE, Jorg Asmussen. Los datos negativos marcan el ritmo y el paro asomó de nuevo. España es el segundo país con mayor caída del empleo (-3,7%) en el segundo trimestre y la Comisión admitió que la situación es "preocupante" e instó al Gobierno de Rajoy a promover políticas "activas".