La resistencia de los extrabajadores de Inasa no evita su desmantelamiento
la jueza no admite la suspensión cautelar de la venta de la maquinaria a una firma británica
s. zabaleta/j.a. monreal
irurtzun. La resistencia de los extrabajadores de Inasa para mantener sus puestos de trabajo con la oferta de Griphus Parners se desvaneció ayer. A las siete de la mañana, varios camiones y una docena de operarios entraron a la planta de Inasa para iniciar el proceso de desmontaje de la maquinaria adquirida por la británica Bridgnorth Aluminium. A las tres de la tarde, tres camiones abandonaron la planta con la maquinaria, relató el extrabajador de Inasa Fernando Carrión.
Poco antes, la jueza de guardia del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pamplona informó a los exempleados de que no admitía la suspensión cautelar del contrato de compraventa con la firma inglesa presentado por la plantilla el martes.
La jornada de ayer despertó del sueño a los exempleados de Inasa, que han luchado por conservar sus empleos, después de que Baikap despidiera a la práctica totalidad de la plantilla -unos 150 trabajadores- el pasado agosto. La oferta del grupo Griphus Parners ofrecía más de cien puestos de trabajo con la reanudación de la actividad en Irurtzun, pero ayer esta posibilidad se esfumó de golpe. "La gente está muy desilusionada y muchos están llorando", detallaba el exempleado Fernando Carrión después de protagonizar una marcha por Irurtzun a las siete de la tarde. Finalmente no podrán reflotar a Inasa, en pleno proceso concursal desde noviembre de 2012. Y tampoco conservarán en la empresa la maquinaria por la que tanto han luchado.
Bridgnorth Aluminium defendió "la legalidad de la compra del material y su traslado" después de haber pagado por ella 3,1 millones de euros. La firma adquirió la maquinaria en una subasta del 13 de mayo "con el auto firme de aprobación" del Juzgado de lo Mercantil de Pamplona.