VITORIA. El profesor Gastón Fornés, doctor en gestión empresarial por la Universidad de Bath, en Inglaterra, experto en internacionalización de pymes en China y responsable de dicha área en el MBAinternacional que imparte la escuela de negocios ESIC, afirma que China es un país en el que hay que estar presente, no sólo fabricando sino vendiendo, porque está desarrollando un potente mercado interno, con unas tasas de crecimiento desconocidas en Europa en la actualidad.
¿Qué pueden aportar las empresas de Navarra y la CAV en un país como China?
Las empresas de aquí tienen un know-how y una experiencia importante en temas como internacionalización, por lo que creo que las compañías navarras y de la CAV pueden aportar sus habilidades en aspectos en los que las pymes chinas están todavía limitadas como pueden ser los de logística, finanzas internacionales o gestión directiva, entre otros.
¿Hay que estar en China?
Sí, por supuesto. China es la segunda economía mundial, pero será la primera, según todas estimaciones, hacia 2040. Es el segundo exportador mundial y está creciendo a tasas del 7% anual. Hay que tener en cuenta que China está creando un gran mercado interno en un país de cerca de 1.500 millones. Si a eso le sumamos que en el país la gran mayoría de las empresas son pymes y que éstas exportan el 60% del total, está claro que si quiero crecer como empresa tengo que ir allá donde el mercado crece, y ese lugar es hoy China.
¿China es algo más que un país para producir a bajo coste?
Lo primero que hay que entender es que China es un gran mercado, por lo que hay que cambiar de la mentalidad del Made in China al Made for China. Se está generando una clase media consumidora que va a crecer en los próximos 50 años. El PIB per capita de una ciudad como Shanghai, de 20 millones de habitantes, es igual que el de España. Si a eso le sumamos la población que vive en torno al río Yangtsé, o en las zonas de Cantón, Hong Kong y Pekín vemos que hay un gran mercado. Pero la transformación más interesante está pasando en la franja media de China en la que viven unos 800 millones de personas y que está registrando un proceso similar al desarrollado en la costa hace una década. Ese es el gran desafío para cualquier empresa de aquí, pero entrar en ese mercado no es fácil porque culturalmente es una zona muy china.
Usted no considera a China un país emergente, ¿por qué?
Si se repasa la historia se ve que Oriente Medio y China han sido el centro de gravedad del mundo económico durante gran parte de los últimos 2.000 años, salvo los últimos doscientos con la revolución industrial en Inglaterra. Los chinos se ven a sí mismos como el centro del mundo. Para China los dos últimos siglos han sido un paréntesis en la historia. No es igual que India o Brasil, países jóvenes. China ha sido un país con un gran peso económico en el mundo desde la época de la ruta de la seda. Un país que inventó la pólvora, el papel o la moneda, -la mejor contribución a la economía-, no es un país emergente. El problema de China es que nunca en la historia tuvo una armada como España, Inglaterra o Estados Unidos.
¿Hay qué cambiar de mentalidad para hacer negocios en China?
Sin duda. Hay que adaptarse y adaptar nuestros productos a un mercado que es muy distinto al nuestro y donde las formas de relacionarse tienen poco que ver con las occidentales. Allí las relaciones personales y la confianza están antes que los contratos. El entorno para hacer negocios en China está condicionado por una legislación y una cultura simplemente diferentes. Si me pregunta si hay seguridad jurídica en China sí la hay pero a su manera. Hay una legislación pero el sistema legal actual sólo tiene 30 años y el problema es la aplicación e interpretación de la ley. China adopta el sistema socialista con características chinas ¿Qué es esto? Solo los chinos saben qué es.
Empresas navarras y de la CAV tienen resquemor a instalarse en el país por el miedo a las copias.
La cultura occidental es muy individualista. Aquí pensamos, por ejemplo, que el dueño del conocimiento es el que lo origina, de ahí la importancia que le damos al tema de la propiedad intelectual. Pero este concepto no sirve para la mentalidad china. Es un país comunista que tiene interiorizado que el conocimiento es del pueblo y por mucha ley que tengan para proteger la propiedad intelectual culturalmente piensan así. Los chinos no creen que están copiando y haciendo algo mal. Solo dicen: yo soy capaz de hacerlo igual. Si vas a China tienes que incluir dentro de tu plan de negocio que te van a copiar tus productos. Ese es el miedo alemán, pero es la realidad. Solo tienes que fabricar en China lo que quieres que te copien, lo que no quieres que te copien no lo lleves a fabricar a allí. Pero China ya no es un país que sólo produce barato. Tiene calidad y sólo le falta generar marcas, pero está siguiendo el proceso de Japón o Corea. En la costa además los costes laborales han subido mucho y una plantilla puede rotar totalmente en sólo tres meses.