vitoria. El proceso de saneamiento exigido por Bruselas a la banca española para reducir el volumen de activos tóxicos sigue cobrándose víctimas en forma de sucursales y de puestos de trabajo. El año pasado el sector perdió casi 2.000 oficinas, y con ellas 11.600 empleos, lo que supone el 35% de las oficinas bancarias cerradas en toda la eurozona y el 27% de los puestos destruidos. Desde que comenzó la crisis, España ha perdido casi 8.000 sucursales que han dejado en el paro a algo más de 42.000 trabajadores.

El número de empleados del sector financiero era a finales del año pasado de algo más de 235.000, un 4,6% menos que en 2011, según datos del Banco Central Europeo (BCE) que recoge Europa Press, que cifran el total de sucursales del Estado en 38.200, un 5% menos que en 2011. Pese al ajuste, el sector financiero español sigue siendo el segundo más abultado entre los países del euro. El BCE también indica que, del total de sucursales bancarias contabilizadas a finales de 2012, la gran mayoría eran de entidades españolas, otras 77 oficinas eran de firmas de la Unión Europea y otras 8 de bancos de fuera de los Veintisiete. Los bancos extranjeros prácticamente no redujeron el número de oficinas el año pasado, recayendo así el ajuste en las entidades españolas.

Devolver el pulso a la banca ha sido uno de los objetivos de las reformas puestas en marcha por el Gobierno de Rajoy, que hace poco más de un año solicitaba un rescate de hasta 100.000 millones a Europa para salvar a las entidades más perjudicadas por la crisis inmobilaria como Bankia, Novagalicia o Catalunya Banc. Estas tres entidades han recibido más de 45.000 millones, a los que hay que sumar lo recibido por otras más pequeñas, que eleva la parte del rescate ya consumida por encima de los 50.000 millones. A cambio del dinero, Europa ha impuesto duros sacrificios en el gasto al Estado español, de los que tampoco han podido escapar las entidades rescatadas. De hecho, de los casi 12.000 empleos perdidos el año pasado una buena parte corresponden a Bankia y Novagalicia. Otra parte ha venido motivada por las fusiones producidas entre entidades para cumplir con los requisitos de solvencia impuestos por Bruselas, que convierten en innecesarias algunas oficinas, y por la conversión de cajas de ahorros en bancos.

Desde 2008, cuando comenzaron los recortes en el sector, en España ha bajado casi un 20% el número de oficinas bancarias y de trabajadores, lo que supone más de la mitad del ajuste realizado en la zona euro.